La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Estás junto a la planta térmica. No tienes ganas de cazar patos radiactivos en la laguna industrial. Los patos radiactivos son negros, cenizos. Miras hacia las olas. Hay un mar de lejía, batido. Entre las olas, unos surfistas parecen tiburones de plástico que remontan lo imposible. Somos lampreas que remontamos lo imposible. Estás perdido y desencantado de haberte conocido. Tu madre está entre los rayos y los truenos de la mente. Otra vez, una niña tumbada en un sofá, atada a un sofá. Sin viajar a ninguna parte.
-Estoy al borde del precipicio, al borde, repite angustiado, atragantada por el llanto infame de quien no tiene más objetivo que la triste tristeza.
La mente es química. La parte química de la mente no tumba. No soportas ver a tu madre así. Le escuchas algo que te deja paralizado.
-La culpa de todo es no haber sido yo. No haber sido yo nunca.
Te deja paralizado. No se lo habías escuchado. Es el resumen, el epitafio de una vida dedicada a los demás sin pensar en uno mismo. Es a lo que conduce la entrega ciega. Es lo que tiene ser una hormiga. Los listos siempre tienen un plan. Los abnegados terminan anegados, sin fuerzas, forzados en una esquina del cuadrilátero, sin resuello, de entregar todo el resuello. A los listos nunca les falta su aliento de triunfadores. Estás perdido entre una madre deprimida, tu Skitty está también sobre el filo de un alambre. A tu niña, tu Raichu, le pasa de todo. De una enfermedad a otra y esas manchas que le cubren su cuerpo de niña, esas flores extrañas que salpican su piel y encogen tu corazón de estrella de mar. A Squirtle le va mejor. La herida del pulmón es una cicatriz y ve luz al final del túnel.
No pienses. Pensar es circular. La vida es progresar hacia ningún lugar para volver al principio. No hay que enloquecer. Que enloquezcan los demás. Hay que aprovechar el minuto, el minuto de cordura, el minuto de mirar a los ojos de la gente con franqueza, sin puñales. Y lo bien que sienta el viento en la cara mientras los surfistas hacen de tiburones de neopreno sobre el mar batido de lejía, al lado de la planta térmica.