La última columna en Nuestro Tiempo. Empieza así:
Me bajé de la tienda de Apple una aplicación de golf gratuita que en realidad tenía un precio: desde entonces, recibo un correo electrónico semanal que, disfrazado de newsletter, me recuerda que debería adquirir la aplicación de pago. Normalmente lo borro en cuanto llega. Pero el otro día lo abrí sin querer, tropecé con la primera noticia y el título y me enganchó. Resulta que el golf está en declive. Por lo menos, y en contra de mis impresiones, pierde jugadores y licencias a chorro. El año pasado terminó con casi un 5 por ciento menos, no quedaba muy claro si de licencias o de gente que realmente jugó, que es lo que interesa a los clubs y a las marcas de material deportivo. En los últimos veinte años, el número de jugadores entre los dieciocho y los treinta y cuatro cayó un 30 por ciento, y en el decenio pasado, el golf perdió —no quedaba claro si en Estados Unidos o en el mundo— cinco millones de asiduos. Según parece, los desertores del green reconocen en las encuestas dos motivos fundamentales: jugar una partida de golf lleva demasiado tiempo y… es un deporte muy difícil de dominar, muy técnico. (leer más)