La Voz de Galicia

El periodismo tiene semanas aciagas en las que se deja jirones de credibilidad. Esta comenzó con el falso trader que le colaron a la BBC y terminó con la publicación ayer en casi toda la prensa española de un sospechoso informe sobre el uso de la píldora del día después. Como del primer caso y de sus nefastas consecuencias ya se ha hablado bastante, me ocuparé del segundo.
Se trata, en realidad, de una simple encuesta telefónica promovida por la Sociedad Española de Contracepción (SEC) y patrocinada –como muy bien puede verse en el resumen ejecutivo– por la farmacéutica Chiesi, que es la comercializadora en España de “NorLevo”, la principal marca de píldoras del día después y también la más agresiva.  Supongo que los lectores tienen derecho a saber quién paga el estudio y a qué se dedica, pero las noticias lo omitieron. Como tampoco recordó nadie que este equipo SEC/Chiesi ya había sido acusado de publicidad engañosa a favor del “NorLevo” hace apenas ocho meses. En ese momento la Organización Médica Colegial quiso dejar sentado que “un médico no puede participar en campañas promocionales de medicamentos con ánimo de lucro, salvo que esa sea su profesión y se sepa claramente que trabaja para la industria farmacéutica”.
También hubiera sido conveniente que las noticias incluyeran la ficha técnica de la encuesta. O que indagaran por qué en el caso de esta píldora se impide  la lógica farmacovigilancia que se aplica a otros medicamentos y que proporcionaría datos fiables sin necesidad de encuestas telefónicas repletas  de preguntas íntimas. A Chiesi le ha salido gratis la campaña y a los lectores, cara.

Nota al margen: insisto, la crisis de los medios no es tecnológica, sino de periodismo.