La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Son distintos: un día con luz y una noche estrellada. Donde Raichu es inquieta, Rasec es una balsa. Donde Raichu es deriva. Rasec parece un pilar. Raichu es imprevista, tempestuosa, cálida, radiante, una centella, fugaz y duerme como un muerto. Rasec es tranquilo, pausado, calma, bondad, sonrisa frente a risa, pero duerme con un ojo abierto. Como un centinela de guardia. El sueño que tiene uno encaja en el carácter del otro. Son las extrañas combinaciones de la ciencia genética. Raichu es morena, oscura, casi zaína. Rasec tira a rubio. Los dos tienen los ojos achinados de la madre. Los dos tienen el carácter de la madre. Se paran con todos, hablan con todos. No huyen el encuentro. Les va la gente, la calle. Donde uno es silencio, la otra es llanto. Donde uno es sonrisa beatífica, la otra es risa histriónica. A él le encanta la fruta, ella no la prueba. Una fabula, el otro exige. Una es abstracta e inventa nubes donde no las hay. El otro quiere algo concreto, como con una mira telescópica. Selecciona un objetivo y no se pierde en mil naderías. Raichu vive de las naderías. Raichu es una colección de climas. Rasec es la paz de un oasis, el verano entre dos inviernos.
A los dos los quiero con locura. A Rasec lo cojo y lo pongo a mi lado, los dos en el sofá bajo una manta. Y muerde el cinturón y chupa el móvil. Y rompe el periódico. Y quiere comérselo. Y todo la hace con una extraña armonía. Sin alzar la voz, sin alterarse ni alterar. A Raichu le pido un beso y me lo da zalamera. Como quien otorga un privilegio y piensa ya en la recompensa que va a pedir a cambio. A Raichu le gusta el rosa.
-Mis colores favoritos son el rosa, y el amarillo, y el azul, y el rojo y el verde. Esos son mis colores favoritos.