Gotitas de vida
Cuando era una mujer soltera y sin hijos, la lactancia me parecía un fenómeno extraño y muy, muy lejano. Cuando veía a una mujer alimentar a su hijo pensaba que sin duda era un sacrificio muy grande. Con el paso del tiempo, mis amigas comenzaron a parir y me contaban las infinitas molestias de «dar el pecho».
Recuerdo la cara de angustia de una de ellas cuando me detallaba el martirio que vivió para poder alimentar a su bebé. «Es horrible. Me sangran los pezones y duele muchísimo. Creo que solo lo amamantaré este mes y después con fórmula», aseguraba. La lactancia, aunque no lo parezca, tiene muchos beneficios. No sólo para la salud y el buen desarrollo del bebé, que eso ya me parece razón suficiente, sino también para la economía doméstica.
En cuanto me ingresaron en el hospital una enfermera me advirtió que, si no quería … Seguir leyendo