La UE lo aprobó anoche, pero confío en que el Parlamento Europeo termine tumbando la directiva: los trabajadores podrán negociar individualmente jornadas semanales de hasta un máximo de 60 horas, 65 en el caso de los médicos.
De aplicarse esta medida -y ya sabe que todas las normas de mínimos terminan convirtiéndose en máximos, y todas las de máximos en mínimos-, o trabajamos doce horas diarias o volveremos a ocupar el sábado, justo en el momento en que más se habla de conciliación de la vida laboral con la familiar.
Trabajar doce horas, sin incluir desplazamientos y comidas, supone borrar la existencia familiar de una persona. Pero, además, dudo de la eficacia real de jornadas de ese tamaño.
Supongo que tiene algo de sentido, no mucho, en el caso de directivos. Pero la noticia me ha caído encima como un saco de arena: ¿tendrá que volver a inventar fiestas la Iglesia, como hizo en el pasado, para aliviar a los trabajadores de una actividad esclava?
Lo peor es que, de hecho, se está aplicando desde hace tiempo en diversos ámbitos. Lo conté hace unos meses con la excusa de un viaje a Brasil.
Decían los listos que caminábamos hacia una sociedad del ocio…
Yo, que me paso la vida quejándome de que no tengo tiempo, me confieso espantada. Además, por mucho que hagan falta, me niego a que un médico que trabaje 65 horas a la semana me ponga las manos encima, y no digamos que se me acerque empuñando un bisturí -y no dudo de que ya esté ocurriendo-.
No paran de tendernos trampas y nosotros no paramos de caer en ellas.
Que tengan compasión…
Es un espanto esa medida y confiemos que no se lleve a cabo. Pero resulta paradójico que hables de la jornada del sábado y de la conciliación de la vida familiar cuando justo en la empresa en la que trabajas y de la que eres alto cargo hay mucha gente que libra como mucho un sábado y tres domingos al mes. O sea cuatro días de 31. Y eso sin contar con la época veraniega, en la que mucha gente de la plantilla se mete hasta 14 días de golpe. Mientras, buena parte de la cúpula directiva de la redacción trabaja uno de cada cinco fines de semana. Si no cunde el ejemlo, sobran las palabras.
Paco, ¿no trabajas ya esas horas?
(Quizá algunas más…).
Recojo una frase:»Decían los listos que caminábamos hacia una sociedad del ocio…». Más bien vamos a la sociedad de la alienación. Baste leer tu última entrada sobre el control de BLOGS para darnos cuenta de que todo va encaminado a lo mismo: más control y menos libertad.
Yo sí creo que caminamos hacia algo parecido a la sociedad del ocio: el día que los empresarios descubran que los monos pueden hacer nuestro trabajo sin quejarse, sin horarios, cobrando en plátanos en lugar de en dinero, nos mandarán a todos a ver pasar la vida.
María, un médico ya lleva encima doce horas de trabajo al día cuando atiende. Un cirujano quizás no lleve tantas, o quizás las espacie más. Esta directiva se aprueba pensando en este gremio, así como en las enfermeras o en los marineros: trabajadores cuya jornada laboral no se restringe a fichar, sino que tienen que estar ahí siempre que se les necesite o que haya trabajo. Esto sería una especie de fórmula para cuantificar su rendimiento. Supongo que se aprueba para computar.
¿El problema? Que se está abriendo la puerta a la «chinificación»–perdón por el palabro– del trabajo (fenómeno al que, curiosamente, señalaba Marx como el ideal del capitalista en el primer tomo de «El capital»).
Por curiosidad ¿qué fiestas inventó la Iglesia en el pasado?
Si en el fondo está el objetivo de competir con los chinos y los indios, estamos “apañaos”
. No somos competitivos en precios, lo del I+D es un cuento chino. ¿Cómo vamos a hacer nosotros I+D si una sola universidad china, tiene diez veces mas profesores y doctores que las nuestras alumnos? Además solo tenemos que ver el ejemplo del coche hibrido. Los japoneses se fueron a fabricar allí y resulta que ahora los chinos han desarrollado un coche mas avanzado, mejor y mas barato y estamos hablando de la máxima tecnología que hay en el rango de la automoción.
Y entonces ¿Qué nos queda? Pues poca cosa, solo la cultura. Me resulta sorprendente que seamos capaces de vender la hamburguesa de plexiglás en el país del milenarismo y una riquísima cultura gastronómica. Nos queda (mejor dicho: les queda a sus propietarios) la influencia de la “chispa de la vida”. Yo me consuelo con que esos cien millones de millonarios chinos nos compren algo que les recuerde a nuestra cultura por ser la hegemónica durante los últimos tiempos. La cultura y los valores, curiosamente los mas denostados por el capitalismo, paradójicamente pueden ser el valor diferencial que por lo menos durante un tiempo nos sirva de salvavidas ante la “chinificación” laboral y cultural.
A Andrés: Creo que la Iglesia «inventó» pocas fiestas; más bien adaptó las paganas que ya había, la mayoría dedicadas a fiestas de la agricultura o cultos solares. Y sí, vamos hacia la «chinificación» (un buen «palabro»). Los sindicatos sólo se representan a si mismos y son instrumentos del Poder. (¿Alguien les ha escuchado decir algo en esta huelga que está bloqueando la actividad comercil del país?)
Y el día que a los monos se les pueda pagar en plátanos, vamos apañados…Pero no hacia el ocio, sino hacia el paro. Entonces ¿Quién consumirá lo que se produce?
Ya que se mencionó el paro patronal: Mi padre fue camionero y en su época a nadie se le ocurriría hacer una cosa de estas. No hace mucho se amenazó al gremio de los panaderos con una multa multimillonaria por pactar los precios. Pues bien, los transportistas paran el país a la fuerza con piquetes y todo, para pactar unos precios que ellos serán los primeros en no respetar. No se enteran que los precios en un país capitalista los determina la oferta y la demanda. En cualquier caso, esto se fomenta y si funciona, todos nos pondremos a la cola para cortar carreteras y lo que haga falta. Si a mi me va mal el negocio que lo arregle el estado. Esperemos que no se den cuenta los fontaneros autónomos, electricistas o albañiles que ahora han tenido que bajar sus precios por hora, porque no tienen trabajo. Muchos en privado me dicen. Gano menos ahora como autónomo que un mileurista, pero la alternativa es cerrar como hacen muchos o emigrar. Seguro que a ninguno de estos se les ha ocurrido plantear que el estado les garantice unos precios mínimos. ¡Que locura¡ estamos sometidos a un chantaje para que la sociedad amenazada y rehén de unos cuantos, exija al gobierno que esto se arregle.
Andrés, yo también tengo que estar ahí cuando se me necesita, aunque mi contrato estipule unas horas semanales determinadas. Si mi jornada es de 36 horas de lunes a sábado y resulta que hago 45, por ejemplo, puedo decir que se están pasando y que quizás haría falta un aumento de plantilla, aunque no me vayan a hacer caso. Si mi jornada aumenta hasta las 60 horas con mi consentimiento -forzada seguramente por la dinámica de «o lo tomas o hay una larga lista de periodistas dispuestos a decir que sí»-, les estaría quedando a deber incluso y te aseguro que no me pagarían el doble.
Es una dinámica perversa.
Andrés ha dado en el clavo con lo de la chinificación. Efectivamente la cosa viene a ser que para evitar que las empresas se vayan a China, traen China a las empresas.
Sin embargo, lo más perverso de esta propuesta es que se hace en un momento de crisis intensa, con el euríbor disparado y el fantasma del paro haciéndose más y más grande. Mucha gente empieza a estar pluriempleada y me atrevo a decir que dentro de poco preferirán trabajar 60 horas en un único sitio que las mismas (o más) en varios. Como dice María es una trampa preparada en el momento justo para que la gente caiga en ella.
Alberto, la empresa a la que te refieres tiene una jornada laboral de treinta y seis (36!!) horas semanales; los domingos trabajados dan derecho a día y medio de descanso sin perjuicio de una retribución extra; las horas extras se pagan a razón del 175% del valor de una hora ordinaria; trabajar 13 festivos otorga el derecho a descansar 18 días acumulables a las vacaciones (lo que hace un total de 48 días); los trabajadores tienen permiso retribuido para acompañar a familiares a su cargo a visitas médicas; las horas de lactancia son acumulables a la baja por maternidad; la reducción de jornada por familiares a cargo es menos restrictiva que la norma general…. Estos, entre otros, son sólo algunos de los derechos que tienen los trabajadores de la voz, aunque claro está que es mucho más cómodo quejarse sin más que reivindicar los derechos activamente, sobre todo habiendo como hay una amplia representación sindical. No pasa lo mismo en otros sitios.
Es increíble lo rápido que nos vamos haciendo a la idea. Hoy mismo ya me comentaban: pues igual no está tan mal.. trabajar dos semanas y librar otra.. o fórmulas similares… Lo malo es que en las horas de trabajo nuestros hijos siguen creciendo y haciéndose preguntas y necesitándonos, y a nuestros padres se les sigue cayendo la noche encima… a ellos solitos… Cómo era aquello…? «no pasarán»!
El peligro de todo esto es que si sale adelante esa directiva de la UE se abre la puerta a que los empresarios le digan a los jóvenes: o te metes a currar 65 horas o a la calle, que tengo lista de espera para contratar a gente. Menudo peligro. Sin duda es un claro paso atrás que hace tambalear la salud familiar y mental. Bastante estrés soportamos todos a diario para que aún encima no podamos disfrutar de los nuestros.
Lo primero que me vino a la mente al leer la noticia fue: Caramba! Cómo se podrá conciliar la vida laboral con la familiar?
Lo segundo: Caramba! Es tanto el trabajao que hay, para dedicarle tal número de horas?
De entrada no me parece mal que cada trabajador pacte con el empleador la fórmula más adecuada para ambos. Otra cosa muy distinta es que los empleadores se aprovechen de su situación de superioridad en un momento en el que el paro se va a convertir en una grave preocupación. De todas formas, la UE es bastante contradictoria. Creo recordar que hace no mucho decidieron que no se podía renunciar a las vacaciones y cobrar el doble.
En cuanto a la vida familiar y laboral. Ya ahora no se puede conciliar.
La cosa es que a los empresarios, a muchos empresarios, todavía no les entra en la mollera que trabaja más y mejor una persona con buenas condiciones. La productividad aumentaría considerablemente.
Otra situación es la tontería de muchos. Me contaba una consultora que en su oficina mucha gente se quedaba más tiempo simplemente por quedarse. Tuvo un jefe que le dijo: «si un trabajador por regla general se queda más tiempo del previsto en la oficina es porque es un mal profesional». Y es bien cierto. Muchas personas se quejan de que stán diez o doce horas en la oficina. Me gustaría saber cuántas de esas horas son realmente productivas y cuántas se dedican a tomar café, charlas con los compañeros, contestar a los mail o escribir en este blog, je, je.
Un saludo
Decía mi abuelo: «El trabajo es salud. Viva la tuberculosis».
Hay mucha hipocresía en ese tema. Por ejemplo, cuando trabajaba en Madrid, estaba mal visto quedarse un minuto más. Sin embargo, en algunas empresas, si te vas a la hora, compras boletos para que te echen o no te renueven. ¿A qué jugamos? Por mi experiencia, mejor no ser dócil, porque si lo eres, te van a dar igual y todavía se te queda cara de tonto.
Una vez un compañero de trabajo me dijo: “soy feliz, trabajo en lo que me gusta, y no me quedo más horas en la oficina porque en casa también la paso estupendamente. Además,en casa también me necesitan y yo a mi familia”.
Quizás mi amigo José Luís Camacho se pase de conspiranoico, pero hay cosas que dice en su BLOG que van en la línea que comentamos; en el fondo de la cuestión está el control social a través del miedo o impidiéndonos ser personas.
http://wwww.mundodesconocido.com
Trata muchos temas, pero quizás lo que más le moleste sea la falta de libertad hacia la que vamos.
En fin.. ¿Un poco conspiranoico?
Ya han sido contestados todos los comentarios menos dos:
El de Eresfea: no me hagas esas preguntas, hombre. En cualquier caso, mal hecho está.
La pregunta final de Andrés: hombre, es más fácil contar qué fiestas no inventó. El domingo no existió siempre como descanso semanal: empezó en el siglo IV, cuando los cristianos pintaban ya algo en el Imperio y pudieron conseguirlo. Pero, además, como las vacaciones existen desde hace poco, los obispos multiplicaban las fiestas de precepto (en las que, como sabrás, estaba prohibido trabajar bajo pecado, salvo caso de extrema necesidad o emergencia). En algunos países llegaron a tener más de ochenta fiestas al año. En fin, no quiero alargarme. Puede verse una historia resumida de las fiestas cristianas aquí. Está en inglés, pero se puede traducir (aunque defectuosamente) con Google.
Lo primero reconocer a Dios lo que es de Dios y a Paco, lo que es de Paco. No le voy a dar clases de Historia del Cristianismo. Aunque yo pensaba sinceramente que todas las fiestas paganas (Solticio de verano por San Juan, o de invierno por Navidad) eran (y lo sigo pensando) adopciones del cristianismo, lo que no imainaba de estos católicos es que gustasen tanto de las fiestas como para aumentar tantas como en el enlace que nos puso.
Otra cosa, y de esto no me disculpo, es que en el fondo de muchas cosas que no vemos hay una conspiración. Ya se está destapando lo del bórico que como dice la noticia, no es sólo para quitar el mal olor de los pies, sino para ocultar el olor de los explosivos a los perros… Así pues, yo lo de las conspiraciones, me lo creo bastante. Otra cosa es que alguns tengan, a priori, más credibilidd que otras.
Exista o no la hermandad, no quedan mas remedio que apretarse el cinturón. No puede el mundo con el nivel de desarrollo al que estamos acostumbrados. Si los desarrapados se compran una nevera (aunque no tengan para llenarla), se acaba el mundo. La chinificación de una clase media de nuevos ricos a la que la sociedad de consumo generó necesidades ilimitadas será muy difícil sino imposible
Pienso que el petróleo es muy barato. El sesenta por ciento son impuestos y hay que extraerlo de grandes fondos oceánicos con tecnológicas propias de la era espacial. Un litro de leche o de aceite es renovable y más barato de producir y se vende más caro.
Por otra parte, ese recurso no renovable nos lo estamos gastando en tres décadas. Desenterramos en ese tiempo el carbono que la naturaleza tardó treinta millones de años en esconder. Si no parte por la economía, partirá por el medioambiente.
Aquí estoy totalmente de acuerdo con Paco.
La conciliación laboral y familiar a tomar por saco gracias al esperpento de unos tecnócratas que disponen de una jornada semanal de 3 días a la semana de trabajo en un europarlamento que, generalmente, se puede comprobar, suele estar medio vacío.
Esos son los que piden las 65 horas de trabajo a los demás.
No podemos volver a tener a Dickens como cronista social de la europa del siglo XXI.
Bien vista la caracterización del Parlamento europeo y, sobre todo, la referencia a Dickens. Digo «sobre todo», porque esa norma aún no ha pasado por el Parlamento: la aprobaron los ministros de trabajo -el español se abstuvo, no votó en contra- de la UE.
También acertadísima la comparación leche/petróleo de Prometeo. No había caído.
Muchas felicidades, Ana María, lamento el retraso.
Cojonudo, Nos quejamos, nos quejamos, lloriqueamos como niñitos y pensamos que lo arreglen los DEMAS… como siempre. O sea NADIE. Entones que esperamos a que venga unos alienigenas y nos liberen, al que el cambio climatico mejore, a lo cual nos da igual total ya se lo solucionaran los de siempre y sino que los hijos de nuestros hijos se jodan.
Lo que más pena me da es que tanto que lucharon nuestros abuelos para coneseguir todos nuestros derechos y nosotros estamos mas que acomadados, cada dia más tontos (Plan Bolonia) y manipulables, ya no «pensamos» obedecemos y los que piensan son unos cobardes. Donde esta esa unión? Que somos un pueblo y no un partido, da igual que lengua hablemos, da igual como pensemos que nos estan tomando el pelo.
SEÑORES QUE SOMOS UNOS TITERES Y UNOS COBARDES.