La Voz de Galicia

Conviene mucho leerse el último libro, recientemente publicado, de Víctor Pérez-Diaz. Se titula El malestar de la democracia y lo edita Crítica.

Puede ayudar a digerir la deliciosa bronca que se ha montado en la entrada anterior sobre el efecto jauría. Copio un párrafo (que no es, ni mucho menos, el más interesante):

«Pero una sociedad así, en cierto modo tan libre en la búsqueda de la satisfacción de los deseos, da lugar, antes o después, a una nueva forma, que Platón llama democracia. En esta democracia platónica (desordenada) hay una máxima libertad para que cada cual siga el curso que le marcan sus inclinaciones; pero el resultado es una tensión social continua entre ricos y pobres, que usan los agitadores políticos para su medro. De aquí la creación de una situación endémica de inestabilidad y encono» (p. 88).