Tal como están las cosas, necesitamos mucho un poco de Navidad. Es cierto, sí, que hemos embarrado el espíritu navideño por el sencillo método de reducir la fiesta a puro vino (con algo de champán) y la delicadeza finísima del regalo a una trampa de egos y chucherías. Por eso el espíritu navideño, el originario, el de verdad, parece ahora impostado cuando alguien lo invoca: «Paz a los hombres de buena voluntad».
¿Por qué paz y cariño solo unos días al año?, dicen algunos. Por supuesto, la pregunta es insidiosa, porque nadie defiende un planteamiento tan reductivo, pero se puede responder: probemos al menos en Navidad. Un poco de Navidad vendrá bien a nuestros huesos y a nuestras almas cansadas. Un poco de cariño familiar —con sus exigencias—, un esfuerzo por sonreír más, por enfadarnos menos, aniñarnos un poco por unos días, sin pretendernos tan hombres, tan mujeres, para ser capaces de disfrutar con el Belén como disfrutan los niños que miran perplejos y embobados el misterio. De críos, lo entendíamos, pero el misterio se agranda con el paso de los años hasta hacerse ininteligible cuando basamos nuestras decisiones en el poder o en el dominio sobre los otros, en la autonomía frente a todo, incluso frente a un Dios que, sin embargo, nace pequeño, pobre, arrinconado y, sobre todo, dependiente. ¡Cómo arrodillarse ante un Dios así!, parecen gritar algunos, que cifran toda su personalidad en no arrodillarse, y terminan doblándose ante un cualquiera, a menudo insolente.
Prefiero un poco de Navidad, con Niño, para ampararme, siquiera unos días, de esta bronca continua, de la sinrazón de diseño, de la necedad paridora de odios. Siempre queda la fiesta del misterio y de la sencillez que nos empuja hacia la comprensión. El sábado próximo ya habrá pasado, así que les deseo hoy un poco de Navidad. Un mucho, si pueden.
Oh.
La Navidad ha perdido su sentido, aunque fuese el originario pagano. Y cuando algo no tiene sentido acaba por morir. Las preguntas que planteas en esta entrada me las llevo haciendo yo muchos años.
La Navidad es cosa de niños, pero niños con mayúsculas. Sin mis pequeñajos sobrinos no tendría sentido la navidad actual.
Me da igual que la Navidad tenga un origen pagano. Llevamos siglos con el significado religioso, y aunque la navidad sea una metáfora del nacimiento de Jesús, sólo por ello, los niños son los que le dan sentido a la misma.
Feliz navidad (de todo corazón) siempre que no nos olvidemos de hacernos algo niños. De otra forma es una bacanal (y no adoramos a Baco, que yo sepa).
Serán estas datas que, como a música, ata as feras amansan e nos permiten recordar certos sentimentos que temos agochados. Esperemos que os desexos de Paco se cumpran mais moito me temo que teremos bronca, sinrazón e odio durante outro ano. Que bonito sería que deixasemos aflorar o lado positivo do noso ser, non durante o Nadal, senón todos os días.
Me ha encantado! Sobre todo lo del esfuerzo por enfadarnos menos (es siempre mi propósito navideño…).
A mí me gusta pensar que Dios, que es infinito y todopoderoso, se hace un bebé para que no nos de miedo acercarnos a Él.Y se pone,indefenso, en nuestras manos! Cidemos de Él y cuidemos de los demás.
Feliz Navidad!
bettyboop
Dependiente.
Es difícil entender el valor y el amor que hace falta para serlo.
Pero creo que es imposible que nada cambie ante esto. Verás que sí, que todo va a mejor.
Feliz Navidad.
Bien dicho. Ya pocos hablan de Dios en Navidad, y los que lo hacen, apenas si hablan de paz, amor y unión, olvidando la Encarnación. Y como, además, la Navidad es tiempo de alegría e ilusión infantil, se tiende a olvidar que es un tiempo de con-ver-sión. Salud y feliz Navidad (pero de la de en serio).
Trataremos que sea ¡MUCHA NAVIDAD!
Un fuerte abrazo y gracias por el artículo!!