Escritor. Tenía gatos y metáforas de fuego. Publican ahora un inédito para paladear. Utilizaba las palabras como metales preciosos. Era un vanidoso insoportable. Pero eso no es una pista, porque la mayoría de los autores tiene sobredosis de vanidad. Y los mata la glucosa del poder. Sabía que la vida es un paseo por el filo de la muerte, hasta que te cortas y se acabó. Su obra no tiene argumento. O el argumento era él. Sabía que Cortázar decía que los gatos son gratis. Compartía con JRJ el algodón de Platero. Y intuía que la depresión solo es una forma de explicarse. Cómo la escritura solo es una manera de masturbarse. Coleccionaba mujeres, pero solo amaba a una. Era un autor que entusiasmaba o sus libros se utilizaban para escupir sobre ellos. Pertenecía a una cuadra como todos los escritores con firma en este país de cainitas. Creía en Neruda y en todos los poemas de amor y las canciones desesperadas. Leía bajo las lágrimas del sauce.
Paco Umbral?
Dicen que «cartas a mi mujer» ha permanecido 20 años en un cajón. Marketing o la historia increible de las palabras guardadas en un cajón durante tantos años?
Pois fíxise vostede: O Señor Umbral e maís eu tiñamos un gran amigo en común, cousa que eu non souben ata a súa morte…
E teño a impresión de que el era un home moi diferente do que a súa imaxe pública transmitía.
Cousa que, máis alá da curiosidade, tampouco ten, para a miña opinión particular, maior transcendencia literaria.
Coma Proust, tamén estou contra Saint-Beuve. Quero dicir que estou convencido de que ben pouco do que o escritor é nos seus días se precisa para a correcta lectura da súa obra.
Bos días a todos.
Almiral Mouchez