La Organización Mundial de la Salud ha dado por terminada la epidemia de la gripe A. Probablemente, ya habrán leído el saldo: muchísimos menos muertos que en la gripe estacional —ni comparación— y, según ellos, un buen trabajo de prevención. Los gobiernos que la secundaron tienden a explicar de la misma manera el derroche de millones de euros en vacunas que ahora hay que destruir. Según algunos, solo la acción de la clase médica y sanitaria —que no quiso vacunarse y se resistió a recetar retrovirales innecesarios— evitó más efectos negativos de esa medicación superflua. Los medios han recogido la noticia y algunos han publicado editoriales en los que reclaman una aclaración de las responsabilidades políticas y penales de la OMS, premiada en España con el Príncipe de Asturias por su gestión de esta supuesta crisis. Se trata de aclarar la connivencia entre los responsables de la OMS y cierta industria farmacéutica.
A pesar de que esto —la creación artificial de alarmismos sanitarios— no ocurre por primera vez ni por segunda, a pesar de que el origen de tales desinformaciones globales cuyas consecuencias, no sólo ni principalmente económicas, son terribles, a pesar de que su origen tiende ser siempre el mismo, incluso geográficamente, resulta fácil vaticinar que no pasará nada: ni a esa parte de la industria ni a la OMS ni a los gobiernos ni a los medios que no han sabido proteger con profesionalidad a sus audiencias. Ciertamente, tanto los gobiernos como los medios tenían alguna disculpa: ¿y si hay algo de verdad?, ¿y si ocurre una catástrofe y no estamos preparados?
Así que me conformaría con que nos replanteáramos el estatuto de la OMS y sus prerrogativas para dirigir la salud mundial. Le pasa lo mismo que a las demás agencias de la ONU: no responden ante nadie y esto las hace vulnerables a todo tipo de codicias y perversiones.
Profe, visto o visto a OMS é unha axencia de marqueting para as multinacionais farmacéuticas.O malo é que tamén hai outros organismos internacionais que funcionan do mesmo xeito como a ONU, que da carta oficialidade ás guerras dependendo os intereses ou FMI que di quen ten que ser máis probe para que os ricos sexan máis ricos como tamén o fai o BCE no mesmo sentido.
Quen fai a lei fai a trampa e esta xente nunca paga as súas falcatruadas é máis por riba premíanse uns aos outros.
Me quedo con el final, las agencias de la ONU no responden ante nada y ante nadie. Para lo que sirven mejor que dejaran de existir y usábamos ese dinero para lo que es necesario y no para mantener inútiles burocracias.
A verdade é que é lamentable.
(Un gran artigo, Don Vagón-Bar.)
Parece que no vamos a discutir mucho hoy. De acuerdo con Xoan, Almiral y con el subrayado de JL
Como bien dice Paco, ante el consenso de opiniones, creo que nada voy a aportar. Un buen gran artículo, pero desgraciadamente no aporta nada nuevo a lo que ya habíamos discutido con anterioridad en otras entradas. Un saludo
Así es: se trataba de certificar que lo dicho aquí desde mayo del año pasado ahora lo reconoce todo el mundo.
A mi TAMIFLÚ siempre me pareció chistoso para marca de medicamento. Me recordaba a algo que empieza por TIMO y termina por BLUF.
¿En que estaría pensando el señor Donald Rumsfeld?
Bien visto. Quizá Donald debería pensar más en otros idiomas 🙂
«…tanto los Gobiernos como los medios tenían alguna disculpa…»
Desde luego, los Gobiernos y medios suelen tener siempre a mano una disculpa. Especialmente los segundos, que nunca son culpables porque son precisamente ellos quienes admiten o no a trámite las denuncias que podrían determinar si hay o no culpa en cualquier acontecimiento público. Y, como es usual, los medios se presentan ante los ciudadanos como meros transmisores de lo que ocurre. ¿Cómo van a ser culpables? Ellos sólo dicen qué es lo que hay… Pero sólo hasta cierto punto. ¿Por qué los medios no nos dicen, y divulgan, la razón social y actividades de esos laboratorios? ¿Por qué no dan noticias de los vínculos de esa industria con Administraciones y Ministerios? ¿Cuántos ex-secretarios de Estado o ex-altos funcionarios trabajan en esos laboratorios? Millón de euros arriba, millón de euros abajo, ¿qué han recaudado esas empresas farmacéuticas gracias a una crisis sanitaria inexistente?
Puede que, en un momento dado, los medios tuvieran alguna disculpa, pero dejan de tenerla cuando no señalan a responsables concretos, con nombre, apellidos y trayectoria, de la estafa que se ha perpetrado.
Me alegra leer un blog que al menos se pregunta por las responsabilidades de la industria y la OMS. Saludos.
De acuerdo, de eso ya me ocupé en otra entrada: La verdera crisis del periodismo.
La buena noticia hubiera sido que la OMS se hubiese dado por terminada.