La polémica creada estas dos últimas semanas en torno al cobro de un canon de 95 euros al grupo de teatro escolar del instituto Ramón Menéndez Pidal de A Coruña supone un perfecto caso práctico sobre el funcionamiento de los derechos de autor. Los alumnos del centro van a representar Bodas de sangre de Federico García Lorca en el Forum Metropolitano el próximo 19 de febrero. La SGAE les obligaba a pagar por ello. ¿Su argumento? Como la función tendrá lugar en un recinto integrado dentro del circuito de salas comerciales y de teatro aficionado, el grupo pasa de escolar a ser considerado una compañía de teatro aficionado. La repulsa ante esa postura fue inmediata. La sociedad, incapaz de entender cómo se le estaba imponiendo algo así a unos escolares, apuntó con el dedo a la entidad gestora.
Pero en la argumentación de la SGAE quedaba al fondo un tercer agente que, generalmente, se mantiene fuera de estas polémicas: los titulares de los derechos de autor. Si, tal y como sostienen la SGAE, ellos son los que establecen lo qué se cobra y cuándo se cobra, cabía formular una pregunta: ¿Ya que la SGAE actúa como simple intermediaria al mandato de los autores y/o herederos qué sucede si estos titulares renuncian al cobro? El interrogante se hizo. La respuesta, aunque no todo lo contundente que debería, fue la lógica: si los herederos de Lorca renuncian al canon este no se cobra.
La polémica se paseó durante días en las hojas de los periódicos y los diales de la radio. De cualquier modo, el propio director del centro, José Toba, remitió un e-mail a Manuel Fernández Montesinos, sobrino de Federico García Lorca y representante de la comunidad de herederos del escritor, explicándole el caso y solicitando la exención del canon. No sirvió de nada. Tal y como explicó Toba, la respuesta de Fernández Montesinos (que días antes había manifestado su deseo de no cobrar, diciendo que la SGAE no le había comunicado nada del caso en concreto) coincidía, punto por punto, con la argumentación de la SGAE.
“Que paguemos no significa que nos vayamos a callar”, afirmó el director del instituto, que empleó gruesos adjetivos para definir tanto a la SGAE como a los herederos de Lorca. A ambos los acusaba de escudarse en la burocracia, de no querer ver lo que todo el mundo veía con una claridad meridiana: que lo que iba a tener lugar el 19 de febrero en el Forum Metropolitano era una función escolar. Las muestras de solidaridad no se hicieron esperar. Mensajes de apoyo en la prensa, grupos de Facebook, la propuesta del BNG en el Congreso de los Diputados para cambiar la ley… ¿La más entrañable? Un ex alumno del centro, hoy vinculado al mundo del teatro, que se ofreció a pagar de su bolsillo los 95 euros.
Y cuando todo apuntaba a un escándalo monumental, el heredero de García Lorca, Manuel Fernando Montesinos, telefoneó al instituto. Ocurrió anteayer, seis días después del estallido de la polémica. En esa conversación Montesinos modificó la postura que había manifestado en su misiva electrónica. Acto seguido solicitó a la SGAE que no cobrase el citado canon. Y la SGAE, como no podía ser de otra manera, atendió la orden.
De todo el proceso sabe concluir una explicación lógica: la SGAE actúa por orden -explícita o implícita- de los creadores y de los titulares de sus derechos. Pese a que la opinión pública, por lo general, detiene su análisis en los aspavientos televisivos de Jose Ramón Martínez Marquéz (¿se puede usar su nombe artístico o hay que pagar derechos?), existe detrás todo un elenco de titulares de derechos que se lucran de toda esa gestión, la aprueban y permiten que siga existiendo. De ellos, como ha quedado demostrado en este caso, también depende que no se cometan según qué abusos morales y económicos. A la SGAE se le puede culpar de muchas cosas. Aquí, por ejemplo, de aferrarse al cobro en base a un concepto de “compañía de teatro aficionado” que, a todas luces, no cuadraba con la realidad. Pero todo se podía haber evitado desde el principio con una renuncia expresa de los herederos del escritor granadino.
La renuncia llegó. Eso sí, un día después de habérsela negado el director del centro por correo electrónico. Cabe preguntarse ahora: ¿Hubiera terminado todo así de no haberse usado el altavoz de la prensa? Los chicos creen que no. La sociedad, en general, mucho nos tememos que piensa lo mismo. Por ello, estos adolescentes son hoy los héroes de la lucha contra el exceso. El de la SGAE, pero también el de los titulares de los derechos de autor que se parapetan en ella.
Buena visión del asunto y muy bien escrita. Estas cosas se entienden mucho mejor cuando no se cae en los tópicos de insultos a la SGAE y demás (por cierto, yo no comparto para nada la visión y modelo de dicha sociedad de autores, no os vayáis a pensar que soy un pro-sgae. Todo lo contrario).
Enhorabuena Javier, este blog es cada día más grande.
La SGAE va de la mano de los autores. Me parece una afirmación muy aventurada. Tengo entendido que esta asociación cobra unas cuotas a sus asociados además de cobrarles el 15 por ciento por cada gestión de sus obras(si no es así que me corrijan)y, además de otras cosas, cobra un montón de dinero «sin nombre» por otros derechos cuyo reparto nadie sabe como funciona. Por si fuera poco se cree en posesión de tener todos los derechos de autor de todos los artistas de España recaudando para sí derechos de autor de artistas que no están siquiera en la SGAE. Expuesto esto no dudo que los autores tengan su evidente protagonismo en esta Sociedad Gestora pero más bien creo que ésta va de la mano de si misma. En este caso que nos ocupa me extraña sobremanera el cambió de actitud del heredero de Lorca, primero si, después no, y al final sí, da la impresión de que «alguien» influyó interesadamente en él y después, al ver la realidad, recapacitó sabiamente. Personalmente si yo representara a un autor jamás le recomendaría a este que le cobrase derechos de autor a unos chicos de instituto.
Si Lorca levantara la cabeza…
Como Paris, veo demasiada turbiedad en la SGAE sobre su funcionamiento y, sobre todo por cobrar derechos de autor de los «no alineados» con la organización.
A pesar de estar más o menos de acuerdo con el contenido, me gustó este post. Enhorabuena Javier
la SGAE va de la mano de ALGUNOS autores. Conozco 3 socios de la SGAE y mejor me voy a callar
Lo que es increíble es que 70 años más tarde de la muerte del autor, tanto la SGAE como los descendientes sigan cobrando derechos de autor. Los autores son privilegiados: viven del éxito de una obra toda su vida y no solo eso, sino que sus descendientes siguen viviendo de ello. Habría que tener un registro oficial de obras (mantenido por un organismo oficial y no una entidad privada), y limitar el cobro de derechos a autor a 10 años como mucho desde la fecha de registro.
Eso facilitaría el acceso gratuito a la cultura por parte de los ciudadanos (a partir de los 10 años), supondría un estímulo para los artistas para que sigan creando (y que no vivan toda la vida de una obra), y limitaría el las recaudaciones indiscriminadas que lleva a cabo la SGAE actualmente.
La SGAE hace trampa
Si estamos en 2010 y Federico murió (lo mataron) en 1936, ya han pasado 74 años. Por lo tanto, y teniendo en cuenta que ya han pasado 70 años de la muerte del autor, lo lógico es que su obra ya sea de Dominio Público, y que por lo tanto ni la SGAE ni los herederos cobren ningún canon ni dinero por el uso de su obra.
Si la SGAE fuera de la mano de los autores no tendría retenidos los derechos de otras sociedades de autores (DAMA, por ejemplo, con la que llevan años en litigio por la retención ilegal de lo que teóricamente le correspondería a los autores adscritos a ella) ni gestionaría por defecto los derechos de autor de toda obra realizada en el extranjero.
No nos olvidemos que la SGAE es una empresa privada, la única en todo el estado que puede cobrar un impuesto. Y que el problema de fondo en todo esto es la existencia de la propiedad intelectual (o qué coño, de la propiedad a secas).
Estoy radicalmente en contra de la premisa y conclusión de este artículo, que no utiliza más que uno de los argumentos más manidos por la propia entidad.
A mi me llama la atención que nadie haya entrado a fondo y jurídicamente en el asunto.
Según nuestra legislación en materia de propiedad intelectual los derechos sobre esta quedan extinguidos a los 70 años despues de muerto su autor, y si Lorca fallece en 1936 dichos derechos ya no existen y son obras de distribución libre.
Descartes dijo: pienso, luego existo. La SGAE piensan, luego son incultos.
A mi me parece bien que los autores quieran recibir un beneficio por el hecho de crear algo.
Pero a mí, como consumidora, me gustaría que se publicaran una lista con los personajes que estan dentro de la SGAE y por la cual ella cobra un canon en su nombre. Por que pido esto, ya que como me ha llamado inculta la SGAE prefiero gastar mis dineros en otros artistas que no estean dentro de esta asociación. La ventaja de ser inculta es que yo me gasto el dinero en los artistas que me de la gana. Y si alguno de los que me gusta esta dentro de la SGAE pues mira pierde un fan.
No culpo a la SGAE por existir, sino a quien permite su desmadre y sus abusos mirando para otro lado: los políticos.
por cierto ¿cuando comienzan a cobrar por ir cantando en el coche del trabajo?
Si cualquiera de nosotros escribimos un libro, componemos una canción o pintamos un cuadro enseguida vamos a pensar en la manera de proteger lo que se nos ha ocurrido y nos disgustaría mucho que alguien se intente aprovechar de ello. Por ejemplo si escuchamos nuestra canción en la radio, nos damos cuenta de que el premio Planeta de este año ha plagiado nuestro libro o vemos nuestro cuadro reproducido en postales turísticas sin nuestro permiso cualquiera pondría el grito en el cielo.
Las creaciones artísticas son vulnerables porque son fáciles de copiar y por eso hay que proteger los derechos del creador. Seguro que estos chicos tienen zapatillas de deporte que cuestan más que los 90 euros de la obra de Federico Garcia Lorca. ¿por qué no puede ser un gasto más? ¿es más importante el vestuario (que no han pretendido que nadie les regale) que la obra en sí? Si alguien hace una fiesta no le parece mal pagar el alquiler de un equipo de música, unos altavoces o un grifo para cerveza pero ¿por qué nadie quiere pagar los derechos de los compositores e interpretes de la música que van a poner? No soy pro SGAE y creo qeu actuan con exceso de celo en la mayoría de los casos (probablemente este sea uno de ellos) pero hay que tener en cuenta el valor de la propiedad intelectual que no sé por qué todo el mundo quiere conseguir gratis.
«mi punto de vista» tendría razón si Lorca no hubiese muerto hace más de 70 años.
Cuando un arquitecto hace producción intelectual como lo es los planos de un edificio, sus derechos remunerados acaban en el momento en el que vende su proyecto al promotor. Si por ejemplo su proyecto es para un hotel no cobra despues un ingreso por cada vez que una habitación es ocupada.
Son 70 años desde la muerte o declaración de fallecimiento. Federico Garcia Lorca desapareció en la guerra civil, la fecha de su muerte es la más probable pero la declaración de fallecimiento posiblemente sea posterior al fin de la guerra.
Y en el caso del arquitecto, no tendría derecho a una remuneración cada vez que es ocupada la habitación pero sí lo tendría si el promotor hace 100 hoteles en vez de uno. O si por ejemplo construye un puticlub en vez de un hotel.
No entiendo como se pueden seguir consintiendo los clamorosos abusos de la SGAE, casi tan clamorosos como la insultante cantidad de dinero que va a cobrar el impresentable Tedy Bautista por su jubilación.
La SGAE, sabíendolo perfectamente, ha intentado cobrar incorrectamente por dos motivos:
1. Lorca murió hace más de 70 años. Por lo tanto, si no me equivoco, sus obras son de dominio público. Como escribía en castellano, no hay derechos de autor relacionados con traducciones.
2. Un instituto claramente no es una compañía de teatro de aficionados y cobrar como si lo fuera es totalmente irregular.
Alguien debería dimitir en la SGAE por este caso, o como mínimo dar explicaciones claras de porqué ha sucedido este error.
La patente de corso de la que parece disfrutar la SGAE es una de los pocos misterios que nos quedan en democracia.
Poco a poco y gracias a los medios de comunicación, prensa + internet + radiotelevisión + otros medios, por fin en esta sociedad se está tomando conciencia de lo que representa esta EMPRESA PRIVADA, a la que tanto un gobierno como otro permite abusos que deberían estar más que NO PERMITIDOS. El Copyleft, del que poco a poco me estoy informando, como músico, creo que va a ser la solución a este abuso de poder.
Muy buen artículo y creo que todos debemos firmar contra esto (no me canso de enviar correos a toda mi lista) en
http://todoscontraelcanon.es/index2.php?body=ppal
http://www.todoscontraelcanon.es/