La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Termina Scott Fitzgerald su Gran Gatsby con un canto a las vidas al revés, a lo difícil que es ser un salmón e ir contra corriente, río arriba. Doris Lessing, ya Nobel, tiene una biografía fascinante que aparece poderosa o sumergida, según los títulos, en su obra. Es una mujer global, un resumen casi del loco siglo XX y un anticipo de lo que se nos viene encima en el siglo XXI, global y mestizo. Tocaba mujer, decían algunas quinielas, y tocó a uno de los grandes nombres. En femenino podía haber sido también Nelida Piñón. En masculino tendrán que esperar en el banquillo de los acusados, los de siempre, Philip Roth, por los anglos, Vargas Llosa, por los hispanos, y Lobo Antunes, por los lusos.
Doris Lessing aprendió a escribir, como a vivir. A lo bestia, glotona, siempre. Sus primeros relatos, muy joven, son considerados oscuros y sus textos van a más a partir de que se establece en Londres con 36 años ya desengañada de casi todo. Lessing nació iraní. Pero es de Rhodesia del Sur, Zimbawe, si atendemos a que uno es del lugar en el que crece como niño, que uno es de su infancia. Y la infancia de esta dama fue africana, entre la disciplina férrea de su madre y el amor por su hermano. Allí conoció el apartheid, el racismo en toda su crudeza, que también está en sus libros. Se casó dos veces, tuvo tres hijos. Y se hizo comunista, con El Capital, como credo, hasta que se dio cuenta que ninguna imposición era buena. Y le salió El cuaderno dorado, ese libro un millón de veces alabado. Una estupenda manera de empezar a leer a la nueva reina de las letras. Una mujer que rompió adolescente con su madre y fue auxiliar de clínica y telefonista para salir adelante. Una escritora a la que le prohibieron la entrada en toda África del Sur, la misma África del Sur que luego la recibió como a una aparición. Ella misma dice que vivimos en medio de un torbellino. Ese torbellino está en sus páginas. Y ella es uno de esos hermosos salmones que saltan sobre el agua y no siguen el paso de las mayorías que aplastan y apestan.