Virginia Ródenas comenzaba así un reportaje publicado ayer en Abc, bajo el título «Plan Obama. Separados por raza y sexo».
«Sólo uno de cuarenta chicos afroamericanos acababa con éxito el colegio y podía ingresar en la Universidad, pero hoy en el «Urban Prep Charter Academy for Young Men» (www.urbanprep.org), instituto público para muchachos negros sin medios económicos situado al sur de Chicago y en el que se ingresa por sorteo, la cuota de éxito escolar hace que lo consiga prácticamente el 100% del alumnado. Un modelo que para Arne Duncan, responsable de la Educación norteamericana de esta era Obama que acaba de despegar, refuerza sus convicciones sobre las posibilidades muníficas de la educación diferenciada en la escuela pública, por la que tantos años lleva luchando» (continúa aquí).
Actualización: acobo de verlo en Internet Política mucho mejor resumido. Y de ayer.
Difíciles tiempos los que nos toca de vivir. Lo cuentas bonito aunque es triste.
biquiños,
Supongo que te refieres a la entrada anterior, a lo de «Un poco de sol» 🙂
Me parece estupenda la idea de que la gente pueda escoger, aunque no esté de acuerdo que sea mejor una educación de sólo chicos o chicas a la mixta. Creo que la concepción de educación diferenciada va más allá de eso Se puede dar que en determinados colegios, como en el que yo estudié, la educación mixta funcione bien (De hecho, por aquel entonces tenía mucho éxito en las pruebas de selectividad) y a lo mejor en otros va muy mal. Para mí es mucho más profunda la diferencia que existe entre chicos sordos y los que no lo son. (Sé de lo que hablo, pero no voy a dar detalles). Hace unos años el colegio de sordos de La Coruña tenía muchos alumnos. La educación era específica para esta discapacidad que afecta muchísimo más que una ceguera a la hora de aprender (El sordo de nacimiento tiene dificultades no sólo para aprender a hablar sino para abstraer). Luego vino una orden de la Consellería de turno que ordenó “integrar” a los niños con problemas con chicos ‘normales’. El fracaso ha sido rotundo, ya que muchas veces las maestras veían que tenían que dar dos cosas diferentes en la misma clase. Se daba el caso que al final tenían que volver al colegio de sordos.
Hay cosas fácilmente integrables y otros que no. Hace años se me ocurrió decirle a una pedagoga que no todo es integrable (y no me refería a los espacios de Riemann). ¡Dios mío! ¡¡Me echó un rapapolvo!! No quise discutir, porque no hay nada peor que una pedagoga recién licenciada. Yo sabía que aquello no funcionaba. Que la teoría puede ser muy bonita, pero cuando “vas a enchufar la máquina” aquello no va.
Entiendo la educación diferenciada, pero no la centraría sólo en la cuestión de sexos.
Lo importante, y ya lo he dicho en otra ocasión es que los padres puedan elegir y que los políticos dejen sus prejuicios a un lado. Ocurre que si dejas libertad para elegir, puede que muchos pedagogos y políticos queden en evidencia
Gracias por el enlace. Un saludo cordial
Sr.D. Francisco Sánchez:
No acabo de ver su propia explicación sobre las supuestas ventajas de separar por sexos a los alumnos en las aulas.
Nos remite a una serie de artículos, pero no explica de propia voz su opinión sobre esta cuestión.
Lo que sin embargo sabe hacer es lamentar, según su expresión, la falta de libertad de enseñanza, cuando el Estado no quiere financiar la separación que usted apoya.
La verdad, no le acabo de entender. Si tiene la valentía de hacer una cosa, ¿por qué no la otra?
¿Considera, acaso, qué es de difícil justificación?
No quiero responder a Ártabro por nuestro anfitrión. Simplemente quiero señalar que da lo mismo que la educación diferenciada sea más o menos beneficiosa. El hecho es que hay miles de familias que la eligen y por ese motivo, porque hay libertad de educación, tienen derecho a recibir la ayuda del Estado para educar a sus hijos en las mismas condiciones que todos los demás.
La forma de articular dicha ayuda puede ser un concierto educativo o cualquier otro sistema.
Pero lo que parece, a mi entender, una injusticia de tomo y lomo es que el Estado diga que tiene el derecho a limitar la libertad de los padres para eligir colegio para sus hijos. Y una forma de limitarla es negarle la ayuda económica para su mantenimiento. Una ayuda, por cierto, que se da a manos llenas a otros por el simple hecho de que al Estado le caen mejor.
En este caso concreto la cuestión es muy sencilla. El PSOE no quiere dar el concierto a los colegios de educación diferenciada por sectarismo ideológico. Y el problema está en que el dinero que maneja el Estado o la Administración no es de ella, sino nuestro.
La verdad es que hay que tener la mente muy estrecha para pensar que lo mejor es lo que diga un Gobierno determinado en un momento determinado (porque claro, estos conciertos son del año 1982 por lo menos) Si el Gobierno dice que lo mejor es la educación mixta, ¡pues venga!, todos como borregos a comulgar con ello. Y el que no pase por el aro será arrojado al abismo. ¡Hombre por favor! Aquí impuestos pagamos todos.
Ya ve usted la mente «muy estrecha» que se gasta el Tribunal Supremo de España: http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2014/07/07/supremo-anula-concierto-5-colegios-gallegos-separan-sexo/00031404737385168759503.htm
Tarda, pero acaba sentenciando.
Pero el P.P. cambia la ley y, naturalmente, volveremos a empezar el juego jurídico-ideológico que, volveran a perder toda vez que la interpretación jurídica del T.S., a la vista de la Constitución, sienta jurisprudencia que no puede ser vulnerada.
¿También quiere acusar de sectario al Tribunal Supremo?
Disculpa el retraso. Abrazo
El Ts dictó dicha sentencia a la luz de una ley determinada que ya ha sido cambiada. Según la nueva ley las ayudas son perfectamente legales. Por lo tanto cabe deducir que dichos colegios pueden recibir ayudas o no en función del gobierno de turno. Esperaremos al TC.
En cuanto a lo de la jurisprudencia creo que se confunde. El Ts se limita a interpretar la aplicación concreta de una ley concreta. Es sobre el cado concreto sobre el que sienta jurisprudencia. Pero si la ley cambia, obviamente la interpretación cambia. Y no son los tribunales los que hacen las leyes.