La Voz de Galicia

Verdugos y víctimas (2)

Del discurso de la Madre Teresa de Calcuta al recibir el Premio Nobel en 1979:

«Por favor no matéis a los niños, yo los quiero. Con mucho gusto acepto todos los niños que morirían a causa del aborto. El aborto empobrece a la gente desde el punto de vista espiritual; es la peor pobreza y la más difícil de superar (…)

El aborto mata la paz del mundo… Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento.

Por favor no matéis a los niños, yo los quiero. Con mucho gusto acepto todos los niños que morirían a causa del aborto. El aborto empobrece a la gente desde el punto de vista espiritual; es la peor pobreza y la más difícil de superarMuchos se manifiestan preocupadísimos por los … Seguir leyendo

¡Más látex!

Como todos los diciembres, andamos muy escandalizados con el brutal aumento, un año más, del aborto en España: 112.138, un 10,4% por encima del año anterior. A nadie le parece bien, pese a que no hemos alcanzado siquiera las cifras de abortos que, supuestamente, se producían en España hace casi 30 años, y que se invocaron como argumento para pedir la actual ley. Pero este asunto, como el fútbol, parece cosa ajena a la razón, así que da igual. Miro y remiro los datos facilitados por el Ministerio. O no tiene o no da los referentes a la nacionalidad de las que abortaron. Sin embargo anuncia que la inmensa mayoría son inmigrantes. Quizá sean extranjeras, porque nos hemos convertido en un destino preferente del turismo abortista, pero extranjero no es lo mismo que inmigrante.
Se insiste también en el incremento del aborto entre las menores de 20 años. En efecto, … Seguir leyendo

La Reina

¿Qué habría ocurrido si la Reina hubiera contestado a las preguntas sobre el aborto y el matrimonio de homosexuales de otra manera?

¿Si hubiera dicho que el aborto es un derecho de las mujeres y la palabra «matrimonio» la más lógica para referirse a esas uniones?

No pasaría nada, pensé. Pero no.

La misma algarabía de declaraciones que se ha producido ahora estallaría en ese supuesto. Sólo que, claro, se trataría de un bullicio festivo en torno al grito: «¡Qué linda y qué moderna es nuestra Reina!».

Para acallar las voces que se levantaran en contra de tales declaraciones —pocas voces, me temo— se organizaría una cerrada defensa en torno a la libertad de expresión que asiste a la Reina como a cualquier mortal. Y si alguien se atreviera a matizar que ella es la Reina y que, por tanto, está obligada a una neutralidad política absoluta, le contestarían:

primero, … Seguir leyendo