En contra de lo que tantos vaticinaron, la caída del muro de Berlín no supuso un triunfo del modelo occidental y de la democracia, sino más bien su crisis, la puesta en evidencia de una falta de identidad, de ideas y de líderes en un contexto mucho más complejo que el anterior: el del blanco y negro y los dos bloques de la guerra fría. Se habla de crisis de la democracia por todas partes, y me parece que esa crisis se debe al intento de mantener la simplificación dualista en un mundo casi completamente distinto, que necesita menos simplificación y más interpretación. Pero la interpretación de calidad no abunda, sino la otra, la atrincherada, la de buenos y malos, la tabernaria, la de aquellos que escriben para quedar bien.
Como es lógico, el mal se ha contagiado a la política, de la que han desaparecido aquellos personajes a los que solíamos llamar «hombres de Estado», líderes fuertes y a la vez, profundos conocedores de las habilidades y recursos del juego político nacional o internacional. Pero, sobre todo, hombres y mujeres que pensaban más allá y ofrecían ideas grandes. A veces resulta difícil distinguir las ofertas de los partidos, tan chatas todas, tan pegadas a lo económico, a lo inmediato, tan sin grandeza. Buen caldo de cultivo para los utópicos, como ha sucedido siempre a lo largo de la historia.
El mundo entra en otra era y necesitamos intérpretes y escritores que sepan recomponer nuestra narrativa deshilachada. Por eso me alegró tanto que los Premios Fernández-Latorre distinguieran este año a Barreiro Rivas, que escribe hurgando en lo complejo, sin reducirlo a una simplificación empobrecedora en la que caben todos los odios y ninguna solución.
Pensar en ideas grandes requiere talento por parte de la persona, pero con eso no alcanza. Geraldine Chaplin comentaba para un vídeo publicitario uno de los principios que su padre, hombre capaz de mirar más allá como pocos, le decía que siguiera para alcanzar sus metas: mátate a trabajar. Lo podéis ver en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=0DXpWQ3w_VY. Si tenéis oportunidad de ver la conversación entera, recomiendo hacerlo.
Saludos, Sir.
A Sociedade, a economía e a política funcionan como un ecosistema ao desaparecer un depredador o equilibrio rompese. O capitalismo ao non ter xa que demostrar que é o mellor sistema económico e carecer de un modelo social co que competir converteuse nun monstro no que só poden vivir os máis fortes e mellor situados. É máis, esta elite non deixa emerxer cambios na sociedade para equilibrar a situación, porque o que manda son os cartos.
Os grandes políticos que de despois da 2ª Guerra Mundial crearon ou puxeron os cimentos da sociedade do benestar, non foron capaces de dar paso a xente da súa capacidade política. Tamén é certo que ao medrar a burocracia facilitou o acceso da mediocridade aos estamentos de poder empezando polos partidos políticos.
Gústame ler os artigos de X.L Barreiro Rivas aínda que non estee de acordo co que di moitas veces, tamén me agradou o seu libro: A terra quere pobo. Pero paréceme paradoxo que quen lle entregase o premio Fernández-Latorre.
Fora Mariano Rajoy.