La Voz de Galicia

As Pías (2)

Sabía que no podría aparcar, así que paré un momento delante del crucero para que mis padres bajaran y me fui a buscar sitio unos quinientos metros más allá. Regresé contando coches. Calculé que pasarían largamente del millar. Había también algún autobús. Y bastante gente a caballo. Ya de vuelta, vi que le habían puesto muchas flores y velas a la Virgen del crucero. Lo mandó erigir el señor de Golmar, D. Pedro de Barallobre, a mediados, supongo, del siglo XVII.
Además del crucero hay una ermita, malucha, probablemente construida en dos fases, sin otra ornamentación que un retablo que se cae, sin bancos, sin nada, salvo un coro pequeño. Entré como pude, braceando entre la gente. No cabía un alma. Abundaban los matrimonios jóvenes con hijos pequeños. A mi izquierda, uno de dos años en brazos de su padre le decía a la madre: “Mira, a santiña ten unha
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As Pías

Con cinco años cumplidos, el chaval aún no caminaba, así que la abuela decidió llevarlo al Santuario das Pías, que está a unas cuatro leguas de Mirás en línea recta. Supongo que el abuelo ensilló la yegua y fue con ellos, pero no sé. Eran dos horas y media de cabalgada. A ratos campo a traviesa, a ratos por corredoiras, a ratos por caminos reales, saliendo por A Ciadella para llegar a As Cruces, sorteando Sobrado, hasta alcanzar As Pías, en el límite de las provincias de Lugo y A Coruña, entre los montes Bocelo y Campelo, en plena ruta Jacobea.
Dejaron la yegua en una aldea cercana y fueron a ofrecer el niño no sé si a la Virgen das Pías, a Santa Colomba o al propio Espíritu Santo, pues se venera a los tres allí.
Ya en Mirás, el niño, mi padre, empezó por fin a andar. Desde … Seguir leyendo