Me han interesado mucho algunos de los aforismos de Juan Ramón Jiménez que recoge Cuaderno de Vísperas:
Creo en la inspiración, pero me fío poco de ella.
De dos hermanas, la otra tiene siempre no sé qué dulce encanto.
Arte es quitar lo que sobra.
¡Tanta prisa por ser eterno!
Cualquier punto es punto de partida.
Lo derecho junto a lo torcido parece torcido.
Nunca hago una cosa sino otra.
Basta un lugar en el mundo.
Para leer muchos libros, comprar pocos.
Gustar, pero no del todo.
Al fantasma se le mata con su nombre.
Mi juventud… ¡Qué espantable Edad Media!
Lo malo de la muerte no ha de ser más que la primera noche.
Profundidad… hacia arriba.
Con ruido, no veo.
La arquitectura clásica hace clásicos el cielo y el mar.
Ladra el perro a su sombra y le responde su eco.
La sombra no mancha.
Qué grande JRJ! De él siempre me viene a la mente un poemita de «Diario de un poeta recién casado», escrito durante su travesía por el Atlántico para reunirse con su futura esposa, Zenobia:
No sé si el mar es, hoy
-adornado su azul de innumerables
espumas-,
mi corazón; si mi corazón, hoy
-adornada su grana de incontables
espumas-,
es el mar.
Entran, salen
uno de otro, plenos e infinitos,
como dos todos únicos.
A veces, me ahoga el mar el corazón,
hasta los cielos mismos.
Mi corazón ahoga el mar, a veces,
hasta los mismos cielos.
Por cierto, el que más me gusta: «Con ruido, no veo». A mí me pasa mucho.
La sombra no mancha pero a veces mata.