El regreso de los pañales de tela
Antes de convertirme en madre no había cambiado un pañal en mi vida. Solía observar divertida -pero a una distancia prudente- como las madres primerizas enloquecían girando el pañal para intentar ponerlo en el lugar correcto y en el menor tiempo posible. Me causaba también mucha gracias salir a la calle y toparme con alguna mujer que pegaba la nariz contra el culete del bebé aspirando fuertemente para intentar descubrir, sin sacrificar la higiene de los dedos, si el bebé se había hecho caca. La operación cambio de pañal no es precisamente divertida, pero la llegada de los desechables facilitó el proceso.
Y es que en los años 50 las casas en las que había un bebé solían identificarse por los interminables tendederos repletos de rectángulos de tela blancos y relucientes. Ahora no hacemos más que cambiar y tirar, pero en aquellos tiempos que el bebé «hiciera de vientre» … Seguir leyendo