Publicado en el último Nuestro Tiempo, arranca así:
Es médico y dice que no tiene fe, pero que la tuvo y que le gustaría volver a tenerla. A veces lo tomo a broma y le discuto que la haya perdido o, según las ganas de meterme con él, que quiera recuperarla. Después de comprobar en muchas conversaciones que ambas bromas le molestan mucho y casi por igual, las he abandonado definitivamente. Pero insiste en explicarme de nuevo cuál fue el origen del cambio, por qué ahora desea tener fe: la muerte de algunos enfermos particularmente creyentes. Dice que “saben morir serenamente”, con alegría incluso, que le emocionan, que entienden mejor la muerte, quizá, porque entienden mejor la vida. Habla en particular de una mujer, muy conocida. Pero siempre que ocurre de nuevo con otros, me lo vuelve a contar. Se encocora hasta la rabia, sin embargo, cuando advierte que los familiares o los profesionales ocultan al enfermo la inminencia del fin. Pone voz enojada y de desprecio para decir, casi gritando, él que es hombre calmado: “¡Una conspiración de silencio!” Y la describe: “Una cosa tremenda, un silencio cenagoso, en el que todos saben y nadie quiere saber: los familiares, los médicos, el propio paciente. Deberías escribir sobre eso”.
Bonito artículo, Paco, aunque deja cierta oscuridad en el alma al imaginarse la situación.
Cambiando de tema. Estoy leyendo estos días las noticias y reacciones a la propuesta de la delegada del Gobierno en Madrid y dirigente del PP, señora Cifuentes, de eliminar la palabra «cristiano» de la siguiente frase que define la inspiración ideológica del PP: «en los valores de la libertad, la democracia, la tolerancia y el humanismo cristiano y está plenamente comprometido con las necesidades, las preocupaciones y los problemas de todos los ciudadanos».
Según indica una información de EFE, Cifuentes ha hecho esta propuesta con el siguiente razonamiento: «Toda vez que es absolutamente improcedente proponer como base ideológica de una formación política la correspondiente a una convicción religiosa»
Seguidamente, según la noticia de EFE basada en una entrevista a la tal Cifuentes en la emisora esRadio, esta política «Aunque entiende que las cuestiones que afectan a las creencias deben quedar en el ámbito de lo personal, hoy ha asegurado que cree «profundamente» en los principios del humanismo cristiano, que los ha defendido toda su vida y que a sus hijos les ha educado en un colegio católico y está muy satisfecha».
Igual es un tema que no tiene mucho interés, ni para ti ni para los lectores de tu blog, pero me preguntaba qué tipo de dirigentes políticos nos ha tocado padecer que defienden una cosa, la contrario y la re-contraria sin despeinarse un solo pelo y sin ser capaces de justificar con argumentos ni sus ideas, ni sus creencias, ni nada.
Perdona, ha sido un pequeño desahogo.
Paco será certo iso de «la conspiración del silencio» mais dígoche pola miña propia experiencia que as veces haina que practicar aínda que só sexa para que un ser querido non se veña a baixo, e non por covardía persoal senón por un desexo de loita día a día pola súa vida.