levo una semana de bromas con los «besitos» a los que me refería en la columna del sábado pasado. Supongo que las merezco. Había calculado que durarían uno o dos días, pero no: persisten en las llamadas telefónicas, en los correos, en el blog, en todas partes. Querría seguir con ese tono para alejarme lo más posible de la campaña electoral e irme hacia el terreno, siempre más grato, de las risas.
Lamentablemente, los asesinatos de mujeres esta misma semana y las cifras de maltratos que ha hecho públicas el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial no me lo permiten.
Resumiendo mucho, los datos correspondientes al tercer trimestre del 2007 vuelven a reflejar un número muy desproporcionado de casos en los que son compañeros o excompañeros quienes producen la agresión. En concreto, el 34,4% de las denuncias fueron contra el cónyuge; el 30,8%, contra el compañero; el 23,8%, contra el ex compañero, y el 10,9%, contra el ex cónyuge.
Según el último censo, que ya no refleja la realidad, el 94% de las parejas españolas estaban casadas. Si se superponen ambos datos, resulta que fuera del matrimonio se producen quince veces más agresiones que dentro de él. Y los porcentajes son parecidos tanto a los registrados en períodos anteriores como a los que se observan en otros países.
Sorprende también la mayor agresividad de los excompañeros frente a la de los exmaridos. Parece, por tanto, que el matrimonio es más pacífico, incluso en su ruptura.
Estamos ante un problema cultural gravísimo, que no se resuelve por decreto ni con mero voluntarismo.Un esfuerzo por recuperar el prestigio social del matrimonio no estorbaría e incluso podría ayudar. Pero nadie se atreverá a plantearlo siquiera. Me temo.
Ahora llegará El País (con acento) y te dedicará una doble página para demostrar que los números están manipulados y que todos sueltan trolas menos quien les lleva el río de tinta a su molino.
Non sei se é que me deixas sen palabras ou que, pola contra, me xurden tantas para contestar ao que dis que me atoan a gorxa e quedo tamén muda. Non sei…
Pero hay algo que no tiene sentido, voy a ser mala: recomendemos a las víctimas de malos tratos que prueben a casarse antes de denunciar.. a ver si así se curan?
Ya sé que no es lo que quieres decir.. Ya lo sé.
No se resuelve por decreto… claro que no. El prestigio social de las relaciones humanas es lo que necesitamos recuperar. Necesitamos aprender o reaprender muchas cosas…
Hijo de un matrimonio «tradicional» y víctima, como fui, de una educación «sexista» (¡pobre de mí!), que recibí sobre todo por vía paterna, sólo puedo decir: un hombre jamás golpea a una mujer.
Lo que no puedo decir, y que también forma parte de mi educación «sexista» paterna es lo que haría con el hombre que golpea a una mujer.
El valor social del matrimonio puede recuperarse cuando se vuelva a ver como acto íntimo o familiar más que un acto social. Incluso creo que aportaría a la disminución del maltrato hombre-mujer / mujer –hombre. Igualmente, esto podría transcender positivamente a los que nacen dentro de dichas uniones.
A sociedade se deteriora a um nível que o respeito pelo outro, pelo coletivo, perde diariamente a força. E é lamentável que isso ocorra de forma exacerbada dentro de casa, na família. A violencia de genero é o ápice dessa sociedade perdida. O que leva alguém a maltratar a pessoa com quem escolheu (nao obrigou-se) a viver junto, a formar uma família, a criar e formar pessoas?
Por cierto, cuándo nos vas a explicar el nombre de tu columna en La Voz de Galicia, «En la cuerda floja»?
Por si interesa, un excelente comentario en Wonkapistas muy relacionado con la tesis de Paco. No dejeis de leer los comentarios:
http://wonkapistas.blogspot.com/2007/11/fallecidas-por-violencia-de-pareja-las.html
Saludo.
Y algunos datos extraídos del informe «Mujeres asesinadas en España (2007)» elaborado por Centro Reina Sofía:
– Mujeres asesinadas ese año: 72.
Vinculación de la pareja:
– Conyuges: 38,24%
– Exconyuges: 16,18%
– Convivientes: 14,71%
– Exconvivientes: 11,76%
– Novios: 10,29%
– Exnovios: 8,82%
– Estamos ante un problema cultural gravísimo. Comentario indiscutible.
– Un esfuerzo por recuperar el prestigio social del matrimonio no estorbaría e incluso podría ayudar. Desde mi óptica, un acto de violencia –salvo en defensa propia, y poco más- es un acto de cobardía, complejos varios, falta de formación…. La solución comienza por identificar el origen del problema que encontraremos, sin duda, en el individuo actor del hecho causante; todo ello con independencia de estado civil, religión, sexo, creencia religiosa…
– Pero nadie se atreverá a plantearlo siquiera. Me temo. Por qué no? Comencemos aquí y ahora. Matrimonio civil o religioso, Paco?
El problema es que no sabemos querer
Me permito añadir nueva opción al comentario de «J»:
– El problema radica -igualmente- en una tendencia social que entiendo cada día más común. Reclamar nuestros derechos olvidando asumir nuestros deberes.
Pero seguimos a falar de violencia contra as mulleres? E que xa estou un pouco perdida…
Los datos que doy se refieren a denuncias por maltratos que, lógicamente, son muchas más que los asesinatos. Supongo que a estas alturas habremos sobrepasado las 400.000 denuncias. En cambio las mujeres asesinadas oscilan siempre en cifras por debajo del centenar. Por eso, estadísticamente, resultan más representativas las cifras de maltrato. Aún así, como apunta Alfonso -muchas gracias por esos datos y enlaces- y como puede leerse en el enlace de wonkapistas (el tercer comentario se refiere específicamente a la oposición casados/parejas de hecho), el fenómeno se repite también en los asesinatos, aunque no es tan desproporcionado como en las denuncias.
Ana: los datos son sobre matrimonios legales, no diferencia entre religiosos o no. La oposición más exacta sería casados/convivientes, o algo así.
En cuanto a la observación de Eresfea: me parece que resume muy eficazmente el problema cultural.
Me queda la pena de que Amalia no termine de decir lo que piensa…
Xa non me queda casi lingua de tanto mordela, pero se resistín ata agora…
(Por certo, non empecei sequera. E non vou picar)
Dices: «fuera del matrimonio se producen quince veces más agresiones que dentro de él»
Eso no es lo que se deduce de los datos. Lo que se deduce es:
«fuera del matrimonio se producen quince veces más _denuncias por_ agresiones que dentro de él»
Por otra parte, la panda de indignad@s que quieren devolver el valor social al matrimonio. Correlación no implica relación causa-efecto. La correlación es simétrica, por cierto, y es representativa de una variable (no necesariamente ninguna de las dos involucradas) que es causante o favorecedora de las dos involucradas.
En fin, (de)muéstrame el valor social del matrimonio pero ten en mente que uno de los grandes problemas de este tipo de violencia es el escaso número de denuncias (no es el único problema), y que correlación no implica causa-efecto (el opuesto sí es cierto, cuando hay causa-efecto aparece correlación).
Cierto, como dices, fuera del matrimonio se producen quince veves más denuncias por agresiones que fuera de él. Pero hay que añadir: y una proporción parecida de asesinatos. Sin duda habrá más agresiones que no se denuncian -tanto fuera del matrimonio como dentro- y no podemos saber si se mantiene o no la proporción de silencios. Lo de los asesinatos parece bastante claro.
Que la contigüidad no implica relación causa-efecto (la correlación, sí) es una gran verdad. De ahí que mi conclusión fuera tan modesta: «Recuperar el prestigio social del matrimonio no estorbaría e incluso podría ayudar». No sé a que indignad@s te refieres. No he visto a ninguno por aquí.