La Voz de Galicia

El Periódico recoge este artículo que acabo de publicar en Nuestro Tiempo, y que empieza así:

Los actos meramente imaginados pueden hacer mucho daño o mucho bien, pero todavía permanecen bajo el control de quien imagina y apenas afectan a nadie más. Una vez que lo imaginado se traduce en hechos, y estos tocan el mundo real, ganan vida propia y resultan incontrolables: tanto los buenos como los malos. La recién terminada ‘Breaking Bad’ lo explica de un modo acertadísimo: de hecho el protagonista pasa las cinco temporadas intentando controlar las consecuencias, multiplicadas, del mal que genera. Una pretensión imposible. Quizá por eso me asusta tanto dar clase. Puedes hacer daño sin querer, con la mejor voluntad de ayuda. Cuando pasa el tiempo y me encuentro con antiguos alumnos, siento alegría y miedo, porque a veces se quedan con unas palabras que quisieron ser una broma cariñosa, porque me expliqué mal aquel día en clase, porque recuerdan una frase que les ha servido de guía y… bueno, no se corresponde exactamente con lo que pienso ahora.
En fin, con el tiempo se aprende que basta con mirarlos bien, quererlos mucho y como son, darles buen ejemplo y pocos consejos. (Sigue aquí)