Decía la semana pasada que muy probablemente la encíclica del Papa recibiría contestación en determinados medios intelectuales y periodísticos. Ha sido así, aunque esta vez los medios conservadores de casi todo el mundo parecen más críticos que los llamados progresistas. Las principales pegas provienen del republicanismo sociológico estadounidense al que rechina la propuesta de una autoridad mundial y las referencias a una economía «de la solidaridad y la gratuidad». En los medios progresistas ha causado más bien perplejidad. Empezarán a repetir aquella monserga, aplicada ya a Juan Pablo II: este es un papa progresista en lo social y conservador en lo moral.
Ha sabido verlo bien Ross Douthat en The New York Times: “El Papa no es demócrata ni republicano, y su visión escapa a las categorías normales de la política americana”. Por eso, la encíclica invita tanto a creer como a pensar, a replantearse marcos simplificadores que, allí como aquí, atenazan las posturas de izquierda y derecha. Como dice Douthat: «“¿Por qué la preocupación por el medioambiente no incluye ser pro vida? ¿Por qué a los republicanos no les inquieta la desigualdad económica y los demócratas no se plantean devolver más poder a los estados y municipios? ¿Por qué la oposición a la guerra de Irak debe implicar aceptar cualquier cosa en el campo de la bioética? ¿Por qué el apoyo al libre comercio va a requerir defender también la pena de muerte? Estas cuestiones, y muchas otras como estas, son la clase de asuntos que un sistema político sano debería permitir que los votantes y los políticos se plantearan”.
El Papa propone una nueva cultura en la que el desarrollo consista en la búsqueda del bien «de todo el hombre y de todos los hombres», en un contexto intelectual más profundo, ajeno a las cuatro ideas fijas que a menudo manejamos.
Añado: Una buena selección de reacciones en la prensa de todo el mundo en Aceprensa, de donde he tomado -con ligeras variaciones- la traducción al español del artículo de Douthat.
Hay que abandonar el límite mental.
La 2ª Enciclica de Benedicto XVI «Caritas in veritate» de base social me exige tener más Fe que la 1ª Enciclica del mismo Papa «Deus caritas est» de base personal .
Nunca se me ocurriría y por eso necesito acopiar mucha más Fe, pensar que serán factibles agentes económicosociales que subordinen…. el actual leit motiv del vigente sistema económico capitalista basado en la depredación ( = animo de lucro= amor propio individual = darwinismo social)asociada a la parasitación ( elogio de la pereza = colectivismo = subvención de por vida )…. al leit motiv propuesto por BenedictoXVI que prevé agentes socioeconómicos trabajando intensamente por motivo principal de gratuidad y donación y generando un escenario socioeconómico donde la depredación/ parasitación ceda paso a lazos de protocooperación fundados en el amor incondicional y a fondo perdido.
En cambio veo más factible,es decir necesito menos Fe en el tema de las relaciones sexuales para pensar que dentro de ellas se subordinará el leit motiv cien por ciento hedonista impulsado por el vigente sistema socioeconómico ….al leit motiv del amor ágape que lidere y guíe al amor eros .
Sin embargo, tampoco puedo pensar que Benedicto XVI al escribir «Caritas in veritate» hiciera una apuesta socioeconómica de tal envergadura pensando solo en el largo plazo.
Este Papa nos cogió a todos en fuera de juego.
Estoy bastante de acuerdo con la idea de la uniformidad ideológica. Se aplica en general a todos los estamentos, desde los partidos o instituciones, a los particulares. Aunque dentro de una misma corriente o partido haya distintas voces siempre hay una versión oficial. Es un tema que siempre me ha escamado de la política, el como todos los miembros se un partido comulgan con ruedas de molino casi todo el tiempo.
También ocurre que en España se opina de la política como si fuera fútbol y de los partidos como si fueran equipos. Hasta se ha visto a gente alegrarse de desgracias en el país porque perjudican a un partido o a otro.
Uno ahora se relaciona con la política como si fuera un pack de esos de televisión digital en los que por cada canal que nos pueda gustar vienen 17 intragables.
Respecto a la iglesia, la doctrina oficial tampoco deja mucho espacio para la disidencia y la opinión, parece que tampoco puedes estar en contra del aborto y a favor del preservativo o el sacerdocio femenino…
Un saludo
G