La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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(Triángulo de Amor Bizarro realizaron una pequeña gira mexicana a finales del mes pasado. Hoy Fugas publica un pequeño reportaje en el que Rodrigo Caamaño, voz y guitarra, cuenta la experiencia. He aquí la versión extended)

Triángulo de Amor Bizarro y México estaban condenados a entenderse. Su primer álbum, el homónimo Triángulo de Amor Bizarro, fue editado por Emi en el país azteca hace dos años y, desde entonces, los de Boiro estaban empecinados en tocar allí. «Es un poco el síndrome del emigrante gallego, cruzar el Atlántico es un rito de iniciación», explica Rodrigo Caamaño, voz y guitarra del ahora cuarteto. La oportunidad llegó el pasado mes de septiembre. La asociación Unión Fonográfica Independiente (UFI) organizó un showcase con grupos nacionales en México DF. Además de Los Planetas, Christina Rosenvinge, Los Coronas y Digital 21, también viajaron Triángulo de Amor Bizarro.

Aunque ya tenían contactos con sus fans mexicanos a través de Internet, la primera sorpresa llegó cuando confirmaron sobre el terreno que no eran una banda anónima. «En México hay mucho público para el tipo de música que hacemos que en España, está todo mucho más diversificado. Es un poco como el boom que hubo en España en los 90 hacia la música de fuera y nos encontramos con que la gente sí que nos conocía», comenta Rodrigo que se quedó encandilado con la respuesta del público: «Pueden pasar de la ovación al insulto en segundos, lo viven todo mucho más intensamente que aquí». Lo comprobaron, para bien y para mal en los dos conciertos que dieron.

El primero de los recitales formaba parte del evento de la UFI y tuvo lugar en el Lunario del Auditorio Nacional, un recinto con capacidad para unos 2.500 espectadores. Dividido el público entre profesionales de la industria discográfica y público general, Triángulo de Amor Bizarro convencieron desde el minuto uno. «El recibimiento general fue espectacular -asegura Rodrigo-. Ovación tras ovación. Supongo que sería un poco el síndrome del grupo guiri, como el que tenemos aquí. Pero nosotros estábamos encantados. La gente coreaba nuestras canciones, y todos quedamos, cuanto menos, satisfechos».

TAB tocando «El fantasma de la transición» en el Lunario del Auditorio Nacional de México DF.

La segunda actuación tuvo lugar en un Hard Rock Café. Y en territorio adverso. Pero Triángulo de Amor Bizarro ya demostraron más de una vez que son como Hristro Stoichkov: juegan mejor con el público en contra. Ese día ocurrió. Dejemos que Rodrigo narrane cómo sucedió: «Teloneábamos a los Bunkers, un grupo de espectacular éxito en México, de un estilo bastante diferente al nuestro, con un público formado principalmente por adolescentes fans de Hanna Montana. Cuando íbamos por la segunda canción, parte del público empezó a corear «!Bunkers, Bunkers!» y nos encabronamos. La gente que había venido a vernos a nosotros, una minoría de la sala y la mayor parte invitados nuestros, respondían con una gran ovación tras otra. Nosotros, por nuestra parte, decidimos sobre la marcha quitar las canciones más pop de nuestro repertorio y subir el volumen de los amplis a tope para centrarnos en nuestro repertorio más vacilón. La verdad es que fue uno de nuestros mejores conciertos. Pocas veces hemos disfrutado tanto en un escenario. ¡Fue un desfogue total! Al acabar el concierto nos despedimos con el público literalmente dividido entre el silencio sepulcral de la mitad del público en contraste con la ovación brutal de la otra mitad. Convencimos».

Entrevista con Óscar e Isa para Rock&Radio

Pero además de los conciertos y una intensa campaña promocional, los Bizarros se echaron de lleno sobre la gastronomía mexicana. Rodrigo lo detalla: «La base de nuestra alimentación fueron los tacos y las quesadillas. Nada que ver con las que se toman por aquí. Por 10 pesos, al cambio algo así como 50 céntimos, puedes comerte unos estupendos tacos de carne irreconocible y sabor inigualable. En una de las entrevistas que nos hicieron, ésta para noiselab, se les ocurrió llevarnos a un restaurante de comida prehispánica, con lo que pudimos probar manjares como los gusanos tostados, los huevos de hormiga, el pez lagarto, cocodrilo y mono no, porque no era época (mono yo no podría). También jugos espectaculares como el pulque, además de corroborar los rumores locales de que el tequila es para turistas: lo bueno es el mezcal».

Cambios y futuro

Pocos discos son más esperados en el indie nacional como el segundo de Triángulo de Amor Bizarro. El grupo, que ha sufrido cambios («Ahora somos cuatro, con Rafa y Oscar y la verdad es que sonamos mejor que nunca», asegura Rodrigo) está a las puertas de, al fin, meterse en el estudio. «Estos días estamos acabando ya las últimas canciones para entrar a grabar entre este mes o el que viene –detalla Rodrigo-. Lo de México nos retrasó un poco, pero mereció la pena. Supongo que lo tendremos listo para sacarlo en enero o febrero del año que viene».