La Voz de Galicia

Entender Podemos

Leí hace dos semanas el artículo de Pablo Iglesias en New Left Review, titulado Understanding Podemos (Para entender Podemos) y pensé que el líder del nuevo partido había cometido un grave error al publicarlo. Supuse que en los días siguientes se produciría un alud de comentarios, pero no. Ha pasado prácticamente inadvertido. Quizá porque es largo, 15 páginas, o porque está en inglés. O porque no dice nada que no hayan advertido antes sus críticos. Aunque la ausencia de glosas quizá se deba a que en este país no existe discusión intelectual, política o de otra índole. Como Pablo Iglesias lo sabe, escribe con desparpajo sorprendente sobre sus tácticas que, por cierto, incluyen la reducción del diálogo público a las tertulias televisivas, a las que concede mucha más importancia que a las redes sociales, como si quisiera hacer buena aquella frase que se atribuye a Unamuno: «Cuanto menos se lee, … Seguir leyendo

Cuidadores

Una cultura es el modo de pensarse que tiene un pueblo, el concepto sobre nosotros mismos que opera por debajo de todo lo que hacemos públicamente o a escondidas, lo que consideramos bueno y malo, apropiado o inapropiado, bello o feo. La cultura se cocina con tres ingredientes básicos que, mezclados en diversas proporciones, dan lugar a visiones del mundo muy diferentes: la concepción del hombre y de la mujer, la idea de Dios (o su negación) y la manera de entendernos con la naturaleza. De ahí que este último elemento, como los otros, deba tener un tratamiento relevante en la educación de cualquier persona. Los antiguos temían la naturaleza y la convertían en dios para defenderse de ella: el sol, la luna, los grandes ríos, el mar. Para los contemporáneos ya no parece tan amenazante: la percibimos como a nuestra disposición, explotable, un medio más de hacer dinero. Y … Seguir leyendo

Reaprender a sumar

Fue lo primero que nos enseñaron, la clase inicial de aritmética después de que aprendiéramos los números: sumar. Parecía la operación más sencilla y fácil, desde luego, mucho menos enrevesada que restar, multiplicar o, por supuesto, dividir. Aquellas sumas que se podían hacer con los dedos fueron complicándose con más sumandos y más largos, en los que había que aprender a llevar de una columna a otra. Pero incluso esas sumas parecían más honestas que las restas o las nefandas divisiones. Y luego estaba el signo más, la cruz tan valiente y equilibrada, tan bonita.

El signo más o plus sigue gustándonos de mayores, lo asociamos a lo positivo a lo que añade, por eso lo incorporan tantas marcas. Pero sumar, para los adultos, resulta mucho más complicado, sobre todo cuando se trata de sumar personas. Tendemos a reducirlas a votos, como si un voto al PP o a las … Seguir leyendo

Aguja de marear

Bueno, ya está. Ya pasó la campaña. Ahora queda sentarse en la playa y esperar a ver cómo viene la mar mañana por la noche. Si habrá marea alta o baja. Una incógnita esta vez, porque no depende de la luna de verdad, sino de otras lunas menos seguras, más impredecibles, menos claras y fiables. Por ese lado, apenas cabe asegurar que, alta o baja, será una marea roja. Han arriesgado mucho los coaligados con Podemos al elegir ese nombre para sus plataformas atlánticas. Deberían haber revisado a fondo el diccionario.

Si viene alta, habrá que atender a lo que se traga: cierto nacionalismo para el que es más importante ser de izquierdas que ser de aquí, quizá incluso se trague los restos de una IU que camina con paso firme y saleroso de la insignificancia hacia la nada o al propio PSOE acuclillado en la sombrilla de la playa … Seguir leyendo

Nueva clerecía

Según Monedero, caído de Podemos, «el error que siempre ha tenido la socialdemocracia española es pensar que la gente es tonta». Coincide con algunos análisis sobre la socialdemocracia británica que han asomado a los papeles esta semana, después de la gran derrota. Vienen a decir que los laboristas han olvidado su mensaje originario, muy conectado con los problemas de la gente real y necesitada, para encapsularse en una burbuja ideológica repleta de proyectos de ingeniería social con los que sintonizan bien cierta clase media universitaria o tuitera, la farándula y los medios, pero no la gente real: estatismo, laicismo, multiculturalismo, doctrina de género, matrimonios homosexuales… En fin, ya saben el resto.

El caso es que perdieron en contra de las encuestas, acaso porque la gente no se atreve a decir lo que realmente piensa por miedo a convertirse en los herejes de la nueva corrección, con riesgo de perder empleos … Seguir leyendo