Nueva redada con más de 40 detenidos por tenencia y tráfico de pornografía infantil. Ya lo dije en otra entrada, ¿pero cuántos son? Desde que escribí aquello, el 3 de junio, se han producido otras dos detenciones masivas.
Claro que siempre nos podemos excusar en aquello de: «Ya ocurría antes, pero no se decía».
Me acordé también de esta columna, por la cita de Manuel Castells que recojo allí sobre la explotación sexual de los menores.
No sé si tendrá mucho que ver, pero justo estaba leyendo un libro de que recomendaste no hace mucho sobre medios de comunicación y me he encontrado con la siguiente reflexión:
«El público suele cansarse de los contenidos zafios. La pornografía constituye un buen ejemplo: es, en cierto modo, un «contenido tramposo» porque parece prometer más de lo que da; por eso, para retener a los clientes, a veces no hay más solución que aumentar la dosis; pero siempre llega un momento en que la oferta no puede ir más allá».
Como en cualquier adicción, el sexoadicto cada vez quiere su droga más dura y más pura.
Difícil de atajar, pero no tanto como resolver la raíz del problema…
En el juicio que esta de actualidad, creo que uno de los condenados aceptaba la castración química, pero los expertos dicen que no servirá de nada.
No encuentro otra solución que la persecución sistemática y sin tregua, poniendo todos los medios a nuestro alcance tanto legislativos como policiales para ponérselo muy difícil. Mientras tanto tendremos que estar muy atentos como padres conscientes y responsables. Nosotros tenemos que proteger a nuestros hijos y aunque no podemos amarrarlos con cadenas, es importante nuestra preocupación constante siempre que los confiamos a terceras personas. A mi me parece increíble que puedan ofrecerse como canguros y que los padres no tengan un registro o información de la persona a quien le entregan a sus hijos.
Paco, no pasa nada que nuestros políticos, tan listiños ellos, andan más preocupados por los simios.
Es un tema que mejor sería curarlo en salud. Preparar el corazón del hombre y de la mujer para amar lo noble, sano, valores humanos, las maravillas que vemos a nuestro alrededor, la inteligencia, la imaginación grande de cada persona y tantas otras cuestiones dignas que existen en nuestyra alma. ¿Por qué debemos ir tras lo morboso si el corazón de los humanos busca -se quiera o no- lo bello y majestuoso? Agustín de Hipona lo dejó bien claro: «Nos has hecho, Señor Dios, para ti y nuestra alma no estará tranquila hasta que dscanse en ti» (más o menos es el meollo de su discurso). Vale la pena leer este verano las Confesiones de Agustín.
Creo que vou empezar a facer coma ti, Mikel, e botarlle a culpa de todo aos políticos. Eu tamén quero unha conciencia a proba de manchas.
Me parece terrible, Paco. Algo hacemos mal, algo falla en la base, en los valores, en el cariño, en el respeto por uno mismo…porque no puede haber tantos así, sin más. Quizá debamos hacer una reflexión profunda en vez de simplemente sentirnos tan ajenos a lo que pasa.
Me parece que una vez más estamos bajo el ejemplo del bien vs el mal. ¿Por qué el mal tiene que trepar con mayor rapidez las paredes de la mente humana? ¿Cómo lograr que el ser humano se de cuenta que los actos buenos también son gratificantes? Y que si por querer estar enredado en algo que pueda llamarse vicio, ¿Por qué no enviciar al cuerpo, la mente, y el alma en actos bondadosos? Hay tantos ejemplos a seguir, todos a la mano y sin coste alguno. Desde acompañar a una persona mayor a cruzar la calle, sin que se de cuenta que estás allí en caso de, eso también vale, a embellecer una planta, a desearle un buen día a un desconocido, a no molestarse si la pareja está enfadada, todo lo contrario, deja que se le pase y luego dale un poco de cariño, y a tantas otras cosas que podemos hacer todos los días. Con que hagamos por lo menos una todo los días por el resto de nuestras vidas, para cuando nos demos cuenta del tiempo que ha pasado, quizá ya estemos enviciados.
No sé si esto pueda disminuir un poco el mal que ya se ha proliferado, pero quizá ayude a que no se desarrolle tan eficazmente entre las generaciones que apenas están empezando a vivir.
cuando veo en las noticias esas fotos que pasan distorsionadas se me eriza el vello de todo el cuerpo… no me quiero ni imaginar lo que desvelan todas esas imágenes… me supera.
bicos,
Aldabra
Amalia, yo no le hecho la culpa de todo a los políticos. Simplemente quiero dejar constancia de que sus prioridades y las de los ciudadanos no suelen coincidir. En cuanto a lo de la conciencia libre de manchas no sé muy bien a qué te refieres.
Non pretendía ofender, Mikel, pero polos comentarios teus que teño lido dende o principio deste blog dame a sensación de que cando toca reflexionar sobre cuestións nas que todos como sociedade podemos ter parte, ainda que só sexa por indiferencia, acabas culpando aos políticos. Parece que un só ten responsabilidade nas cousas que executa pola súa propia man e iso, evidentemente, deixa a conciencia moi tranquila.
Amalia, supongo que te refieres, sobre todo, a los comentarios sobre la normativa de la UE en materia de inmigración.
Efectivamente, defiendo la responsabilidad personal antes que la colectiva y entiendo que existe una corriente de opinión contraria a eso. Es lo que ya decía Rousseau (no sé si lo he escrito bien): el hombre en estado natural es bueno y es la sociedad quien lo corrompe. Muchas tendencias pedagógicas y de opinión están influenciadas por este pensamiento. No estoy de acuerdo con la teoría y creo que la consecuencia práctica de la misma es una maraña de complicaciones innecesarias que dificultan en buena medida nuestra vida.
Por otro lado, en el caso concreto, no sé muy bien qué parte de responsabilidad me corresponde a mí. Afirmo rotundamente que ninguna. El hecho de ser un ser humano no me convierte en corresponsable de todas las acciones de «mis hermanos los seres humanos».
Además, la responsabilidad debe ir ligada a la libertad. Uno no es responsable de aquello sobre lo que no puede decidir libremente. Así lo entiendo yo. Si yo no puedo decidir o participar en las decisiones concretas de, por ejemplo, un Consejo de Ministros o de un consejo de administración de una multinacional no entiendo por qué se me va a hacer responsable de dichas decisiones.
Entiendo que se confunden dos términos. Una cosa es que entre todos trabajemos para la sociedad sea más justa, haya más libertad y bienestar para todos. Eso incluye que la sociedad acoge en su seno, que suponemos bueno, a aquellos que cometen acciones inmorales o ilegales, con la intención de reparar el daño y recuperar para la vida común a esas personas. Eso me parece bien.
Pero de ahí no se deduce en ningún caso que los demás seamos responsables de esas malas acciones, ni por acción y ni siquiera por omisión.
Todo esto lo pienso porque, como ya comentaba en la entrada referida a la inmigración, si ponemos el acento en la responsabilidad colectiva al final esa responsabilidad se desvanece en la abstracción y nos lleva a la inacción. Prefiero lo ordinario, lo que nos toca a cada uno personalmente, como individuos, aquello sobre lo que podemos actuar directamente ya sea en nuestra vida personal, familiar, social o profesional. Esas pequeñas decisiones, que a veces son muy importantes, son las que pueden provocar un cambio.
Obviamente me duelen, como a ti, Amalia, muchas de las cosas que pasan en el mundo. Y me duelen de verdad y siento la impotencia de no poder hacer nada porque realmente no puedo hacer nada.
En cuanto a la última frase de tu último comentario quisiera hacer una precisión. ¿Acaso tu conciencia te culpa de lo que hacen otros? Si vas por la calle y te roban, ¿tu conciencia te culpa de esa acción?. Y si fueses tú la que robas, ¿te culparía tu conciencia?. La conciencia uno la tiene tranquila fundamentalmente cuando hace las cosas bien, las suyas, y la tenemos intranquila cuando las hacemos mal. Pero sobre todo en referencia a nuestras acciones personales. Ahí está el quid.
En este caso concreto ¿qué puedo hacer yo para evitar el abuso de menores?
Y por último, como dice el refrán, hay que tener en cuenta que de poco sirve desvestir a un santo para vestir a otro.
Y se me olvidaba. No hay que confundir la conciencia con el sentimiento. Me enseñaron, una definición ortodoxa, que la conciencia es el juicio moral sobre la bondad o maldas de las acciones. La conciencia es un juicio, no un sentimiento. La conciencia no es el dolor que sentimos, sino el juicio que hacemos.
Explotación sexual infantil
En Holanda se ha fundado un partido político bajo el apodo “Amor al Prójimo, Libertad y Diversidad”, que ambiciona legitimar la sexualidad libre entre mayores y chiquillos, desde los doce años. Este partido formado por pedófilos originó una gran cólera y rebote, entre la ciudadanía. Un tipo de 60 añadas adquiere un crío y se lo trasiega a su habitación para violarle cuando lo desee. Trato especulativo que en Camboya se obtiene por menos de 400 euros. En las azuladas costas meridionales, miles de chavales ofrecen sus morfologías por 10 euros.
La más trágica de las perturbaciones del turismo libidinoso seduce, cada año, abundantes pederastas hasta esta tierra arrasada por las conflagraciones y el cohecho.
“En ocasiones la explotación sexual es espontánea porque muchos niños hacen cualquier cosa con tal de conseguir dinero. Otras veces hay grupos criminales envueltos, o pueden ser las propias familias las que venden a sus hijos para sobrevivir. Y también hay casos en los que los niños se organizan y se prostituyen creando sus propias redes”, explica Sella Mak, coordinador de la organización camboyana “Our Home”.
D¨Azeglio aseveraba que “el divino candor de la infancia parece verdaderamente un indicio de que el alma humana deja el seno de los ángeles para descender y tomar nuestra forma. El que lo mancha por vez primera, el que lo envilece con el, primer engaño, es un gran culpable”.
Carlos Menéndez
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