La Voz de Galicia

Démosle una vuelta

Columna en Nuestro Tiempo, octubre-diciembre 2014:

Démosle una vuelta

El humor, como todas las artes, funciona por comparación con la realidad: uno se ríe de lo que reconoce. Sin un conocimiento previo compartido con su público, es imposible que alguien haga reír. De ahí que encontrara gracioso un sucedido que me contaron de primerísima mano el pasado mes de julio. Ocurrió en un colegio de Lisboa. Un alumno pretendía entrar a deshora y pidió, por favor, a un profesor que le abriera la puerta. El profesor, por enredar un poco, le dijo: «Te abro si me lo pides en inglés». El chaval, muy cortésmente, se plegó al requerimiento: «May you open the door, please?». Viendo que el crío respondía, el profesor quiso darle otra vuelta de tuerca, ya por divertimento: «Bien. Si me lo pides ahora en español, te abro». Y el chaval, con la mayor naturalidad, procedió

Seguir leyendo

Los lunes al golf

La última columna en Nuestro Tiempo. Empieza así:

Me bajé de la tienda de Apple una aplicación de golf gratuita que en realidad tenía un precio: desde entonces, recibo un correo electrónico semanal que, disfrazado de newsletter, me recuerda que debería adquirir la aplicación de pago. Normalmente lo borro en cuanto llega. Pero el otro día lo abrí sin querer, tropecé con la primera noticia y el título y me enganchó. Resulta que el golf está en declive. Por lo menos, y en contra de mis impresiones, pierde jugadores y licencias a chorro. El año pasado terminó con casi un 5 por ciento menos, no quedaba muy claro si de licencias o de gente que realmente jugó, que es lo que interesa a los clubs y a las marcas de material deportivo. En los últimos veinte años, el número de jugadores entre los dieciocho y los treinta y

Seguir leyendo

Las buenas inversiones

En el último Nuestro Tiempo. Empieza así:

La conversación me dejó algo inquieto, así que la rebobiné un momento para fijarla mejor en la memoria, y después tomé algunas notas en un cuaderno. Habíamos quedado para hablar de otros asuntos, sin embargo él empezó por ahí, no sé muy bien cómo: quizá sin introducción ni pretexto, abruptamente, en cuanto tomamos asiento en unos sillones rojos y blancos, de esos baratos que se compran desmontados. Total, que el hombre empezó a quejarse de que la gente ya no entiende las parábolas. Ni siquiera la parábola por excelencia, la del hijo pródigo: se ponen, me dijo, del lado del hermano mayor, el que se enfada. Le dije que no era difícil de entender la postura del hermano mayor. Incluso se entiende bien la del otro hijo. Ambos razonan en términos económicos, que nos resultan cercanos y familiares, y solo el padre rehúye

Seguir leyendo

Vampirismo

La columna que publico en el último Nuestro tiempo empieza así:

A muy pocos profesores nos gusta corregir exámenes o ejercicios. Tampoco a mí.  Disfruto cuando puedo trabajarlos con calma y a ratos, sin pegarme un atracón. Pero sufro. Lo paso mal, porque esos ejercicios dan la medida exacta de cuánto he conseguido enseñar o, mejor dicho, de cuánto he conseguido que aprendan. Hoy he corregido todo el día, he suspendido a casi todos y, por tanto, a mí mismo. El caso es que había diseñado un examen más fácil que el anterior, que también suspendieron casi todos. Quizá lo puse más fácil para no suspender yo. (leer más)

Seguir leyendo

Piensan que no morirán

Un artículo que publiqué hace unos meses en Nuestro Tiempo y que se me había quedado por ahí. Empieza así:

Mi madre lee el periódico con cuidado, con precaución casi extrema, como si las páginas estuvieran llenas de tramperos que anclan cepos entre las líneas y en los anuncios por ver si la pillan descuidada. Aprovecha cuando voy para contrastar. Casi siempre pregunta afirmando mientras rebusca en mis ojos una esperanza: “Xa están outra vez cos brotes verdes”, que quiere decir: “¿Es verdad?”. Lleva mal las noticias. A veces pienso que escribimos los periódicos para gente joven, que no nos lee, y olvidamos los ritmos, las pausas y las necesidades de los mayores, que sí nos leen. Con el periodismo televisivo ocurre lo mismo, pero a lo bestia.  (sigue aquí)

Seguir leyendo

Marc Marginedas

El Periódico recoge este artículo que acabo de publicar en Nuestro Tiempo, y que empieza así:

Los actos meramente imaginados pueden hacer mucho daño o mucho bien, pero todavía permanecen bajo el control de quien imagina y apenas afectan a nadie más. Una vez que lo imaginado se traduce en hechos, y estos tocan el mundo real, ganan vida propia y resultan incontrolables: tanto los buenos como los malos. La recién terminada ‘Breaking Bad’ lo explica de un modo acertadísimo: de hecho el protagonista pasa las cinco temporadas intentando controlar las consecuencias, multiplicadas, del mal que genera. Una pretensión imposible. Quizá por eso me asusta tanto dar clase. Puedes hacer daño sin querer, con la mejor voluntad de ayuda. Cuando pasa el tiempo y me encuentro con antiguos alumnos, siento alegría y miedo, porque a veces se quedan con unas palabras que quisieron ser una broma cariñosa, porque me expliqué

Seguir leyendo