No llega el tercer álbum de los londinenses Bloc Party en las mejores condiciones. Su precedente, Weekend In The City, supuso un auténtico jarro de agua fría entre aquellos que veían al cuarteto como la gran salvación de un pop británico cojo de referencias de peso en esta década (es decir, lo que otrora fueron, por ejemplo, The Cure, Stone Roses o Pulp). Su envoltorio AOR y esa profundidad malentendida borraron la sonrisa que dibujó Silent Alarm, su álbum de debut del 2005. Ahora, esta jugada de sacar el disco por sorpresa en Internet (luego, lo editarán en octubre en formato cedé con extras), suena más a búsqueda de titular y noticia en la que se habla de todo menos de música que otra cosa.
No será aquí el caso, aunque el continente puede dar una idea del contenido porque, en lo musical también pretenden captar la atención desde el primer minuto. Pirotécnico y efectista, Intimacy es uno de esos discos que se echan sobre el oyente hasta aturdirlo. Empiezan como una bomba para el Ipod usando los trucos de Chemical Brothers en Ares, continúan acudiendo a la formula de sus primeros discos con suplemento de producción barroca a la Timbaland en Mercury y acuden al indie-rock americano de los noventa (la sombra de Superchunk es evidente) desde la óptica post-punk en Halo. Van tres temas y, llegado a este momento, ya se sabe que han mejorado el descalabro del álbum precedente. Pero también que todavía no ha llegado nada memorable.
No lo hará. Ni con el puntillismo electrónico de Sings, la épica operística de bolsillo de Zeprehus, ni tampoco, una vez más, por la vía rockera. Los renglones torcidos de las guitarras de Trojan House, el intento de actualizar la chispa del mítico Banquet a golpe de saturación en One Mouth Off o ese acercamiento a Depeche Mode de Better Than Heaven son piezas mas bien irrelevantes. Y aunque puedan despistar con un sonido abigarrado y supuestamente arriesgado, todas esas canciones, en suma, no dejan de indicar lo que siempre fueron desde su primer álbum: un grupo sobrevalorado.
Videoclip de Mercury
si
¡Qué puedo decir! Nunca han sido santo de mi devoción, quizá porque ya en «Silent Alarm» abusaban de esa intensidad épica de los «emo» travestidos de post-punk. Su segundo disco, por tanto, no me pareció decepcionante, si no todo lo contrario. «Weekend in the city» los dejaba más en evidencia, pero esta claro que será este «Intimacy» el que los deje definitivamente con el culo al aire.
Es inevitable que «Ares» se convierta en el revientapistas «indie» del año; junto con el nuevo single de Oasis, «Falling Down» remezclado por los Chemical Brothers, se lleva todas las papeletas. En fin, yo de toda esta camada me quedo tan solo con Franz Ferdinand.
Lo que sí me ha encantado es el video: monos, «serie Z», científicos bizarros… ¡si parece hecho a mi medida!
Antes de nada, o novo logo de tve paréceme horrible, infame. Especialmente o de «la uno».
«Quien siembra vientos…»
O problema non é só de Bloc Party, Javier: saltándonos o rollo de que o rock’n’roll sempre foi marketing (co cal todo está xa «sobrevalorado») só que agora incluso dá diñeiro (masivamente, claro: estou seguro de que todos os visitantes deste blog teñen unha noción ben certa da cantidade de grupos, concertos, euros que hai -e subindo- agora mesmo), está claro que non había que ser Einstein para adivinar o que lle sucedería a Bloc Party -do mesmo xeito que non hai moitos Javieres que se atrevan a dicilo, o cal parece que descoñecen esas bobas que andaban por aí estes días comentando.
O grupete este molón -lembro unha crítica que comparaba o seu debut co Nevermind… santo dios…- é máis ben unha víctima (forrados, si, pero refírome ao musical) da, francamente, ESTUPIDEZ de que no 2008 siga existindo a batería, o piano, a guitarra e, por se eso fora pouco, non son nostálxicos de Santana ou de Mozart -vamos, esbirros de Tutanjamón vagando por Leipzig ou Friburgo, ou acomodados sexaxenarios- os que os tocan, senón bribonzuelos de 20, 30 anos. Arctic Monkeys. Je.
Non me parece de recibo fomentar (esto é un exemplo, non unha cuchillada) o culto a Bobby Dylan e logo queixarse de que Bloc Party carecen do carisma de The Cure. Bueno, o problema é que se trata da mesma música. Portadas distintas, ambientacións diferentes, pero sempre de fondo o runrún do 4/4 e o frontman desgranando os «grandes temas» (…) ao ritmo da consonancia poética. Entón, xa que é a mesma música, ¿por que este mola e o outro non? Cuestión de referencia: ti, que calculo naceches nos 70, prefires The Cure; quen hoxe teña 15 anos, Bloc Party. Así de simple. Logo pasarán 10, 50, 100 anos, e o gurú do momento dirá «este molaba porque… blabla (argumentos insustanciales, coma calquer argumento)», e a platea tomará nota (escoitar un disco non é o que lle dá de comer) e irá repetindo o soniquete por aí ata que cicatrice nalgunha enciclopedia, cáncer ou sistema educativo molongo.
Entón, a cuestión é ata cando seguirá este desvarío (Leonard Cohen no Fib… yeah) de ver o que se supón é arte (arte es sufrimiento) coma moda (cuyo mayor sufrimiento se localiza en el tabique nasal), e non separar politonos de polifonía: por exemplo, xa sei que ti, coma calquer (calquer) outro periodista terás unhas directrices para escribir aquí, pero poderías usar o truco de separar as entradas en dúas categorías: unha «basura», outra «desechos»… en «desechos» aparecería todo ese rollo comercial… amaral, el canto del loco, porque son malos pero non molestan; en «basura», o resto do rock’n’roll (en especial o underground), porque son máis perigosos que Eva. E de vez en cando, cando houbera bos discos, incluso decentes, aparecerían como «fóra de categoría».
Se ben, o ideal sería nin nombrar todo eso e ter cousas VIVAS sobre as que discutir.
(espero golosamente la crítica de lo nuevo de Bluff Mierdinand)
🙂
Hombre Emilio, bienvenido. Un placer tenerte por aquí de nuevo! A mí Franz Ferdinand tampoco me entusiasman. En realidad, el post-punk británico este de marras (a excepción del primer álbum de Art Brut) no me dice casi nada. Yo soy más de Apeiron, jejeje
Venga, venga… Que la cosa viene calentita. Emilio, vuelves con fuerzas renovadas y ánimo de polemista televisivo… Me encanta lo vehemente que puedes resultar, entrando como un elefante en una chatarrería y arremetiendo contra propios y ajenos.
De todas maneras, esta vez me flaqueas un poco en los argumentos. Porque venir a estas alturas de la película a críticar el «convencionalismo» de los grupos de pop, sacar el tema del sufrimiento, la «alta cultura», el «Arte» y tal y cual… No sé, hijo, no sé. Con guitarra, bajo y batería se han hecho cosas gloriosas, inmensas: absolutas. No te digo más: incluso hay solistas que por sí sólos ya valen un mundo. Ahora bien, no voy a entrar al trapo con Dylan porque, en el fondo, sé que nos das toda la razón del mundo, aunque no quieras reconocerlo abiertamente (je, je, je…).
Lo que si te diré es que a The Cure a mí me han llegado a aburrir hasta límites insospechados; pero no quiere decir que «Three Imaginary Boys» y «Pornography» no me sigan pareciendo dos discos del copón bendito. Tienes razón en lo de que Bloc Party supone para los chavales de ahora lo que supuso The Cure a los que nacimos a finales de los setenta. La diferencia es que el tiempo pone a cada cual en su sitio y coincidirás que, también en eso, la balanza siempre se inclinará a favor de los de Robert Smith.
¿Quieres discutir sobre cosas vivas? ¡Pues sacad el disco para que os pongamos a caldo!
Abrazos!
Eh, lo de polemista televisivo no te lo perdono!
Seguramente non me expliquei ben (como de costume), pero a min si me gusta Dylan… o de 1960, 1970… Agora só me parece viable falar del coma quen examina un colega de Atapuerca: sitúo os seus últimos discos nalgún vector perdido entre os anos 1978 e 1979, e santas pascuas. Simplemente, para min non existe HOXE. (Obviamente, a el perdónaselle porque non é un adolescente; a estes si que non llo perdono).
Polo demáis, dasme a razón inocentemente con ese «SE HAN HECHO cosas gloriosas». Se han hecho, David, se han hecho. E non critico o convencionalismo do rock’n’roll, de feito gústame moito; pero, xa sabes, o de 1950, 60… por que non buscamos outro convencionalismo? Aínda así, se deso se trata, non te preocupes que teño preparados 4 ou 5 discos de Emilio José: basura a saco. O primeiro nun par de meses, ou así. Supoño que chegará o día no que nos centros de poder se farten de tanta broza e empecen a, directamente, queimar discos. Os meus os primeiros.
🙂
(das clases de sitar?)
🙂
Bloc Party nunca me apasionaron. Tienen temazos como «Banquet» o «Hellicopter» pero no soy capaz de aguantar un disco entero. Creo que grupos como éste hay tantos que aburren, no salvaría ni uno de esta generación de Franz Ferdinand, Kaiser Chiefs, Maximo Park, Editors, Interpol, … Y los que salen ahora también me parecen lo peor, tipo Sons & Daughters, Dragonette, 1990´s, MGMT… Pueden tener algún single interesante pero se me hace muy difícil aguantar un disco y además son tremendamente repetitivos y muy comerciales. Y lo que tiene es que enseguida te cansas de su música. Hace mucho tiempo que no escucho un «hype» que me parezca novedoso y no me aburra sobremanera. De vez en cuando sale un !!! o un LCD Soundsystem que sí sorprenden por su innovación, aunque no te guste el estilo.
Casi prefiero un músico novedoso en un estilo que no me entusiasme que un nuevo grupo de estos todos iguales.
Bueno, Lau… A mi tampoco me parece que ni !!! ni LCD Soundsystem inventen nada nuevo.
Chk-Chk-Chk siguen la herencia de gente tan reivindicable (e imprescindible) como Arthur Russell o Liquid Liquid, aportando el brío sincopado del post-punk y reinventando los ritmos del funk y hasta del afro-beat desde una óptica contemporánea. Lo cual ya es decir muchísimo, claro; de hecho, soy fan incontestable de sus dos últimos álbumes.
Por su parte, James Murphy ha insuflado nueva vida a la música de baile a base de profanar el kraut rock de los setenta (con Faust y Can a la cabeza) y remozarlo con toques de house y techno del bueno. Me parece un tipo brillante y muy inteligente, aunque en ocasiones peque de bocazas y caradura. A pesar de todo, pocas veces he vibrado tanto en un concierto. Grandísima banda.
El problema de Bloc Party es el de siempre: la maquinaria de mercadotecnia de una multinacional como V2 (antigua subsidiaria de Virgin Records), que han visto en ellos la gallina de los huevos de oro. Hay que reconocer que han conseguido imponerse a grupos a priori mucho más interesantes, como es el caso de The Rapture. Por cierto, que su pelotazo «House of Jealous Lovers» le debe la vida al Sr. Murphy y su socio Tim , capitostes de DFA Records.
Recuerdo cuando Bloc Party todavía se veían limitados al mercado del emo-core a principios del dosmil y poco, grabando para DinMak y sin comerse un panchito. Lo mismo ocurrió con los ya citados Rapture, Hot Hot Heat y demás glorias de un día. Al menos en esto, los Bloc Party supieron llevarse el gato al agua. Y todavía les dura… pero veremos cuanto. La producción «timbalandesca» a la que alude Javi en la reseña es síntoma de agotamiento de ideas y de un nulo olfato. Es algo notorio que Timbaland se quedó sin fuelle después de echar el resto con Kelis; lo mismo ocurrió con The Neptunes. Al menos podían seguir el ejemplo de Beck, que gracias a Danger Mouse (el genio en la sombra detrás de esa gran banda de juguete que es Gnarls Barkley) ha grabado su mejor disco en más de una década.
Por cierto, Emilio: se han hecho, hacen y harán cosas gloriosas con guitarra, bajo y batería. Pero reconozco que me muero de ganas de escuchar algo nuevo tuyo. Cuando quieras, intercambiamos cd-r’s por clases de sexo tántrico.
😛
¿donde esas clases de sitar? ;Pviva el debate eterno entre arte y/o mercadotecnia y/o globalización y/o homogeneización musical … en definitiva, si, vale, todo es lo mismo y suena igual, pero como decia mi abuelo… «todavía hay clases» y todavía puedes escuchar un tema y diferenciar si tiene algo de propio, singular y auténtico o si simplemente sigue la corriente del resto, mermando el resultado hasta el extremo de q todo suene igual. hoy en dia ya nadie se arriesga pq no puede (y el q se arriesga es dios; no bob dylan xDD). No creo q sea cuestión del 4/4: feeling good/lucy in the sky/inmigrant song/white rabbit/dancing barefoot/children of the revolution/wih you were here/strychnine/bigmouth strikes again/old man…(vaia mezcla!y muchos mas!), son algunos ejemplos de 4/4 con frontman/woman con algo bien puesto, creo io. hoy en dia la industria o el sistema no les dejaria aparecer, creo io tb. asi q «las nuevas bandas» prefieren grabar la guitarra al revés y ponerse de rodillas y descalzo a tocar el sitar, pq eso si q vende q recuerda a george harrison en la india aunq sea basurilla de imitación lo q estan tocando…son como chinos! jeje y eso es lo q me pasa con estos tios de bloc party, no es q me disgusten del todo pero los escucho y me suenan a made in china, igual q los ferdinand o los babyshambles a cien mil años luz de distancia de the cure o la joy division, a esos si q les importaba un comino lo q estuviese haciendo el vecino de al lado… a mi tb me parece patetico el nuevo logo de tve
Nada más lejos de mi intención que defender a Franz Ferdinand. Creo que sus canciones se bastan por sí mismas para demostrar que poséen el mayor empaque como banda de cuantas han salido al amparo del tan cacareado «hype» del post-punk. Sin ser un grupo que me entusiasme, me parece que sus discos son una buena muestra de cómo facturar un producto digno y bien hecho desde el propio «mainstream», sin resultar carne de cañón para adolescentes.
Sonar con los Beatles, Dylan, Neil Young o cualquier otra «vaca sagrada» (expresión que arrastro desde mis vacaciones en Varanasi) en pleno siglo XXI, me parece de una gazmoñería supina. Sobre todo teniendo a bandas jóvenes tan interesantes como No Age (¡ojo, Emilio: guitarra, bajo y batería!), Fuck Buttons, Health o Holyfuck. Y lo mejor de todo es que apuntan a desarrollar su sonido en futuros trabajos que pueden resultar todavía más destacables.
Para mí, el mayor ejemplo de honestidad y creatividad al alza son (y al paso que llevan, trás más de 25 años en el candelero) los Einsürzende Neubaten, cuyo último LP, «Alles Wieder Offen» es de lo mejor que han grabado en lustros y se merienda con patatas a cualquier «trendy» con gafas de pasta. Constatar que todavía quedan bandas que pueden presumir de poseer una voz propia (como Deerhunter, Liars, Human Bell o Wooden Sjips), hacen que uno no pierda la esperanza en echarse algo realmente suculento a las oídos.
Ver como gente del temple de Bonnie «Prince» Billie, Animal Collective o mis adorados Akron/Family -junto con Comets On Fire, el mejor «rock americano» del momento- reinterpretan y descodifican la herencia del pasado, reinventándola en algo emocionantemente «nuevo», tampoco tiene precio.
Volviendo a Bloc Party: en el último Rockdelux se narra una jugosa anécdota sobre el pasado Summercase. Parece ser que el vocalista se acercó a Johnny Rotten para preguntarle porqué se reunían los Sex Pistols, en lugar de hacer lo mismo con PIL. Lyndon, ni corto ni perezoso, comenzó una trifulca que acabó en sonada escabechina. No había ocurrido nada tan memorable en ése festival desde que a Bobby Gillespie le partieron la cara a la puerta del hotel, por baboso y bocazas. Tras aseverar que su problema es su «actitud de negro», se lió a mamporros con el cantante. Los líderes de Kaiser Chiefs y Foals intervinieron, recibiendo una buena ración de hostias sin consagrar por parte de los guardaespaldas de Lyndon y acabaron por ser expulsados del festival y fichados por la policía.
Creo que esto es una manera expeditiva (aunque tampoco muy justificable) de darme la razón en mi aseveración de que «el tiempo pone a cada uno en su sitio». O te pone el ojo morado, claro.
Vaya anecdota. Bueno, más info, aquí:http://www.musica.heineken.es/noticias/bloc-party-regresan-inesperadamente-con-intimacy/4576