En São Paulo la lluvia puede ser una bendición o una desgracia, depende para quién. Ocurre, de hecho, en muchos lugares. Las lluvias de marzo, cantadas por Elis Regina y Tom Jobim, comparecieron de nuevo, no solo para cerrar el verano, sino también, quizá, para celebrar el crecimiento de un 5,4 en el PIB, que se hizo público ayer. Buen dato, desde luego.
Las lluvias despejaron la eterna contaminación que engrisece el aire de la ciudad, siempre envuelta, vista desde lejos, en esa nube tóxica que parece de dibujos animados. La lluvia llega y lo limpia todo. Barre el polvo de las calles y de las fachadas de los rascacielos, filtra el aire a través de las cortinas de agua y le devuelve transparencia y frescura. Diluye los olores penetrantes a carburantes diversos y mezclados (a alcohol, sobre todo, que es el combustible preferido por aquí).
Pero el tráfico empeora. Porque salen más coches, porque se inundan algunas zonas, por un conjunto de causas, los seis millones de vehículos matriculados aquí (más otros cientos de miles matriculados en otros estados donde resulta más barato hacerlo) terminan amontonados en las grandes avenidas y en las circunvalaciones. Ayer se consiguió el récord: doscientos dieciocho kilómetros de atasco me dijo un taxista, tres más añadía hoy el periódico en primera página, pero sin destacarlo mucho.
El paulista está acostumbrado a todo. Sabe que las cosas más sencillas pueden volverse muy complicadas en su ciudad. Para fijar una cita, por ejemplo, hay que tener en cuenta muchísimas variables: de distancia, horario, climatología, accesos a la zona, etc. Pero el paulista quiere a São Paulo con locura, no podría vivir en otro lugar sin regresar a menudo para curarse el mal de saudade.
También yo estoy empezando a sentir saudades, porque tengo que volverme mañana.
He aprovechado para «balancear» un poco.
Gracias!!! Es como un regalo.
Las mías fueron de abril, pero en lo sustancial coincidimos:
http://pacosancho.blogspot.com/2007/04/el-dilema-del-paulistano.html
Bella canción. Ya la conocía pero interpretada por Fito Paez. La versión de Ellis y Tom me gusta más.
Elis perdoarache esa doble ele que lle pos como supoño que tamén perdoou, ali onde esté, aquela terrible campaña de El Corte Inglés na que anunciaba que Ya es primavera con esa deliciosa melodía que prepara a chegada do outono no sur.
O mellor de todo, porén, é esa risa cantada e cómplice que lle sae ao final da canción.
E ti, por favor, non te fagas de rogar que aquí tamén nos fas falla.
Beliscào.
Que bueno ver que te enseñamos algo el Miércoles, y no el oposto, como se pasa en la mayoria de las veces. Aunque sea sobre el transito y el numero de autos en la ciudad.
Pero un cosa no es tán verdad: a São Paulo no la queremos así. La queríamos cuando era un poco mejor. Ahora sigue cambiando, pero para peor.
Una reflexión para los que vamos y volvemos.
Sin duda hay lugares, hechos, y personas que pasan por nuestras vidas en momentos determinados; momentos que a veces queremos que vuelvan, pero cuando intentamos revivirlos, nos damos cuenta que hemos cambiado, así como todo el entorno se ha transformado. No hay un ayer, hay un hoy con aroma y sabor a recuerdo.
La música, un catalizador de memorias, un hilo invisible del tiempo.
Buen viaje al nuevo regreso.
Magnífico blog…!!!
Mil parabéns.
Almiral Mouchez
Lo siento. He tenido esto muy abandonado. Por razones obvias.
Muchas gracias, Amalia, por la referencia en tu blog. Y a la otra Amalia, por la corrección (¡qué vergüenza! Lo acabo de cambiar).
Es curiosa la coincidencia con lo que escribió Paco Sancho: un vistazo al enlace que ha dejado en su comentario permite comprobar lo poco imaginativo que soy. Ya Paco lo había dicho casi todo, salvo las informaciones que me facilitaron, en exclusiva, Carol y sus compañeros de promoción el miércoles pasado. Quede esto claro.