Enrique García-Máiquez en Diario de Cádiz:
EN los exámenes tipo test de mis alumnos, entre las posibles respuestas, deslizo una o dos con palabras atractivas, misteriosas, rimbombantes o semitécnicas que no significan nada. «Las coyunturas confluyentes de las sinergias estructurales y las tolerancias paralelas a la paz», por ejemplo, como contestación a «¿Cuáles son las estrategias de negociación?». Las primeras veces, algunos incautos marcan esas respuestas peripuestas sin dudarlo ni un segundo, abducidos por un vocabulario arcano que les suena de maravilla, como una fórmula mágica. Luego, cuando corregimos el ejercicio en clase, insisto en que tienen que desconfiar de todo aquello que no entiendan perfectamente, porque casi siempre se tratará del truco de un prestidigitador palabrero.
Acostumbrarlos a confiar en su sentido común y a pedir explicaciones cuando no lo vean claro es desactivar la carga explosiva de buena parte de la publicidad, de mala parte de las imposturas literarias y, sobre todo, de un tanto por ciento elevadísimo de los discursos políticos. Los poderosos, en el ámbito que sea, se enfundan enseguida el famoso traje del Emperador, o sea, que ellos andan cómodamente desnudos, pero despertando a la vez y gracias a la verborrea de los sastres que les enhebran sus discursos, la admiración atónita de todo el boquiabierto respetable. Oh.
Las palabras de Zapatero en la Cumbre de Copenhague son una anécdota que bien vista y oída puede servirnos de ilustración. Sus sastres han resultado remendones. Ese final apoteósico donde clama que «la tierra no es de nadie, salvo del viento», nos ha dado más que nada la risa (que es lo más triste que puede provocar un presidente). Y, de paso, han mostrado las tripas de la mecánica de su oratoria: mensajes esdrújulos y huecos dirigidos al sentimentalismo más edulcorado del auditorio. Encima, Zapatero y sus asesores literarios abusan del corta y pega, como los malos estudiantes: ya sea de Murrow, con el Buenas noches y buena suerte, de Kennedy con el «No te preguntes qué puede hacer Obama por ti, sino tú por Obama» o ahora con esto del viento, que está cogido por los pelos del indio Seattle. Además de una obsesión por Norteamérica que tendría que hacerse mirar, no terminan de casarle bien las citas en sus discursos centrifugados.
Pero más vale así. Un discurso perfecto, a poco que uno se descuide, funciona como una sesión de hipnosis. Para sustraerse a sus efectos narcóticos, hay que preguntarse sin cesar: «¿Qué me están contando, qué?». No olvidemos nunca que todas las palabras, junto a su subyugante sonido, si subyuga, tienen un sentido, salvo las del viento.
Bravo, lo he leído y me he hecho uno con el cosmos.
Recordemos este clásico: la tabla para hablar horas sin decir nada.
http://kalimochoweb.iespana.es/hablar.htm
Se podría hacer otra similar con poetadas para rematar los discursos.
Perdón, acabo de recordar a este desarzobispoconstantinopolizador:
http://anderiza.blogspot.com/2008/04/desarzobispoconstantinopolizador.html
Cuando lo oí, sentí un estremecimiento aterrador. ZP, qué orador… (gracias por la entrada)
Igual os parece muy agrio para estas fechas, pero la última estrofa de esta magnífica canción de Serrat es la banda sonora de esta entrada, sin duda.
http://www.youtube.com/watch?v=J91Uu0b18u0
Feliz Nochenueva (como ha dicho hoy Lucía, la de la lógica aplastante)
Cómo sois! con lo bonito que suena todo lo que dice! Pero es verdad, al final somos como serpientes que danzan embobadas por una música hueca. Da igual que sea Zapatero que las microcápsulas cargadas de adn con oligoelementos ricos en radicales libres…
Feliz Navidad a todos!
Buenísimo, Ander, lo de la tabla para hablar dos horas, me la estoy estudiando!
¡Feliz Navidad a todos!
Primero, feliz Navidad, de corazón, a todos.
Lo que aquí expone Paco me trae a la mente un libro que ya he recomendado en otra entrada, de Alan Sokal «Imposturas intelectuales». Aparte de poner a caer de un burro al movimiento «nueva era», ataca sin piedad palabras rimbombantes que no significan nada como «campo morfogenético» aparte del abuso del término «holístico». Vamos, tenemos un presidente muy de este estilo. Copia y pega y no dice nada.
y parafraseando la frase (apócrifa o no) de Galileo…
…Y sin embargo gana elecciones. Y me temo que también las de 2012