Leopoldo Abadía, Mi suegro y el comunista: divertido y aleccionador.
S. McCoy: China, ¿crecimiento sobre pilares de barro?. Leerlo con aprovechamiento -usando los enlaces- lleva algún tiempo, pero vale la pena.
Leopoldo Abadía, Mi suegro y el comunista: divertido y aleccionador.
S. McCoy: China, ¿crecimiento sobre pilares de barro?. Leerlo con aprovechamiento -usando los enlaces- lleva algún tiempo, pero vale la pena.
El artículo es como la vida misma. Pero tampoco hay que olvidarse que es posible que otro gallo cantaría si esas mismas dos personas se encontrasen hace setenta años.
La vida es sencilla cuando nos esforzamos por hacerla sencilla y nos apoyamos en lo que tenemos en común para construir. Buena voluntad, humildad, paciencia y un amor inquebrantable por los más cercanos. Me parece que la receta hace siglos que la sabemos. Pero cuesta mucho ponerla en práctica.
En un libro titulado “ Why Geography Matters” escrito por Harm de Blij y publicado en el año 2005 por Oxford University Press. Inc. se menciona lo siguiente:
“Napoleón remarcó una vez que quien despertara al gigante asiático se arrepentiría.”
“En 1971, el presidente Nixon anuncia que ha enviado un emisario a la capital de China para que coordinara una visita con dos personalidades de alto rango.”
“A pesar de que la armada de la nación comunista había eliminado una gran cantidad de soldados americanos durante la guerra en Corea, Estados Unidos, antes de la visita pactada a China, anuncia su apoyo para que China tenga representantes en la asamblea general de las Naciones Unidas.”
“En febrero de 1972, Nixon llega a Beijing. El eco de lo que Napoleón había dicho se empezaba a oir.”
Ahora resulta que el 40% de los Estados Unidos pertenece a China. Y yo que por un momento pensé que si había algún otro tipo de guerra mundial sería más química que otra cosa. Pero resulta que el conflicto va por el lado psicológico, moral, y financiero.
Y si el clima sigue cambiando, y en Rusia empieza a hacer más calorcito, no se extrañen que ese gran territorio empiece a recuperar cosas perdidas.
Qué paranoia.
Pues… a mí hay una frase al principio, que pasa algo desapercibida, que no me termina de gustar:
«Lo que pasa es que era comunista. Muy comunista.»
¿Por qué no dice lo mismo del otro? :
«Lo que pasa es que era fascista. Muy fascista.».
Debe ser que una cosa es mejor que la otra. O algo así.
Quizá no lo puso porque no lo era. O quizá porque es su suegro y lo quiere. No sé…
Vaya, nomeacuerdo, igual si no lo dice es porque no lo era.
Me recuerda la propuesta de invitar a comer para reducir la crispación, a aquella señora que invitaba a comer lentejas a los líderes de la transición. El potaje de aquella señora dicen que hizo mucho por el entendimiento que al parecer fue ejemplar. La señora no figura en la historiografía oficial, pero lo merecía.
Con relación a China, me dijo Chen, un amigo chino que vivé a caballo entre Pekín y España, que están cerrando muchísimas empresas allí. Entre ellas había una competencia feroz en precios y al ir tan al límite están cayendo muchas. El pronostico del colapso del consumo y la demanda exterior que no se cubre con el mercado interno, parece que ya se está cumpliendo
Las lentejas de Mona Jiménez!
Mi abuelo materno era del Opus Dei. Mi abuelo paterno era comunista. Y va y les sale un nieto de la Real Sociedad.
Siento mucho lo de la Real, Txirrindu. Me acordé mucho de ti el domingo, aunque casi más cuando perdistéis con el Alavés en aquel partido trágico.
Psche, psche, frivolidades futboleras, Paco. Hinchamos los adjetivos pero sabemos que estamos jugando. Te agradezco mucho el recuerdo, de todos modos.
Eso sí: mis dos abuelos eran muy de la Real. Es lo mejor que puede ser un equipo de fútbol: lentejas de Mona Jiménez. La Real es el equipo de Mayor Oreja, de Odón Elorza, de Egibar, de Arnaldo Otegi. Eso ya vale algo.
Y del Atlético el Príncipe y Sabina, De la Morena y Abellán…
Se me olvidaba: a lo mejor Nomeacuerdo quería decir que se admite más fácilmente la expresión «un comunista muy comunista» que un «fascista muy fascista». La primera puede resultar hasta simpática y la segunda, no. Pese a que un número de muertos la diferencia es de goleada.
Tiene razón Paco aquí en que en nuestro país, España,la diferencia en el número de muertos entre unos y otros es de goleada.
Por eso la expresión » un comunista muy comunista» se admite más fácilmente.
Je.
Sí, bueno, me refería, sobre todo, a los 20 millones de rusos y a los 80 millones de chinos, para empezar.
Yo es que me refería a España, porque sobre eso iba el artículo. Sobre la reconciliación de un comunista muy comunista y una persona normal en la España actual, ¿no?.
En lo demás nada que decir; los números cantan.
Sería incidir en lo obvio.
Ambas ideologías han sido perversamente dañinas para el ser humano, independientemente de sus respectivas estadísticas.
¿ Una más que la otra? Pues sí, pero la diferencia comparativa no debería de servir como especie de atenuante de una de ellas.
Sería minusvalorar a otros muchos millones de víctimas.