Comprendo que los medios se ocupen de los abusos sexuales con niños (pederastia) cuando se ven involucrados hombres que añaden al horror de este crimen la condición de personas que deberían ser particularmente ejemplares y delicadas, puesto que representan a la Iglesia, y la doctrina de Cristo sobre este punto es taxativa: al que escandalice a uno de estos pequeños más le valdría que le ataran una rueda de molino al cuello…
A la vista de cómo se están dando estas noticias cabe, sin embargo, hacer algunos comentarios. La primera y más grave es que asombra la cantidad de falsas informaciones. Por citar solo las que intentan involucrar al Papa, todas se han demostrado equivocadas: la del cura pederasta supuestamente amparado por Ratzinger cuando era cardenal de Munich (los hechos sucedieron bastante después de que él dejara la diócesis), el que hubiera desoído una denuncia sobre un cura de Milwakee que abusó de niños sordomudos (un asunto sórdido repleto de detalles sorprendentes) o el caso de los niños del coro que dirigía el hermano del Papa (ninguno de los tres chicos coincidió con la época Georg Ratzinger). Podría preguntarme por qué, pese a que suponen un porcentaje infinitesimal (en Alemania, por ejemplo, el 0,04%) de los abusos de este tipo, algunos medios se ceban contra la Iglesia mientras consienten una prostitución infantil cada día más extendida, incluso en las redes sociales. O por qué el escándalo americano coincidió, casualmente, con la oposición de la Iglesia Católica a la guerra de Irak. ¿Algo que ver con intentar rebajar su prestigio moral? O por qué se relacionan los abusos sexuales con el celibato y no con la homosexualidad, motivo de tantos de esos delitos. ¿Qué se persigue con más fuerza, a la Iglesia o al delito? ¿Acaso para quitarle autoridad a su doctrina moral sobre la sexualidad?
Estimado señor Sánchez.
Es evidente que desacreditar una institución como la Iglesia basándose en el comportamiento de alguno de sus miembros es un abuso. A una institución solo se la puede culpar de aquellas cosas que se derivan directamene de ella. Por tanto, la pregunta es: ¿hay algo en la doctrina o en la práctica de la Iglesia que conduzca a estas situaciones desdichadas?.
La respuesta, como siempre, va por calles. La suya, señor Sánchez, como hombre de la Iglesia que, según sus artículos, deduzco que es o al menos muy próxima a ella, es clara y rotunda: no. Otros, ofreciendo respuestas más emocionales que otra cosa, es igual de rotunda: sí. Y, el resto, desconozco en qué proporción, tenemos muchas más preguntas que respuestas las cuáles nos obligan a bascular constantemente entre un sí y un no.
«¿Hay algo en la doctrina o en la práctica de la Iglesia que conduzca a estas situaciones tan desdichadas?»
No lo sé. Soy hombre extramuros de la Iglesia y solo puedo expresar algunas ideas que obtengo de lo que creo observar asomando un poco por encima la cabeza. Pero mi impresión -impresión repito, un remedo de la razón-, es que la teoría y la práctica histórica de la Iglesia van por caminos diferenciados, es decir, por un lado la doctrina y por otro el Hombre, de lo que deduzco, que o bien aquella o bien éste tienen algunos problemas graves de concepción o diseño. O bien la doctrina no es apropiada o es «injusta» con la naturaleza del Hombre, o bien la naturaleza del Hombre no está perfeccionada para ajustarse a los necesarios e innegociables rigores de la doctrina. La vivencia del sexo en algunos hombres de la Iglesia es, desde mi punto de vista, causa de esta paradoja. Insisto, en algunos hombres de Iglesia.
Gracias por su atención.
¡Muy bien! A ver si leemos en los medios ideas tan acertadas como estas. Saludos
La verdad es que me parece que Ramos 35 yerra el tiro de medio a medio con su pregunta. Hubiese sido procedente, aunque tampoco al cien por cien, si los casos de pederastia se diesen dentro de la Iglesia en una cuantía abrumadoramente superior que en otros ámbitos de la vida. Pero, obviamente, no es así.
Tan pomposo como el mismo Vaticano. Lo siento, huele mucho a justificación cuasi obscena comparar la Iglesia (oh, el Vaticano!) con las redes sociales.Qué arrogancia , por dios.
A mi me apenan los niños, es una mostruosidad . Y tanta tapadera un pecado, ¿no?. Aunque yo no tengo nada que ver con esas Jerarquias, no son las mías.
Gracias polo artigo, Paco!
Señor Sánchez,
En mi opinión sí hay algo en la doctrina y en la práctica de su Iglesia que conduce a estas situaciones, que las ampara y que las promueve. Se trata de la creencia cristiana en que determinadas prácticas o condiciones sexuales, que la doctrina convierte en pecado, se originan no en la amoralidad del pecador, sino en la tentación presuntamente provocada por el objeto que mueve al pecado. Esa inaudita ética de la irresponsabilidad personal la explicó muy bien el propio Ratzinger hace bien poco: hay que ser implacables con el pecado e indulgentes y comprensivos con el pecador. Es decir, hay que perdonar y trasladar de escuela a los curas pederastas, silenciar el caso y convencer a sus víctimas de que no los denuncien. Si lo hicieran, la moral y la justicia humana no serían tan comprensivas, y no los perdonarían. Al contrario, los castigarían, social y jurídicamente.
Esa práctica del silencio y la comprensión con el pecado ha servido para destrozar las vidas de miles de cristianos y cristianas que han sufrido abusos por parte de sacerdotes a quienes la Iglesia debió haber denunciado para que fueran enviados a la cárcel o a un hospital psiquiátrico. En vez de eso, la Iglesia Católica, sus órdenes y sus jerarquías, incluido Ratzinger y su hermano, aplicaron sistemáticamente el mismo protocolo del silecio y la ocultación, ya fuera en Estados Unidos, en Alemania o en Irlanda, en los Legionarios de Cristo, en el coro de Ratisbona o en las casas de ejercicios espirituales del Opus Dei: les perdonaron sus pecados, y, como hace usted ahora, trasladaron la culpa a las víctima, insinuando que el problema es que los niños eran una tentación demasiado irresistible ¡porque eran homosexuales!.
Le ruego que reflexione sobre ello, señor Sánchez, porque el discurso que usted enarbola ha causado ya demasiados daños irreparables. Y los seguirá causando: seguirá habiendo niños y niñas inocentes que sufrirán violaciones y horribles abusos si la Iglesia y quienes crean opinión en su nombre siguen dando cobertura moral a lo que no es sino un crimen aberrante que no merece perdón, sino, al contrario, el más duro de los castigos legales que correspondan.
El problema no es sólo que unas personas que debieran ser referentes morales, causen un daño tan horrible.
Lo que ha quedado estos días de manifiesto,es que la Iglesia lejos de reconocer y paliar el daño ocasionado, esconde esos actos y los oculta para no verse dañado como organización, pese que el dolor causado por personas que pertenecen a ella es tan horrendo e infinito.
Sr Paco Sánchez, leer su artículo en la contraportada del periódico con el que he aprendido a leer me ha dado mucha vergüenza, ¿Se ha preguntado que pensaría alguno de los afectados por los hechos después de leer su artículo?
Sr. Orro:
De la detenida lectura de su comentario deduzco yo que tiene ya una idea preconcebida del tema y que cualquier argumentación contraria a la suya carecería por completo de valor para hacerle cambiar de opinión, así que me ahorraré el esfuerzo. Lo que sí hago es trasladarle el ruego que al final hace al Sr. Sánchez y se lo aplique a sí mismo.
A continuación me permito preguntarle: Todos sabemos que los niños y niñas victimas de tan horrendos abusos son inocentes y que los autores de los mismos deben ser severamente castigados asi que mójese Vd. y díga con claridad los castigos que Vd. les impondría.
Eso sería prestar un gran servicio a la humanidad y convenga conmigo también que es simplificar demasiado trasladar en exclusiva tan horrendo delito a los curas y frailes de la Iglesia Católica ¡Ojalá fuera así pues entonces yo mismo, en mi insignificancia, me atrevería a aportar soluciones expedictivas para erradicar de la faz de la Tierra semejante lacra, que, créame Vd. es condenada por toda persona bien nacida, cualquiera que sea su ideología y su posición social.
La Iglesia es ejemplar…o es otra cosa.De cualquier modo no os molesteis en defender o condenar…si no mienten, su hora (como la de todos)llegará y les quiero ver.No perdamos el tiempo.Vuestra defensa es pura vanidad…como casi todo.Salúd
Después de darle muchas vueltas al texto publicado para ver dónde podría entenderse que echo la culpa a las víctimas (algo que nunca se me habría pasado por la cabeza), caigo en la cuenta de que alguien puede líarse con la frase «O por qué se relacionan los abusos sexuales con el celibato y no con la homosexualidad, motivo de tantos de esos delitos». Evidentemente, no opongo el celibato de los agresores a la homosexualidad de las víctimas. Me refiero, como parece obvio, a que se considere responsable de esos crímenes el celibato de los agresores y no su homosexualidad (la de los agresores, insisto), pues en la mayoría de los casos se trata de delitos de esa naturaleza (según algunas fuentes, en torno al 80 por ciento).
Estimado Señor Sánchez: yo también quiero hacerle una pregunta rara: ¿Relaciona directamente la homosexualidad con la pederastia? De su artículo parece deducirse esa aberración.Espero haber interpretado mal o que vd. se haya explicado mal, de ser así, le ruego me perdone y , si no es así, más Evangelio y menos Camino.
Es obvio que pederastia y homosexualidad no es la misma cosa. En algunos casos, sin embargo, hay una relación: según las publicaciones de Philiph Jenkins (el único estudioso que ofrece estadísticas sobre este tema), el noventa por ciento de los sacerdotes católicos condenados en Estados Unidos por abusos a menores son homosexuales. Me parece que no hay que censurar la realidad, ni por un lado ni por otro.
No creo que la causa de este horror sea la homosexualidad, sino otras cosas, bastantes, entre las que, desde luego, no se encuentra el celibato. Acusar a los célibes de pederatas es, como mínimo, tan insiodoso como acusar a los homosexuales. Pero de eso, injustamente, nadie se queja.
Parece que la condición de «célibe» es mucho más común entre los pederastas de la iglesia que la de homosexual. Los abusos cometidos en España por los sacerdotes José Domingo Rey, José Martín de la Peña y Gregori Salgado fueron todos con niñas.
Por otra parte, si relacionar la homosexualidad con la pederastia es insidioso ¿porqué aseguras en tu columna que la homosexualidad es el motivo de tantos de esos delitos?.
Mucho más común, no, querido Verme: la condición de célibe -al menos, supuestamente- afecta al 100%, mientras que la de homosexual solo al 80, como he dicho en un comentario anterior, o al 90 como alguien recoge dos comentarios atrás citando el conocido estudio de Philip Jenkins para el caso estadounidense. Parece signficativo que casi nadie lo mencione.
Vaya, aquí se han dicho muchas cosas.
A poco que uno siga la prensa se da cuenta de que los abusos a menores se dan en todos los ámbitos de la vida. Si a los abusos cometidos añadimos la pornografía infantil, entonces tendremos un amplio abanico de personas implicadas, de todo tipo de profesiones y ocupaciones, orientaciones sexuales, estados civiles, etc.
Además, aquí da la impresión de que es dentro de la Iglesia donde se han cometido el mayor número de abusos a menores cuando es obvio que donde se ha cometido el mayor número es fuera de ella.
Es realmente un argumento absurdo e ilógico pensar que hay alguna doctrina católica que lleva a la gente a ser pederasta. Bueno, hay que tener muy mala fe para defender semejante ocurrencia, falsa ocurrencia. Y es muy fácil comprobarlo, tan sencillo como leer el Evangelio y el catecismo de la Iglesia Católica.
En cuanto a lo que dice el señor Óscar, la verdad es que lo que ha quedado claro para mi es que la Iglesia es la única institución que conozco capaz de asumir sus errores e intentar enmendarlos en la medida de sus posibilidades. Si usted conoce otra institución que haga lo mismo le rogaría me la presentase.
Señor Sánchez:
Coincido en que lo más importante de su comentario está en la primera pregunta: por qué nadie concede importancia a la abundancia de elementos falsos en la información. Visto lo publicado hasta ahora no pienso que puedan ser errores. Y las reacciones que no los tienen en cuenta —son la mayoría— demuestran que no es información veraz lo que se busca.
A mi me gustó un artículo de Salvador Sostres publicado ayer en El Mundo.
Además, me hace gracia que se cargue contra la Iglesia. No veo a nadie que cargue contra el sistema democrático o contra el estado holandés por el hecho de que allí se haya permitido, los jueces permitieran, la existencia de un partido pederasta.
Por cierto, en cuanto al señor Orro, me parece que debería perdir perdón al dueño de este blog por acusarle de dar cobertura moral a pederastas y demás ralea. Creo que se ha pasado tres o cuatro pueblos con sus afirmaciones.
Es que, además, no sé muy bien qué se pretende que se haga. ¿Lapidamos a los culpables, al Papa y a todos los católicos? ¿Cadena perpetua? ¿Cerramos la Iglesia y metemos en la cárcel a todos los católicos? ¿Los metemos en un campo de concentración?
¿Realmente alguien piensa que así se acabaría con la pederastia?
¿O es que la finalidad no es acabar con la pederastia…sino otra?
lo que indigna es;
1.- Que se tapujee en lugar de denunciarlo.
2.- La hipocresía que supone una moral sexual estricta en lo público y degenerada en lo privado.
3.- Que se pretenda tener el monopolio de la sexualidad de las personas.
4.- Que se esté más proclive a disculpar a una jerarquía degenerada que a unas víctimas que merecen una reparación, no ya de sus abusadores, sino de los encubridores de dichos abusos ad maiorem dei gloriam.
Insisto: el problema es que la moral de la Iglesia y su doctrina, al contrario que la ética laica y que el derecho penal, sitúan a los niños en el papel de objeto causante del pecado, no como víctimas de un crimen. Por eso la iglesia se contenta con obtener el arrepentimiento de un pederasta para perdonarlo y trasladarlo de colegio (ha actuado así en el 100% de los casos), con independencia del mal que pueda haber causado. En realidad, lo de menos es que el cura sea homosexual o célibe; allá él con sus creencias y sus costumbres. Lo relevante aquí es que si para la moral católica y para la jerarquía de la Iglesia se trata de un pecador que merece perdón, para el derecho, las víctimas y la sociedad es un criminal que debe pagar por sus delitos. Defender y apoyar desde una ventana de opinión pública que la manera correcta de actuar es la primera supone no solo avalar que los pederastas puedan quedar sin el castigo que les reservan las leyes, sino que puedan volver a destrozar las vidas de niños y niñas inocentes.
Por cierto, señor Cagiao, el castigo que yo les impondría no es otro que el que recogen las legislaciones de los países en los que hayan cometido su delito, tras sentencia firme y después de un proceso justo en el que gocen de todas las garantías jurídicas para ejercer su defensa, preservando hasta entonces su presunción de inocencia. En España los tipos delictivos a que se refiere esa actuación están recogidos en el artículo 179 del Código Penal, que contempla penas de hasta 15 años de cárcel. En ningún sitio se habla de condena eterna.
Hola Maikel. Quisiera hacer alguna puntualización a tus comentarios.
Si yo fuera aficionado al fútbol, o, más aún, socio de un club como el Real Madrid, esperaría que de su juego y resultados se obtuviera un plus de éxito del que pudieran lograr los demás equipos -a excepción, quizás, del Barcelona-. Comprendería mal por esta razón, o muy mal, que alguien -me da igual que fuera el presidente, los jugadores o el resto de los aficionados- justificara las derrotas del equipo diciendo algo así como que «el nivel de partidos perdidos por el Real Madrid es similar al del resto de los clubs».
Del mismo modo, exigiría un plus de profesionalidad y corrección moral a los agentes de policía, pues si los niveles de delito penal, civil o administrativo de la institución policial fuera similar al de la sociedad, tendríamos un gravísimo problema de seguridad pública. Ten en cuenta que, si esto fuera así y expresásemos el índice de delitos cometidos por la policía en tanto por cien, probablemente no superaría el 3 o 4%.¿Resultarían tranquilizadoras estas cifras para el ciudadano?. Quizás sí, aunque a nadie debería escapársele que en su propia presentación -un 3 o un 4 sobre 100 asusta más bien poco- lleva ahijado el engaño.
Por tanto, desde mi punto de vista, de las propias cifras manejadas por la Iglesia -perito de parte, ojo, no debería olvidarse- obtengo una conclusión que es justo la contraria de la defendida por ella. Si dentro de la Iglesia, cuyo fin último y fundamental -esto debe de tenerse muy en cuenta- es el orden y la corrección espiritual y moral de la sociedad, se incuban tasas de criminalidad semejantes a las de otros ámbitos sociales, desde luego que no tendría motivo alguno para justificarle y sí para hacerme algunas preguntas.
Dicho lo cual, rechazo con vehemencia los argumentos emocional-radicales de los que postulan la poda no de algunas ramas podridas sino del tronco mismo y la raíz del árbol.
Gracias y un saludo cordial.
Señor Ramos, la comparación con el club de fútbol es un tanto absurda porque al Madrid le exigimos mayor calidad por una cuestión cuantitativa que se llama prespuestos, no por una cuestión cualitatita.
En cuanto a lo que dice de que las cifras de abusos a menores dentro de la iglesia son similares que en cualquier ámbito de la vida me parece que eso es erróneo. No es cierto que dentro de la Iglesia se incuben tasas de criminalidad semejantes a la de otros ámbitos sociales.
Y en cuento a lo de cortar la raiz, no sé, supongo que usted odiará a la Iglesia pero también me imagino que será lo suficientemente honesto como para cortar la raiz y el tronco mismo del árbol de, por ejemplo, la judicatura, porque también en ese ámbito existe la corrupción. O de la política, mismamente. Siguiendo su argumento habría que cortar todos los árboles.
Por otro lado, supongo que le parecerá normal acusar a una persona, comom la dueña de este blog, de amparar la pederastia y quedarse tan ancho. Me parece que debería medir sus palabras.
Además, la sociedad hace pagar a los criminales pero como bien sabe la finalidad principal de dicha pena es la reinserción, es decir, el perdón. Así que supongo que también debería poner en la picota al sistema penal.
En cuanto al señor Giménez. En el primer punto: conocemos los casos dentro de la Iglesia y por eso estamos hablando aquí. Porque, ¿conoce usted los casos que se han dado en escuelas que no sean religiosas o es que cree que no los conoce porque no se han dado? Segundo punto: la moral sexual que propone la Iglesia abarca el ámbito público y el privado. Tercero: la Iglesia hace una propuesta, la tomas o la dejas. Cuarto: el cuarto punto, simplemente, no es cierto.
Aún no soy capaz de reflexionar sobre este tema, pero entiendo lo que dices y me parece sensato.
Me preocupa que esos niños no sólo han perdido su inocencia, la salud y la confianza en el ser humano, sino también la fe, la certeza de que alguien les quiere por encima de todo y no se me ocurre modo de arreglar eso.
Ojalá la sociedad y los medios se preocuparan por encontrar un modo de ayudar a las víctimas. Es una herida tan profunda que habría que pensar más en ellas. Eso sería hacer justicia; quedarse sólo en la denuncia a veces huele a venganza.
Releyendo por Internet, me encuentro con uno que hace referencia al CASO ARNY. Yo ya ni me acordaba. Pero sí es cierto que los imputados fueron tratados como víctimas de su orientación sexual. ¿Doble rasero?
Si la Iglesia Católica dice una cosa, por ejemplo: Castigo para los pederastas, será criticada por su crueldad; si afirma que hay que tener misericordia con el pecador se la acusará de encubrir el delito. No tiene solución, pero creo que se han puesto los medios para que estas situaciones no se repitan en el futuro. El pus ha salido al exterior, se ha visto la enfermedad y se han puesto los remedios. No creo que esto se vuelva a repetir.
Buenas tardes
Un par de consideraciones al comentario de Maikel.
En primer lugar, tengo que reconocer que el último post del señor Sánchez -el de hoy mismo- me ha hecho dudar de la corrección de mis comentarios anteriores. A falta de otros datos que pudieran aportarse en sentido contrario, doy por válidos y por tanto por incontrovertibles los por él ofrecidos. En función de lo anterior, mi razonamiento renquea seriamente. Con sinceridad, así lo pienso ahora mismo.
En segundo lugar, me resisto a creer que mis comentarios pudieran provocar una reacción tan airada como la de Maikel. Sé en el blog en el que me meto y soy consciente de mi condición de «intruso» no invitado, por eso, hago lo posible por medir mis palabras para, sin dejar de decir lo que pienso, no herir gratuitamente a nadie. Menos aún al señor Sánchez. Por eso, me provoca desazón su comentario sobre mi supuesta acusación de pederasta al administrador del blog y de mi supuesto odio a la Iglesia cuando, justamente, pretendía afirmar lo contrario y que repito ahora: mi rechazo vehemente a los argumentos emocional-radicales de los que postulan la poda NO de algunas ramas podridas -en lo que todos estamos de acuerdo- sino del tronco mismo y la raíz del árbol. Insisto, rechazo no comprensión.
Gracias
Ramos: acabo de leerle. Querría decirle que usted no es un intruso en este blog. Lamento no haber agradecido antes sus aportaciones, tanto en esta entrada como en otras, especialmente en aquella titulada «¿Dónde está Dios?» Por si tiene alguna duda, comparto buena parte de sus afirmaciones -tanto en esta entrada como en la otra. Tengo muy poco tiempo y rara vez comento -en contra de las exigencias de la cortesía- mis propias entradas. Supongo que lo habrá advertido. Y, por si lo necesita, queda formalmente invitado a participar en el blog.
Si, si, señor Ramos, perdone. Me confundí. No me refería a sus comentarios sino a los de Orro y por otro lado leí demasiado rápido sus afirmaciones. Le ofrezco mis sinceras disculpas.
En cuanto lo de que es intruso, nunca pensé que se pudiese ser intruso en un blog, y menos en este. Aquí se debate libremente, y se intenta ser educado sin dejar de ser contundente (cuando cualquiera que escriba considere que debe serlo). Vamos, eso me parece a mi.
Gracias señor Sánchez por su comprensión y permítame al menos reconocerle el valor, dificil de agavillar seguramente, a la hora de abrir su blog a comentarios que no solo contradicen sino que seguramente también contrarían razones y convicciones que intuyo inconmovibles. Mi respeto profundo a todo aquél que lo lleva a cabo.
A Maikel simplemente quiero decirle que, por supuesto, acepto sus disculpas y que, aunque en este «combate», sin necesidad de que lo decida un juez, ya he sentenciado mi derrota, lo emplazo a próximos envites en los que procuraré tener mejor montada mi defensa, más aún frente a un contrincante que observo correoso y buen fajador; cierto es, que no son muchas las cosas en las que tengo algo que decir.
Gracias les doy a ambos.
Señor Ramos, le agradezco sus comentarios, no tanto por lo elogiosos que puedan haber sido sino por su honestidad. Es bueno hablar de las cosas, de todas las cosas. Incluso es bueno hablar con pasión de las cosas pero siempre teniendo claro, en mi opinión, que las personas son antes que las ideas. Me encantaría volver a verle por aquí con más asiduidad y entablar cuantos «combates» considere necesarios. Ahí estamos. Un abrazo.
Buenos días, lamentable que para defender usted lo indefendible ataque a todos los homosexuales del mundo. Esta es su política? yo estaba de acuerdo con la primera parte de su artículo, cuando usted denunciaba las cazas de brujas, nunca me han gustado sean las que sean.
Pero para mi desagradable sorpresa termina usted haciendo otra caza de brujas, como no hacia la comunidad homosexual, hacia todos, sin basarse en sentencia alguna. Porque cuando una organización reconocida y legal como es la Iglesia tiene miembros que cometen delitos y los ampara es responsable última de ellos mientras que cuando un heterosexual u homosexual comete un delito lo hace en representación propia ya que ni todos los heterosexuales y todos los homosexuales pertenecen como tales a organización alguna, unos serán del psoe y otros del PP, unos católicos y otros protestantes etc.
Lamentable esparcir la porquería hacia otros en vez de arreglar las cosas desde la autocrítica.
Un saludo.
Javi: Sobre este asunto, ya había explicado mi postura en un comentario anterior. En la siguiente entrada, digo, en la misma línea: «En ese mismo período, los profesores de educación física y entrenadores condenados por semejante delito fueron 6.000. Como es lógico, a nadie se le ha ocurrido la infamia de insultar a todos los profesores de educación física del mundo». Pues lo mismo con los los homosexuales, hombre. Y con los curas, que en un 99 por ciento largo nada tienen que ver, y menos en nuestros días.
Te dejo un enlace de La Vanguardia, por si ayuda.
He tardado en torno a media hora en leerme el post y todos sus comentarios y lo que deduzco es que nadie ha dejado las cosas en claro.
Los pederastas, sean fontaneros, matemáticos, sacerdotes o presidentes del gobierno, deben ser juzgados como delicuentes y en base a las leyes del país en el que comentan el delito. Si hablamos de aquellos que son sacerdotes o que ocupan algún cargo dentro de la iglesia, en este caso católica, también deben someterse a estas leyes. Aun estoy por escuchar que el jefe de algún pederasta mecánico o economista le perdone y le imponga como castigo un traslado laboral. Y en esto es en lo que SÍ se puede juzgar, moralmente claro está, a la iglesia católica.
Este es el segundo tema que debe aclararse. El juicio moral. ¿La actitud de la iglesia será la misma si el delito es de asesinato?. Miedo me da hacerme esta pregunta porque no encuentro ninguna razón para responderme que no. ¿Puede responsabilizarse al papa de los actos cometidos por obispos y sacerdotes? No, criminalmente no, pero SÍ puede y debe hacerse moralmente ya que él se dedica a juzgar diariamente a todo el que se le pasa por la cabeza sin que nadie pueda intentar pararle los pies sin ser tachado de intolerante y amoral. Y esto, suponiendo que el papa no tuviera noticia de sus actos. Sí, por el contrario, sí sabía de ellos ¿no puedo acusársele, leglamente, de encubrimiento? Porque moralmente puede linchársele, verbalmente, por supuesto.
De acuerdo contigo. De ahí que sorprenda que se acuse al hombre que más ha hecho por aclarar las cosas y que se le acuse, sobre todo, con noticias falsas.
La homosexualidad no tiene nada que ver con que un hombre o una mujer pueda cometer delito alguno. En ningún caso. El delincuente lo será por ser delincuente, nunca por ser homosexual.
Igual que los hombres heterosexuales que violan a las niñas, incluso a sus propias hijas, no son delincuentes por ser heterosexuales, sino por ser delincuentes o padecer alguna enfermedad. No por su condición sexual.
Es bien fácil de comprender si se quiere hacerlo.
Me parece estupendo la visión desde el otro punto de vista. Salvo cuando se dice que por «qué se relacionan los abusos sexuales con el celibato y no con la homosexualidad, motivo de tantos de esos delitos». Muy bonito, hala, vamos a llenar de mierda la homosexualidad que total eso no va con nosotros. Pues mire usted por dónde el secretario de estado vaticano le ha dado la razón. La causa de este delito (y usted afirma: de muchos de esos delitos, tócate las pelotas) es la homosexualidad. Pues mire, no. Que a mí me puede gustar más un rabo que una piruleta a un niño, pero no confundo lo uno con lo otro ni se me pasa por la cabeza. O qué pasa, que hay que comparar la heterosexualidad con ser proxeneta? Un poco de cerebro y menos de visceralidad. Gracias.