Existen dos historias del rock: la que llega hasta el 77 y la que arranca justamente desde ahí. En la primera parece existir consenso al respecto: los Stones, los Byrds y Jimi Hendrix con clásicos, y pese a todos los malditos que se quedaron por reconocer, la justicia prevalece. En la segunda, sin embargo, nada es lo que parece, lo más conocido y radiado rara vez suponía lo mejor. En los ochenta, mientras Dire Straits, Simple Minds y Spandau Ballet sonaban en las radios de medio mundo, el subsuelo ardía. Se anunciaba la explosión que llegaría años después.
Uno de aquellos no-hits era Never Understand de Jesus and Mary Chain. Pasión, mitomanía y nihilismo en una cápsula que nacía de espaldas a todo, que es la única manera de hacerse fuerte cuando eres un joven aterrorizado y totalmente inseguro. Fueron nuestros Sex Pistols particulares, nuestra Velvet Undeground en tiempo real, la banda que sonaba tan auténtica que te comprabas su camiseta y te hacías fan a muerte. Por ello (como en el caso de los Pixies, por ejemplo) molesta tanto verlos ahora por los escenarios de los festivales, sin más espíritu que el recaudatorio recogiendo unas rentas que, en efecto, les pertenecen, pero que mancillan la leyenda de una banda cuyos cinco primeros álbumes posiblemente aún no hayan sido lo suficientemente valorados.
Never Understand cuando había magia verdadera
A min tamén me molestan estes comebacks a base de dólar, pero moléstame máis –ata chegar a ferirme– o comeback encuberto que supón que grupos de hoxe, de 2008, de postadolescentes e blabla, disfracen (¿ou non será cousa dos músicos…?) de actualidade cancións que, ademáis de non sumar nada máis que interese social, económico, coolhunterístico se queres («musical» apenas, dende logo), se perderían nos ipods de catro colegas se non fose por a) a necesidade de acceder a producción contemporánea para inspirarse ou ter tema de conversación ou simplemente bailar e b) a ultraproliferación dos festivais, que tanto placer proporcionan aos promotores ao observar -ademáis da rentabilidade- como, de pronto, con este invento da falsa-cultura-libre (¿libre en que?), xúntase a De La Soul con The Go! Team no mesmo cartel, por exemplo, e, milagrosamente, non parece decadente e aburrido. ¿Por que será?
🙂
Lo de My Bloody Valentine es por pasta también?
Buff habrá que verlo… El problema no es tanto la pasta, como el hecho de que sea solo por pasta, sin nada artítisco que lo respalde