Publicado en Nuestro Tiempo (Número 679 abril – junio 2013), empieza así:
«La primera frase que tengo que decir va en contra de todos los preceptos de la retórica, porque ahuyentará a los principales destinatarios de este texto: les parecerá casposa y viejuna, propia de una mentalidad premoderna o incluso antimoderna, pero sobre todo les parecerá falsa. Asumo todos los riesgos y la mascullo: la vida es analógica, no digital. Ya está, ya lo he dicho, ya puede producirse la desbandada de nerds y geeks, si es que quedaba alguno a estas alturas del artículo. Pero qué culpa tengo yo de que la vida se parezca más a una libreta que a un archivo de word». (para seguir leyendo)
Gústame moito, tanto a metáfora como o sentimento contido.
Escribir en libretas me produce siempre inquietud: se que no lo haré bien; en el iPhone puedo borrar y archivar o tirar. No sé si la vida es más digital. Tengo mis dudas.
Me alegro de volverte a leer.
Ver la vida como un camino o los pasos que lo van conformando se asimila a cada una ,de las hojas de esas preciosas libretas de las que hablas y yo compro para anotar todo lo que voy encontrando; en las páginas de mis diarios favoritos, en las ocurrencias de algún que otro amigo nerd,…, en lo que siento mientras saboreo un granizado de café…
Gracias por artículos como éste. Yo como tú, pero con unos cuantos años menos, aunque con menor conocimiento del mundo digital, soy una mujer analógica adaptada a un nuevo entorno…