La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
Seleccionar página

Y se te quebraba el corazón como una ecuación
Y cerraste los ojos para no ver a tus tres niñas
Y tu mujer a tu lado.
-Aguanta, aguanta, que ya llegamos.
Y apretabas los dientes para morder aquel palo que llevabas
En la boca el día que cuando niño te decidiste a saltar
A las dunas como tus hermanos mayores.
Y sólo veías un reloj imposible
Y una luz cegadora, tan cegadora,
Que sólo podía ser Dios,
Pensaste.
-Ayúdame,
dijiste.
-Ahora no, ahora es pronto. Sólo quiero ver crecer a las niñas, mis niñas.
Y el infarto no se detuvo, pero pasó a tu lado como una bala,
Que silbó fuerte,
Para descolocarlo todo,
Para que te dieses cuenta que vivir tan rápido sólo lleva a morir tan pronto.