La Voz de Galicia

Vaya, vaya… discusión con los 30.000 millones de euros

La bolsa prosigue su caída. S. McCoy critica la medida anti crisis del gobierno en su comentario de hoy: «Esos 30.000 millones que no servirán para nada»:

«La Administración ha decidido dedicar 30.000 millones de euros, ampliables a 50.000 si la situación así lo aconseja, un 5% del PIB, a comprar activos hipotecarios de la máxima calidad situados en el balance de las entidades financieras privadas españolas. Premisa 1. Una adquisión condicionada a que dicha sustitución de crédito ilíquido por dinerito contante y sonante, que se obtendrá mediante emisiones de deuda pública, sirva para reactivar la financiación a unas empresas y particulares que se ven asfixiadas/os por la crisis financiera. Premisa 2. No a reducir deuda, no. Ni como colchón para hacer frente a sus inmediatos vencimientos, que tampoco. Sólo se dará lo uno si se produce lo otro, puro pass through, o al menos eso se Seguir leyendo

Lectura de prensa atrasada

Estos días fuera han ido apilando sobre mi mesa mucha prensa sin leer. Doy cuenta de aquellos artículos o columnas que más me han interesado:

-«Elogio y elegía de un profesor», de Olegario González de Cardedal. Dice, por ejemplo:

«¿Qué ha ido segregando el sistema que tras esos decenios sufre un desangramiento interno, convirtiéndolo en el primer problema de nuestra sociedad? Problema porque se ha quebrado la ilusión de muchísimos profesores que habiendo ido a la enseñanza con una admirable generosidad y entrega para formar personas, tras largos años de ejercicio han ido viendo desaparecer su gozosa implantación en la aulas, sustituida primero por la distancia, luego por la incomodidad, finalmente por el temor y el miedo. La formación en cualquiera de los órdenes que acontezca se basa en el régimen de confianza, de audiencia y obediencia como primer paso; nunca de sospecha. El viejo lema («Addiscentem oportet credere»: «el … Seguir leyendo

Gente maja y bombas de relojería

Hace dos o tres años tuve que dar una charla a un grupo de chicos que se graduaban. Intervenían varias personas y debía hablar sobre qué se supone que las empresas esperaban de ellos.

No sé si mi brevísima intervención gustó a los profesores -que no me dijeron nada- ni a los chicos -que también callaron-, pero apasionó a algunos padres. Resumidamente dije que las empresas dan mucho valor a la gente normal, con ganas de entenderse con los demás y sentido positivo, gente con capacidad de aprender y de cohesionar, gente amable y acogedora, que se fija en las virtudes de los compañeros antes que en sus defectos, que se preocupa más por las soluciones que por los problemas.

En el fondo quise decir, pero en Galicia no se dice, gente maja. Lo recordé al leer el artículo que publica hoy Leopoldo Abadía.

Al lado puede encontrarse el de … Seguir leyendo