Acababa de presumir Sarkozy de que Zapatero había copiado su reforma de la televisión pública, cuando el socialista francés Henri Emmanuelli quiso quitarle mérito: «De Zapatero pueden decirse muchas cosas». Sarko saltó en defensa propia y del presidente español: «Puede que no sea muy inteligente, pero conozco personas muy inteligentes que no pasaron a la segunda vuelta de unas presidenciales». Se refería al socialista Lionel Jospin.
«Analicemos la frase», dirían Les Luthiers. Se trata de una afirmación típicamente defensiva, equiparable, por ejemplo a: «Puede que el Real Madrid no juegue bien, pero gana los partidos». Esto lo diría cualquier merengón con el inequívoco sentido de defender a su equipo, que es lo que hizo Sarko frente a la venenosa insinuación del socialista Emmanuelli. Ahora bien, cabe argüir que Sarko concede demasiado al aceptar que Zapatero «puede que no sea muy inteligente». Pero en rigor, «puede que» significa algo distinto de «no es muy inteligente». Esto sería conceder demasiado, aunque empeoraría si hubiera quitado el «muy». Al anteponer la cláusula «puede que» rebaja todo a una mera posibilidad. Imaginen que alguien dice: «Puede que yo sea burro, pero anda que tú». Quien frasea de ese modo, en ningún caso admite que realmente sea burro. Sólo pretende subrayar la burrez del otro. Así Sarkozy con Zapatero.
¿Cómo se explica entonces que la frase haya tenido tanto eco? ¿Y que tantos hayan denostado a Sarkozy, que defiende a nuestro Presidente, en vez de al muy ácido Emmanuelli, que le ataca? ¿Se hubiera producido el mismo revuelo si hubiera dicho: «Puede que Zapatero no sea muy guapo, pero gana»? El agravio radica en que, entre las «muchas cosas» que, según Emmanuelli, se podrían decir de Zapatero, Sarkozy eligió esa. Como si fuera un lugar común, un sobrentendido.
Totalmente de acuerdo. Todos usamos esa construcción y sabemos que ese «puede que», para el que habla, es algo así como «habrá quienes digan que» y que no se incluye entre esos «quienes». Lo malo con estas cosas es que los medios se copian los unos a los otros, tiran de teletipo de agencia que toman como si fuera La Verdad, y no se preocupan por contrastar, analizar y, sobre todo, despreciar (en el sentido de «no usar», al menos) lo que no es cierto ni aporta nada al lector… Bueno, sí, aporta una especie de «asiento en el circo». ¡Qué rabia me da!
Cada día estoy más confuso de lo que es la «inteligencia». Estudié en una Escuela y en un ambiente en el que se veneraba la inteligencia como si fuese un dios. Y la verdad, tras mi larga trayectoria en la universidad y de haber conocido VERDADEROS GENIOS y VERDADEROS VENDERORES DE AIRE me doy cuenta de que hay varios tipos de inteligencia. No hace falta leer a Goleman (para mí el único mérito que tiene es reformular a los Grandes Sabios y sistematizarlos, pero descubrir, nada). Está claro que Zapatero no es un erudito, y hasta es bastante más inculto que la media de los universitarios de su promoción. Pero tiene «algo» y quizás sea un grna manipulador, que es otra cualidad de cierta inteligencia.
Como decía un catedrático amigo mío, «Hay profesores que se creen muy inteligentes y sólo son especialistas en hacer Transformadas de Fourier; y nada más».
Concebir la inteligencia en un sentido unívoco es un gran error. Pero también me da rabia ver que cuanto menos preparado estés técnicamente para un cargo, más alto llegas en ese departamento o secretaría general. Y hasta aquí puedo hablar 🙂
Me parece que usaré esta columna en clase como ejemplo de los peligros de la ironía.
Zapatero no es muy guapo.