Me alegra visitar de nuevo tu excelente blog y encontrarme con un artículo tan acertado y agudo de Ignacio Aréchaga…porque lo que dice es la pura verdad, el doble rasero hipócrita con que se juzgan los actos humanos según quién los cometa. Un artículo para recortar
Un abrazo
Javier
el 4 octubre 2009 a las 5:18 pm
Muy adecuado y una buena reflexión sobre la pena y el castigo. Creo que lo que denuncia Aréchaga no es que se pida la libertad para una persona que ha transgredido gravemente la ley sino la doble vara de medir como si un cura no fuese tan persona como un artista. El doble rasero de la «correción política» pone de manifiesto la gran injusticia de un sistema penal. ¿Y por qué no perdonamos a Videla y compañía? ¿Y a los nazis nonagenarios?
Me da la impresión que politizar este tema es contraproducente para el propio Polansky.
Muy bueno! Es incomprensible la reacción general ante el caso de Polanski. Se tratará de un caso de esquizofrenia social?
Hola Paco
Me alegra visitar de nuevo tu excelente blog y encontrarme con un artículo tan acertado y agudo de Ignacio Aréchaga…porque lo que dice es la pura verdad, el doble rasero hipócrita con que se juzgan los actos humanos según quién los cometa. Un artículo para recortar
Un abrazo
Muy adecuado y una buena reflexión sobre la pena y el castigo. Creo que lo que denuncia Aréchaga no es que se pida la libertad para una persona que ha transgredido gravemente la ley sino la doble vara de medir como si un cura no fuese tan persona como un artista. El doble rasero de la «correción política» pone de manifiesto la gran injusticia de un sistema penal. ¿Y por qué no perdonamos a Videla y compañía? ¿Y a los nazis nonagenarios?
Me da la impresión que politizar este tema es contraproducente para el propio Polansky.
He querido decir «delito y castigo»…