La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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E l cine francés es como los caracoles. O te gustan mucho o no los puedes ni probar. A mí el cine francés me gusta. Son como argentinos sofisticados. Comiéndose el coco, pero, en vez de con el descenso de River y el sentido de la existencia, con el millón de tipo de quesos y de amores y el sentido de la existencia. Pequeñas mentiras sin importancia es una película que pone la lupa sobre la generación que, al tiempo que supera los cuarenta, acumula tantas capas de mentiras que ni ellos saben qué es verdad y qué no. Los personajes, atrevidos, se preguntan quiénes son. ¿La profesional eficaz? ¿La madre volcada en su hijo? ¿La mujer seductora? ¿La esposa harta de las manías de su marido? O las cuatro. Y ellos, igual. Un grupo de amigos de esa edad conservan la costumbre de re-unirse por vacaciones. La clave es que deciden ir a pesar de que uno de ellos la noche anterior tuvo un accidente que lo mandó a la uci. ¿Hicieron bien o no? La cita no será como las anteriores. Todos arrastran fracasos y pasiones que pudieron ser y nunca fueron. Sobran minutos, pero late el arte de la vida como puro maquillaje. Hace más daño un falsificador de sentimientos que uno de documentos.