La tormenta de la gripe amaina, los nubarrones se desflecan y terminan en lo de siempre: la culpa es de los medios de comunicación, que lo exageran todo, que buscan siempre el lado alarmista de cualquier noticia. Nadie ha salido a defenderlos. Sin embargo, las pocas voces que se han atrevido a insinuar una actuación inadecuada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) están recibiendo ya cordiales y contundentes respuestas —en medios y espacios relevantes— que, curiosamente, amparan tanto a la OMS como a la industria farmacéutica. ¿Será que los medios podían silenciar las declaraciones de la Directora de la OMS y de otros funcionarios de su Organización? Claro que no. ¿Fue el periodismo el que hirió gravemente a México, el que acabó con la cabaña porcina de Egipto y empobreció más a los cristianos de ese país, el que facilitó la excusa a Rusia para limitar las importaciones de porcino procedentes de España, el que aconsejó a los gobiernos proveerse de millones de retrovirales y el que anuncia un rebrote para septiembre y recomienda una vacunación masiva, porque justo en ese plazo estarán listos los fármacos?
No fue el periodismo, fue y sigue siendo la OMS, que no responde ante nadie, y que, precisamente por eso, en su ya dilatada historia ha dado síntomas de una permeabilidad más que sospechosa a ciertos grupos de presión. ¿Por qué recomienda prevenir la improbable expansión de la epidemia a los países más pobres, donde la gente muere a chorros ahora y de otras cosas, de las de siempre? ¿Por qué somos tan eficaces a la hora de colocar en el tercer mundo armas, anticonceptivos y condones caducados, y no somos capaces de dejarles producir fármacos genéricos ni de hacerles llegar alimentos de nuestros brutales excedentes? ¿Queremos que vivan o que mueran? De esto, quizá, sí tenga algo de culpa el periodismo.
Muy bueno, Paco. Denuncias lo de siempre, la hipocresía. Quizás la respuesta esté en uno de esos «libros raros» que tanto me gusta leer y aconsejo. «El club Bilderberg», de Daniel Estulin.
Entiendo la inadecuada actuación de la OMS no guarda relación con el comportamiento generalizado de la prensa.
En el caso de que la actuación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)fuera inadecuada (confieso mi falta de docmentación al respecto); no menos cierto es (aquí sí me atengo a la actuación de la prensa, en términos generales)que los medios de comunicación lo exageran todo y buscan el lado alarmista de cualquier noticia.
¿Culpables (los medios)? No. ¿Alarmistas? Muchísimo.
En una ocasión he escuchado decir a un tertuliano de radio algo parecido a:
Una máxima del periodismo es: «Si la noticia no existe, invéntala»
Nuestro anális dependerá, en gran parte, del grado de madurez que hayamos adquirido a lo largo de la vida, encaminado -entre otras- a actuar con objetividad.
Resumiendo…
La prensa actúa de forma alarmista, con o sin OMS.
Es una mezcla de manipulación gubernamental, intereses de las farmacéuticas y los medios haciendo de altavoz de una gran mentira. Ayer me decía una chica mejicana (que no me pegó la gripe porcina ni nada peor)que esto ha sido un invento del gobierno para mantener a la población bajo control. Y para ello nada mejor que inventarse un enemigo invisible (llámese virus H1N1 o Ben Laden). ¿Quién paga el enorme gasto que le supone al gobierno tomar estas medidas? Las farmacéuticas…
En fin….Somos gobernados por un gobierno en la sombra
La OMS es a la salud lo que la SGAE a la música.
La OMS sin los medios no sería nada. Los periodistas no podrían silenciar sus opiniones, pero sí darlas a una columna en vez de a cuatro. Y esa decisión la toman los periodistas.
Ahora bien, lo que está claro es que esos organismos supranacionales (OMS, Otan, ONU, etc.) son un auténtico fraude porque en ellos se toman decisiones que nos afectan sin que nadie les haya votado. No son democráticos pero actúan como si tuvieran una legimitidad que nadie les ha dado.