Josean Pérez Aguirre ha abierto un nuevo blog, Rebufo. Arranca con un comentario del libro El infierno imbécil, que recoge críticas, perfiles y reportajes de Martín Amis.
Ander Izagirre: ¿Cómo lo llevas psicológicamente? Me recordó unas páginas de Natalia Ginzburg en Las pequeñas virtudes:
«Cuando vamos a que nos psicoanalicen, nos dicen que debemos dejar de odiar tan intensamente a nuestra propia persona. Pero para librarnos de este odio, para librarnos del sentimiento de culpa, de la sensación de pánico, del silencio, nos sugieren que vivamos de acuerdo con la naturaleza, que nos abandonemos a nuestro instinto, que sigamos nuestro puro placer, que hagamos de nuestra vida una pura elección. Pero hacer de la vida una pura elección no es vivir de acuerdo con la naturaleza, sino vivir contra natura, porque al hombre no le es dado elegir siempre, el hombre no ha elegido la hora de su nacimiento, ni su cara, ni a sus padres, ni su infancia y, en general, el hombre no elige la hora de su muerte (…).
La única elección que le está permitida es la elección entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre la verdad y la mentira (…).
Quienes hemos ido a que nos psicoanalicen sabemos bien que aquella atmósfera de efímera libertad de la que se gozaba al vivir según nuestro puro placer era una atmósfera enrarecida, no natural, en definitiva, irrespirable» (págs. 108-109).
Leí el año pasado dos libros de la Ginzburg y no me subyugaron. Pero este párrafo, sí. Me gusta por verdadero y porque da en el clavo de lo que venía pensando estos días a cuenta de una persona conocida. Ser libre es costoso. Hay mucho psicólogo cretino por ahí que con sus terapias solo logra que la gente no asuma ni la bondad o maldad de sus actos, ni la responsabilidad ni las consecuencias que derivan de ellos. Y a la postre, las hacen más infelices de lo que eran.