La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
Seleccionar página

primal-scream-beautiful-future-438334-991.jpg

Lo que en principio parecía una buena noticia (el abandono del ejercicio de estilo stoniano de su predecesor, Riot City Blues), al final no lo ha sido tanto y trae consigo una muy mala noticia: la que hasta hace poco era probablmente la mejor banda de rock del planeta está en caída libre total. Sí, el nuevo álbum de Primal Scream decepciona y supone todo un gozo en el pozo para aquellos seguidores que, ilusionados ante el retorno por la senda electro-rock, esperaban un nuevo Xtrmntr o Evil Heat. Ya desde el single de adelanto, el correcto y garagero Don´t Look Back, anuncia lo que nos vamos a encontrar: canciones a las que le falta punch, que emplean la repetición como levadura y que no llegan a cuajar en ningún momento.

Eso ocurre incluso en los cortes supuestamente más destacados. Zombie Man, que arranca arrebatadora como una secuela del rock souleado y stoniano que patentaron en la célebre I´m Movin Up, se agota a la tercera vuelta. La instrumental Suicide Bomb gira en un abrupto bucle que no llega a ningún lado y hace recordar eso de el empleo de drogas en la creación fomentan las ocurrencias y las revelaciones geniales que, luego, en el mundo real resultan un soberano tostón. Y, por su parte, la plomiza inmersión en los ambientes funks a lo Prince de Uptown tampoco logra envolver pese a intentarlo desesperadamente.

Como se puede apreciar, el salto de estilos es constante. El vacío, sin embargo, es similar. I Love Hurt (alimón con Lovefoxx la cantante de Cansei de Ser Sexy) se queda en una prescindible invocación a la estética de Suicide. Necro Hex Blues promete algo de la energía de Xtrmntr, pero carece de tensión y jamás llega a cerrar el puño del todo. Quizá, el pop saltarín y perezoso de The Glory of Love con el fantasma de T-Rex al fondo sea de lo más destacable en un álbum caracterizado por la flojera y que está muy por debajo de lo que se le puede y se le debe exigir a una banda tan importante como Primal Scream.

Cuando más de uno ya ha encargado la lápida, conviene recordar que tras el fallido Give Out But Don’t Give Up de 1994, cuando ya nadie daba un duro por ellos, Bobby y su troupe regresaron en el 97 con el apoteósico Vanishing Point. ¿Volverá a pasar? Por el bien del rock ojalá así sea.