Publica hoy La Voz un resumen del informe de la Fundación de Ayuda a Niños y Adolescentes en riesgo sobre las llamadas al «Teléfono del menor». Hay un párrafo que casi ningún medio destaca y que dice literalmente:
«El director general de la Fundación Anar, José Antonio García comentó que un 22,2% de las llamadas de los menores a este servicio se referían a problemas de relación con la familia o el entorno, entre las que destacan las relativas a las consecuencias psicológicas de la separación de sus padres y a la situación de soledad en la que se encuentran».
Nadie duda de que la separación de una pareja tiene que ser una situación con «consecuencias psicológicas» para los hijos y por eso, supongo, hay que estar especialmente pendientes de ellos durante ese trance para evitar esa «situación de soledad». Pero la solución a eso no es, en mi opinión, no separarse, porque la falta de amor en una pareja puede volver la convivencia mucho más dura y descorazonadora que una ruptura, y durante mucho más tiempo.
Aunque quizá no es eso lo que quieres poner sobre la mesa…
¿Qué está ocurriendo en nuestra sociead para que las parejas se separen «porque no hay amor» y nos quedamos tan tranquilos aunque haya una prole por medio? ¡Quién será el que cure y cierre las heridas de esas criaturas? ¿No estamos algo mal del «tarro» y jugamos con los sentimientos y las personalidades de nuestros descendientes muy alegrrmente? ¿Por qué algunos/as van mariposeando de flor en flor dos y tres veces uniendo sus vidas para desepués darse cuenta que otra vez se equivocaron? ¿Acaso nos sobra mucha frivolidad en nuestras vidas? No quiero acusar a nadie -lejos de mi-,sino estoy haciendo una reflexión en voz alta para que encontremos de una vez para siempre la solución a este problema tan enorme. Me agradaría leer otras reflexiones sinceras y así, entre todos, quizás encontremos algo de solución.¡Gracias a todos!