La Voz de Galicia

Diferencia moral

Cuando veo que alguien juega con los sentimientos de otra persona, siento una repulsión instintiva, casi animal. Aprovecharse del afecto ajeno es siempre cruel. Pero cabe una perversión mayor: utilizar el amor otros, sin corresponderlo, para generar además odio contra terceros. Si se trata de la manipulación del sentimiento de un pueblo, de una nación o, como en este caso, del deportivismo que tantos llevamos en las venas desde nuestra infancia, entonces faltan adjetivos para calificarlo.

Digo esto porque me parecen lógicas las protestas contra Lendoiro, siempre y cuando excluyan la violencia y los insultos bárbaros que el todavía presidente del Deportivo recibió en la medianoche del miércoles. Ciertamente, él hizo lo contrario con los demás: hasta ayer utilizó el deportivismo como una amenaza contra quien se opusiera a sus intereses: ?Algunas personas no podrán salir a la calle?, decía con estas o similares palabras.

Lo hizo con Fran, después … Seguir leyendo

Sufrimiento

La profundidad del sufrimiento humano se corresponde con la profundidad del propio hombre y puede resultar, ante lo que no entendemos, aterradora y maravillosa a la vez. Nos sitúa al borde del abismo de nuestros límites, muy particularmente el de la muerte, ante el que algunos enmudecen, otros buscan trascenderlo y unos cuantos miran para otro lado y el que venga detrás que arree. Estos aprovechados son incapaces, como los animales, para la compasión y la misericordia, virtudes exclusivamente humanas, como el sufrimiento que las activa. Pero ni la compasión ni la misericordia son virtudes de mirones, sino de gente que percibe el padecimiento y hace algo por remediarlo, como ocurrió de un modo inmediato en el accidente de Santiago. Ha habido mucha grandeza estos días: los vecinos de Angrois, todas esas personas de vacaciones que de un modo espontáneo acudieron a su trabajo, las que prolongaron sus jornadas, la … Seguir leyendo

Cien días

Es una columna que se me olvidó colgar en su día (22.junio.2013):

A veces, eso que llamamos el estilo de alguien no responde más que a apariencias diseñadas por terceros, para gustar, para acomodarse a las tendencias dominantes o para dirigirlas, pero puede carecer de conexión alguna con la personalidad real de quien exhibe tal estilo. Ocurre a menudo con el aspecto físico de los políticos y con su mismo discurso, controlados por asesores de imagen y estrategas de comunicación, o el de los ídolos pop fabricados por el márketing del espectáculo: su aspecto, sus modos y sus palabras no conectan necesariamente con quienes son, sino con quienes quisieran ser o parecer. Digo esto, porque a la hora de hablar de los primeros cien días del papa Francisco, la palabra que más se repite es, precisamente, estilo.

El estilo de Francisco atrae por sí mismo, porque su sencillez,

Seguir leyendo

Salud a crédito

La idea de que el sistema sanitario es insostenible se repite con insistencia creciente desde mucho antes de la crisis y parece que responde a la realidad. Hasta ahora consideraba que podría tratarse de un mero problema de gestión, de introducir racionalidad en los recursos, pero desde hace un tiempo se me dio por pensar que utilizamos el sistema de salud para financiar un modo de vida a menudo arriesgado. Así como antes pedíamos créditos para ir de vacaciones, ahora aceptamos el botellón porque confiamos en el servicio de urgencias. Por casualidad, esta semana di con unos datos que avalan la hipótesis.

Por lo visto, ya en 1974 se establecieron cuatro determinantes básicos para la salud de la población: el biogenético (carga genética, envejecimiento, etcétera), el ambiental (contaminación física, química, biológica, social y cultural), los estilos de vida y conductas de salud (drogas, sedentarismo, nutrición, violencia, estrés) y el sistema … Seguir leyendo

Cosas raras

En los últimos meses no hacen más que pasarme cosas raras que atribuía a un suceso de salud acontecido en enero. Pero continúan, y resulta cada vez más complicado vincularlas con la cardiología. La última consiste en que he dejado de entender los periódicos. Literalmente. Salvo este en el que escribo, no sé de qué van. Hablan para otros, sobre cosas que me importan un bledo. Y si hablan para mí, me toman por tonto.

No es del todo nuevo. Siempre me ha sucedido en alguna medida. Lo nuevo es el descaro y la chapuza. Por ejemplo, un diario de derechas dice que en la asignatura alternativa a Religión se impartirán los valores de las víctimas del terrorismo. Me asusto. Leo la noticia como un bobo y no hay más que aire, la nada a doble página.

Cojo el flamante periódico de izquierdas, tan serio él, y leo en otra … Seguir leyendo