Liberated and Unhappy es el sorprendente título de la no menos sorprendente columna que publica hoy Ross Douthat en The New York Times, basada en un estudio según el cual las mujeres estadounidenses eran más felices que los hombres en 1970 y son menos felices que ellos ahora.
El estudio (se titula la paradoja del declive de la felicidad femenina, sólo está disponible un resumen. Es estudio completo se puede comprar por cinco dólares)
Ignorance is bliss.
Vaya un descubrimiento!!! No puedo leer el estudio porque me da pereza el esfuerzo en inglés.. pero no hace falta! El problema radica en si eso de «liberadas» es realmente cierto, o en qué se supone que ha consistido nuestra «liberación». Me da un poco la risa. Infelices… bastante.. pero, y ¿liberadas??
Saludos.
Antes eran «resignadas y felices» (aparentemente). La libertad conlleva hacerte cargo de tus decisiones y eso a veces tiene momentos amargos…porque si todo te es dado (para bien o para mal…)
Lo que si observo de manera preocupante es un aumento del «machismo asumido» por parte de chicas jóvenes. ¿Cómo se explica si no lo del profesor Neira y otros que afortunadamente no han llegado a esos extremos?
¿Liberadas? No se yo si este concepto se llevará muy bien con el de «feminización de la pobreza».
Creo que en general a las mujeres les ha venido bien la liberación. Y al hombre inteligente, mucho mejor. La «liberación» de las mujeres entendida como más carga de trabajo, más responsabilidad (aún) parece una paradoja. Al hilo de lo que dice Guillerme, voy a añadir una cosa: Se ha liberado la mujer que ya tenía recursos, pero la que vive sin ellos sigue igual de fastidiada (si no más que antes). La «liberación sexual», por ejemplo, es un cuento chino en ciertos ambientes, mientras que en otros más acomodados es cierto que ha contribuído positivamente en la sexualidad del hombre y de la mujer. La liberación de la concepción también es otro mito que es cierto según clases sociales. Y así con la educativa y cualquiera que se nos ocurra. No creo que se pueda hablar aisladamente de «liberación de la mujer» sin referirse al cambio de referencias de la sociedad entera. Al final la liberación se resume en que quien tiene medios se libera y quien no sigue tanto o más dependiente que nunca. No sé si esta idea es la que se encuentra tras la afirmación de Carol.
A mí lo de liberada me suena a que alguien ha venido a liberarnos, hombres o mujeres, feministas u hombres inteligentes (qué gran chiste se ha perdido aquí, pero seamos serios). Otra cosa es que cada mujer decida de qué quiere «liberarse» y cómo. Ya cansa un poco tanto papel asignado: mujer sumisa, mujer liberada… Pienso en tipologías de hombres y sólo se me ocurren las recientes tonterías de metrosexual y todo eso. Tal vez la «liberación» llegue cuando se nos borren todas esas tipologías de la cabeza.
Tambièn me gustaría saber quién indica cuáles son los parámetros de felicidad.
Es la primera vez en mi vida que pienso sobre esto (lo que demuestra que estoy muy liberada), así que perdón si he dicho alguna sandez.
Abrazos.
Cuáles son los parámetros de la felicidad (femenina), Gom.
Todas las mañanas oigo el mismo anuncio en la radio. «Son casi las 9 de la mañana. Si todavía no has tenido tu momento de… (y suena la siguiente canción italianoide): ¡FELICHITÁ, cuando salgo del baño lo que yo tengo es FELICHITÁ…!». Y entonces el locutor recomienda no sé qué yogur con bichitos.
Teniendo en cuenta que las principales militantes de la dieta del kiwi matutino sois mujeres, veo aquí una relación directa entre liberarse (de una manera crudamente literal) y la felicidad.
Cuantísima razón tienes, Ander, como siempre.
Habrá que decirle a la OMS que incluya la fibra en la lista de medicamentos básicos… ¡Hagamos un lobby ya! ¿Pensamos un nombre?
Ay, perdón, Paco, creo que estamos derivando un poco el tema…
Pues vamos allá.
A mi modo de ver, sí es verdad que hemos conseguido muchas metas, más unas mujeres que otras, sobre todo las que vivimos en el «primer mundo» pero muchos roles todavía no han cambiado desde los tiempos de nuestros padres.
También es verdad que la felicidad no está directamente realcionada con el grado de liberación y tampoco tiene nada que ver con la condición femenina o masculina. La felicidad está en nosotros mismos (y no quiero que esto parezca un comentario de autoayuda pero es lo que creo de corazón).
Hay quien para ser feliz (sea hombre o mujer) necesita tener un Mercedes, un chalet en la playa, un duplex en el centro de cualquier ciudad, etc…
Hay quien para ser feliz sólo necesita tener una familia en la que crecer, disfrutar de un paseo los domingos por la tarde, o de una tarde de sofá, o de una película con palomitas.
Hay quien no consigue ser feliz nunca porque no encuentra su lugar.
En la felicidad humana influye mucho la pesonalidad de cada individuo y la forma de vivir su vida.
Y todo lo anterior sin olvidad que la idea de la felicidad es de dificil definición porque hay diferentes grados de satisfacción y formas de aceptarlos.
En fin, creo que me extendí demasiado.
biquiños,
Desde mi experiencia, Gom, he conocido mujeres esclavizadas, mujeres sumisas (aunque esto no es malo si es un rasgo propio de la personalidad de cada cual), mujeres dependientes,y mujeres liberadas (de lo que sea): mujeres responsables, mujeres con iniciativa, mujeres contentas con su vida (aunque no sea lo que el feminismo entienda que haya que estar contentas)… Creo que a las mujeres pocas veces se les ha dejado decidir en libertad (hasta ahora, que estamos en el humillante sistema de la cuota). Causas: Prejuicios, miedos ancestrales del hombre o miedos culturales. La Iglesia, según el momento histórico, ha contribuido mucho a estos prejuicios. (Y no me salgas, Paco con lo de Jesús, que ya sé que una cosa es el Evangelio y otra la Iglesia, lo cual por otra parte es normal).
Las mujeres son más complejas que las matemáticas que describen el Universo, ya que al final estas últimas son racionales mientras que no se puede entender a una mujer, sino comprenderla amándola profundamente
Perdón, quería decir «desviar» el tema (eso por mentar la inteligencia).
La OMS Prícipe de Asturias (eso por mentarla, je).
Liberada y feliz:
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20001001_giuseppina-bakhita_it.html
Un relato precioso y duro. ¿Otro ejemplo más de liberación? pues sí, ¡como no!Pero nada de eso resta un ápice a lo que digo pues ello no está a cientos o miles de kilómetros, sino a unas pocas calles de la parte más cara y lujosa de mi ciudad.