La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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(Artículo publicado en la última página de La Voz, en abril del 2007, vigente hoy).

Juega a la velocidad de la luz de los cuadros de Velázquez. Si hubiese nacido en Sol, en Madrid, sería carterista. Es el «7» del United, fugaz, un instante. Es el futbolista más en forma, según todos los expertos. Pisa la banda con descaro por la derecha y por la izquierda. Es una galería de regates, de diagonales. Le gusta la rabona. Hace bicicletas para algo, no por provocar un robinho de calor en la grada. Mejoró mucho. Ahora termina las jugadas y marca. Lleva 16 goles en la Premier, a dos goles de Drogba y la máquina espartana de Mourinho. Le ha robado protagonismo a Rooney, un tipo duro que no regala ni un saludo. Le llaman el tigre. Borges le dedicó estas palabras sin saberlo: «El tigre es fuerte, inocente, ensangrentado y nuevo». Ganará 180.000 euros por semana. Es el nuevo trovador del teatro de los sueños, donde antes centraba Beckham, Giggs todavía finta a su sombra y Best, el beatle del fútbol, fue un genio. Será leyenda. Es como un dios griego de las islas, de la isla de Madeira. Es tan hermoso que cuando lo hace bien da vértigo verlo. Maestro del autopase, tiene la velocidad y la frenada de Gento, un fulgor. Empequeñecerá a Figo. Aunque para Eusebio y su cañón de Navarone le queda mucho. Taconea más que Joaquín Cortés. Tiene página web y club de fans hasta en Polonia. Sir Alex Ferguson le descubrió en un amistoso con la blanquiverde del Sporting de Lisboa. Jugó también en el Andorinha y en el Nacional. Encara y desborda. Es vertical, algo chupón. Tiene la movilidad del rabo de una lagartija. 22 años, es acuario, libre como el viento. Es adonde nos lleva la imaginación, el sitio de mi recreo. Si fuese pianista sería Jerry Lee Lewis e incendiaría los pianos como incendia las crónicas de los periodistas con sus goles de cuento. Es Cristiano Ronaldo, voraz, un ditirambo.