Humean las tarjetas del dinero de crédito con los Reyes, mientras esperamos a que el sol atómico nos ciegue los ojos. Y el regalo más redondo es un simple cede con música. Una hora y cinco minutos , con 16 canciones del pop español que alguien eligió para ti. Una hora y pico de acertijo, sin desvelarte cuáles son las canciones. Solo una portada con una foto maravillosa de un bebe que aporrea una máquina de escribir y un título debajo: Canciones des/animadas de ayer y hoy. El bebe puede ser una imagen de ti mismo, que llevas toda la vida frente a las teclas. Y el regalo es ilusión en vena porque alguien ha perdido el tiempo, su tiempo, en pensarlas, seleccionarlas y grabarlas para ti. Mientras las escuchas, recuperas tu pasado, te atragantas con tu presente y adivinas tu futuro. Un regalo con ingenio, sin dinero. Una prueba de cariño. Letras y canciones que dicen que «prometo guardarte en el fondo de mi corazón» o que «los que matan se mueran de miedo». Y está el refugio imprescindible, luminoso, de El sitio de mi recreo. Y así el obsequio tiene toda la magia del incienso y la mirra de los Reyes Magos. Y todo el oro que guarda los corazones puros, no las billeteras. Y piensas que quien te hace el regalo es alguien sencillo, sincero y sensato. Tres palabras que se parecen mucho y que, sumadas, significan ese garabato de una niña que es tu hermana. Qué distinto este regalo a los matrimonios que ya solo se regalan calcetines.
Me ha encantado, qué bonito. Siempre me gustaron los «relatos» de César Casal…:) Tenía 17 años o así cuando me enganché a ellos leyendo lo de María Moliner en LaVoz…