En marzo pasado la selección española le dio un repasito a la francesa en Saint Denis y, en los prolegómenos de ese partido, algunos se dedicaron a recordar que Domenech, el seleccionador francés, diseña las alineaciones en función de extraños criterios astrológicos: dicen que descarta, por ejemplo, los libra y los escorpio. Así le va.
No resulta raro que un jugador o un ídolo del pop se mueva por tan extravagantes consideraciones: la superstición ridícula siempre fue tolerada en esos ámbitos y en los de la gente ignorante. Pero en un seleccionador… Por lo visto la cosa no queda en seleccionadores: directivos de cualquier ramo de la industria, brokers y todo género de personal supuestamente cualificado recurren cada vez más, en su toma de decisiones, a los echadores de cartas (que están haciendo su agosto en tantos medios de comunicación), brujos y brujas, adivinos variados, mediums y santeros, sectas satánicas y hasta prácticas de vudú contra la competencia. Han aparecido religiones neopaganas, muy basadas en la magia, que reclutan cada día más adeptos. Ya no es sólo que prolifere, especialmente entre las chicas, el oscuro y peligroso jueguecito de la ouija, el esoterismo se ha introducido en casi todos los ámbitos sociales.
Dicen los sociólogos contemporáneos que eso de la secularización es falso, si se entiende por tal la mengua del nivel religioso de una sociedad. Por lo visto la «cantidad de religión» permanece más o menos estable a través del tiempo. Sólo que, en las crisis de las religiones estructuradas, surgen de inmediato las «formas regresivas de religión» que acuden a satisfacer las ansias de espiritualidad y de sentido innatas en las gentes.
El análisis parece que encaja con la realidad. Paradójicamente, en nuestro mundo supercivilizado nos estamos volviendo primitivos. Y ya empieza a notarse demasiado.
Efectivamente, non nos movemos cara ao primixenio… senón en decidida reivindicación do primitivo.
Magnífico artigo.
Profe hai uns anos fun a unhas clases de antropoloxía, quen as daba era unha persoa con moitos problemas persoais e familiares, divorciada, filla adolescente , traballo mal remunerado, e sobre todo non se responsabilizaba de si, senón que sempre a culpa era de alguén nunca dela. Eu vina desesperada , entón falamos e díxenlle de presentar unha demanda no xulgado , ela contestoume que si a faciamos de forma anónima que si o faría, mais ela persoalmente non se atrevía. Despois ela predicaba que o terceiro milenio era o tempo da espiritualidade, o amor a terra e todas esas teorías. Díxenlle que mentres ela non asumise a súa responsabilidade na vida esta non cambiaría. Deixei de ir as súas clases.
Quero dicir que hai moita xente, que non quere ser responsable na súa vida, nin que lugar ocupa no mundo e busca as solucións na preguiza.
Creo que o que che conto cadra co que ti dis, senón é así entón entendo mal o que leo.
Claro que cadra, Xoán. Lembro moito hoxe da nosa polaca. Dille algo cando a encontres. Unha aperta.
Estaba hablando de antropólogos, de culturas primitivas y no había leído esto.
A la persona que le comentaba, intuyo que no le quedó claro lo del viaje a las islas Salomón y lo de los hombres tiburón. Era una casualidad pero el enfoque no tenía nada que ver.
El problema no es que algunas personas busquen conforto en los echadores de cartas, Lo extraño es que ocurra a estas alturas de partido y que muchas de estas personas son grandes líderes, -algunos incluso grandes dictadores- como dicen ocurrió con el mismo Hitler y otros que tenía al otro lado de la trinchera en la gran confrontación de la segunda guerra mundial.
En el fondo el hombre precisa de la espiritualidad, si bien el hombre primitivo sigue a los chamanes y el hombre moderno –al parecer- a los charlatanes. Pero no mezclemos una cosa con la otra por favor. Ruego un poco de respeto a esto que tanto ha estudiado Carmelo lisón o el mismo Jose Maria Póveda. No se trata de una espiritualidad más o menos evolucionada, sino de admirarnos al descubrir que esa predisposición es innata hasta en las culturas menos evolucionadas. Lo que no parece natural ni adecuado, es esa amalgama de ofertas que vemos en los anuncios de los perídicos por representar una desconexión o desincronización con la cultura que acoge esas manifestaciónes profusas de la superstición. Por ejemplo la santería es una religión de ida y vuelta. La llevan los africanos con la esclavitud al otro lado del Atlántico y nos vuelve a este lado convertida en un negociete que acaba desgraciando la vida de mucha gente.
En su momento y contexto tienen sentido, aquí no, pero esto último no sirve para desclasificar todo.
Me interesa el origen de esos ritos, de cómo cada religión ha ido incorporando cautelas para buscar la salud física, moral y espiritual. Interesa limpiar el polvo de la paja. Entrar en la profundidad de esta investigación para llegar a la conclusión de que efectivamente somos primitivos, ocultos por una leve pátina que nos han dejado la civilización y la cultura, Cuando miro dentro de mí, encuentro el hombre primitivo, descubro mi parte animal y cada vez que lo identifico, me acerco mas a comprender la parte más humana que queda en algún resquicio de mi persona. Esa miráda al primitivísmo tambien nos hace falta, como demostró Malinowski que según mi entender, sigue estando de plena actualidad.