La lectura del periódico me recuerda cada día un poco más la novela de Cormac McCarthy, La carretera. Ya lo había mencionado antes, pero se ve que los ejemplos, desgraciadamente, se multiplican y acercan un poco más la realidad a la ficción.
Página 25 de La Voz: «Descubren los cadáveres de tres bebés en el congelador de una casa alemana». La madre confesó. Página siguiente: Loretta Napoleoni: «Hay un mercado de esclavos que va de China a África y EE.UU.», sólo que ahora cuestan una décima parte de lo que costaban en el Imperio romano, dice.
¡Ay!
Si, es una noticia tremenda, sobre todo después de la de la semana pasada. Aunque en la entrada ‘Estómago’ ya hablaste de esta noticia quería comentar una cosilla al respecto que puede servir para las dos.
Un vecino del señor de Austria afirmó a la prensa: «Habría que castrarlo y colgarlo en la plaza del pueblo». Obviamente suena bastante fuerte pero estoy seguro que muchas personas piensan lo mismo. Al leer esta afirmación, pasada la sorpresa, pensé que por lo menos alguien sabe distinguir entre el bien y el mal y también sabe que quienes hacen el mal merecen un castigo.
Hago esta reflexión porque a veces de la impresión de que las acciones males se justifican con mucha facilidad y se culpa no al sujeto que las comete sino a la sociedad (una palabra que casi ha perdido todo significado concreto). Incluso hay quienes se culpan a sí mismos del mal que cometen otros. Viendo el programa ‘Hai debate’ de la TVG me quedé boquiabierto al escuchar a dos ‘predicadores’ de esos que salen en los medios (que suelen ser periodistas, incluso creo que Paco fue alguna vez a dicho programa, je,je). Bueno, estos señores venían a decir que la culpa de que haya piratas en Somalia que secuestran barcos españoles es de Occidente, es de los países avanzados, en definitiva, es de nosotros. Y que la solución estaba en destinar ayuda a dicho país (a ese y a otros) para que progresen y tal y tal. Ni siquiera dijeron que había que detenerlos ni nada de eso. La verdad es que casi le tiro un cojín a la tele, pero me contuve.
Digo todo esto porque para erradicar el mal lo primero que hay que hacer es tener claro que hay una diferencia entre el mal y el bien, que hay acciones que están mal y acciones que están bien. Y lo segundo, tener claro que existen responsables concretos de esas acciones malas y que deben ser castigados porque han cometido un daño. Y luego vendrá el estudio de las causas de ese mal, el análisis sobre qué hay que hacer para que no se repita, las vías de redención y reinserción y todas esas cosas.
En cuanto al ambiente, está claro que influye pero no justifica ni diluye la responsabilidad personal (me gusta mucho esta expresión).
Quizás todas estas noticias nos lleven a proponernos ser mejores allá donde estemos. Si alguien comete horrores o errores es bonito pensar que habrá otra persona esforzándose por ser mejor, y ayudando a ser mejores a quienes le rodean, en el lugar que ocupe en este mundo desnortado. Y podríamos ser cualquiera de nosotros, aunque no salgamos en los periódicos.
Mikel
Hay… esa economía canalla sin rostro ni cuerpo que encarcelar ni alma que condenar,… pero cambio de tema:
Lo que os cuento fue absolutamente real:
Hace años navegaba bordeando la costa cubana en el velero “Sebastián de Ocampo”: Nuestro objetivo era conmemorar el bojeo que protagonizó el navegante de Noya. Esta hazaña náutica, desde el punto de vista técnico fue más difícil que cruzar un océano. . También sirvió para desmentir el acta de continentalidad de Cortés, la fundación de Puerto Carenas (la actual Habana) y la fundación del Santuario de la virgen de la Caridad del Cobre.
Después de una fuerte turbonada, a la altura de Bahía Honda (en la costa noroccidental), atravesamos la barrera coralífera y nos adentramos en los manglares. Estábamos de arribada esperando que el viento amainara cuando se nos presentaron unos señores con pinta de funcionarios. Nos invitaron a conocer el pueblo cercano y como no teníamos otra cosa importante que hacer, los acompañamos. Compartimos vehículo con unos cuantos guajiros que recogimos por el camino y señoras de piel “prieta” ( como dicen allí) de mediana edad y voluminosas carnes tal como corresponde a una orgullosa descendiente de la etnia yoruba.
Después de un breve y caótico recorrido donde nosotros parecíamos el trofeo a exhibir (saludábamos a todo el mundo por el camino mientras gritaban. Aquí nos acompañan unos señores navegantes españoles para interesarse por nuestro pueblo). Casi sin que nos enteráramos, parecíamos los personajes de Bienvenido Mister Marshall y acabamos rodeados por una multitud que nos acosaban con preguntas como: ¿en que sector económico están interesados en invertir ¿ etc., etc.,
Estábamos tan abrumados que casi no nos dimos cuenta como nos llevaran a un coqueto chalet donde al parecer comeríamos. Inmediatamente pensamos que nos habíamos vuelto locos. Preparando la mesa había por lo menos seis embarazadas, otras tantas deambulaban por los pasillos y la cocina se mostraba colmada de señoras en estado de buena esperanza. Hoy en Coruña es casi un hecho excepcional ver una futura mama, Imaginaros estar rodeados de unas treinta, todas ellas en avanzado estado de gestación. Tal era el volumen de las señoras que cuando nos levantamos al servicio, tenías que dejar paso girándote. Esta operación la tenías que repetir varias veces porque salían embarazadas por todos los lados
Sentados a la mesa con un grupo de embarazadas, nuestros anfitriones tardaron en darse cuenta de nuestra extrañeza y cuando tímidamente nos atrevimos a preguntar, rompieron a reír.
Estábamos comiendo en una “casa de las mamás”. Al parecer el entorno para la gente que vive en el campo allí es muy duro y hay muy poca variedad de comida. Para garantizar una mínima alimentación , reúnen a las mamás en la última etapa del embarazo lo que les facilita a un tiempo el rápido traslado al hospital.
Pancho y yo suspiramos aliviados:
Menos mal… contestamos resoplando y moviendo la cabeza los dos a un tiempo, pues pensábamos que nos habíamos vuelto loc
Con relación al asunto de que el entorno engendra el mal, os recomiendo un artículo de Eduardo Punset que intentaré resumiros.
El mal se da en todos los extractos sociales. Si acaso los menesterosos tienen menos medios para causar daño y los potentados lo pueden hacer a lo grande.
Según Punset, el problema es que bajo la premisa equivocada de que hay que actuar con el entorno y no con el individuo, no estamos afrontando el problema real poniendo por ejemplo medidas para atender el caso de un psicópata que se pasea con la cabeza de su madre en las manos. ¿Podría haberse evitado si el personaje, dispusiera de una cuenta corriente abultada? Yo creo que no.
Prometeo, no entiendo el comentario ese de la economía. ¿Podrías explicarnos a qué te refieres?
En el caso concreto que citas la verdad es que nadie sabe qué hubiese pasado si ese sujeto tuviese una cuenta corriente abultada. De todas formas en ese caso concreto, según los datos de los que disponemos y aunque el señor Punset a menudo diga cosas estrambóticas, parece más que probable que si su familia tuviese una cuenta corriente abultada el enfermo estaría internado en un hospital.
La historia que narras es muy bonita, simpática y extraña al mismo tiempo. Ejemplifica cómo las personas se agrupan para solucionar los problemas de la mejor manera posible. Sin necesidad de que les digan lo que tienen que hacer.
En cuanto a que en Coruña es un hecho excepcional ver a una futura mamá me parece que exageras un poco.
Unha aperta,
Mikel
El problema es que los actores de la economía actual son las transnacionales o sociedades anónimas que como su nombre indica no tienen cara. Nosotros mismos a través de nuestros fondos de pensiones, es posible que estemos invirtiendo en empresas que provocan guerras de baja intensidad o como dice el artículo, ejercen la esclavitud en pleno siglo XXI.
Intentaré completar un poco lo que he comentado de Punset en un par de líneas. Al parecer el problema ambiental es solo uno de los factores y no el determinante. Cuando se ataca el problema con una visión tan reduccionista (incidencia solo del entorno socioeconómico), se descuidan otros enfoques importantísimos y no se les da solución adecuada a cada caso. Yo creo que tienes toda la razón sobre que el dinero te facilita la cura, pero no esta claro que evite que se produzca el problema. Por ejemplo el ochenta por ciento de los delitos están relacionados con la droga. Si se tiene dinero para pagarla, no es necesario delinquir. Si además sumamos que podrá acceder a buenos abogados es previsible que un rico no entre en la cárcel. Por esa razón quizás la inmensa mayoría de condenados a muerte en USA son negros o chicanos. Curiosamente estos no son los protagonistas de los crímenes más execrables. Quizás porque al poco tiempo de su carrera delictiva ya son detenidos, mientras los blancos más ricos tienen más margen para superarse.
Sin embargo y aunque ahora no podría precisaros exactamente cuantos personajes ilustres de la historia universal fueron hijos de alcohólicos con familias desestructuradas, pero fueron sorprendentemente muchos. Yo recuerdo un caso hace muchos años cuando vivía en una pequeña aldea. Un niño de allí asistía a las clases que organizábamos en una asociación cultural creada por unos cuantos jóvenes. Cuando teníamos algún acto, sus padres acababan siempre borrachos y aquel chavalillo enjuto y flaco los llevaba de la mano pacientemente a su casa. La mayoría de las veces se acostaría sin cenar. Siempre nos preguntamos que podíamos hacer y como acabaría aquel chaval. Desde las instituciones a pesar de nuestros esfuerzos no se hizo nada. Cuando finalmente los padres fallecieron una tía consiguió la custodia. Hoy es un hombre cabal que ha montado una familia y no puede oír hablar de probar el alcohol. Os puedo asegurar que muchos hijos de ricos bien alimentados y mimados no tienen su calidad humana.
Lo de la baja natalidad,… solo tienes que pasarte por una guardería. Gracias a los inmigrantes, que sino ya podíamos cerrar la mitad.
<outra apreta pra ti
Este sábado compré una alfombra para el baño en un centro comercial. La etiqueta, junto a las instrucciones de lavado, ponía en letras grandes: Hecho en la India por personas adultas. No puedo parar de pensar en ello. En el mundo o carretera, es cierto Paco, en la que estamos…
Bueno, veo que vamos a tener un pequeño y, como no, elegante debate, lo cual me alegra.
Respecto a lo que dice Prometeo.
Las malas actuaciones de las personas que originan desigualdades e injusticias sociales son responsabilidad de las personas que las realizan. Si una gran empresa toma una decisión injusta la responsabilidad es de los directivos que la tomaron, no de los accionistas. No se puede ser responsable de lo que no se conoce. Por lo menos en la moral que yo practico. Además, atribuirle la culpa a todo el mundo no hace sino difuminar la responsabilidad. En el fondo, opino que se está eliminando la individualidad a favor de la colectividad.
Sobre Punset, que no es santo de mi devoción y al que le oído decir algunas cosas realmente estrambóticas. El ambiente influye pero ¿tanto como para eliminar la libertad?
Me refería al caso concreto que citaste. Los medios materiales pueden ayudar a solucionar los problemas aunque muchas veces no los evitan y otras incluso los provocan. Estamos en lo de siempre: depende del uso que se haga de ellos. Y volvemos a la libertad y la responsabilidad de cada persona.
Por último, en cuanto a lo de la natalidad, hombre, yo no digo que vayamos viento en popa en ese aspecto, simplemente que me parecía un poco exagerado eso de que es un milagro ver a una mujer embarazada en Coruña. En los últimos cuatro días yo he visto a tres o cuatro y tengo una compañera de trabajo que acaba de dar a luz.
Ahora vamos con Towanda. Soy contrario al trabajo infantil porque un niño debería crecer y desarrollarse en un ambiente favorable, propicio, positivo y cómodo. Y el mundo laboral no es ese ambiente. Ahora bien, me pongo en la situación del señor que lo mandan a la India a montar una fábrica de camisas. Llega allí y se encuentra con un montón de familias pobres que malviven cerca de la fábrica. La mayoría son ancianos, mujeres y niños ya que los adultos en edad de trabajar han emigrado a la gran ciudad más cercana, han muerte en alguna guerra o se dedican a la agricultura para sobrevivir. El hombre piensa que necesita mano de obra y que hay una serie de tareas que bien las podría hacer un niño o un joven. Al mismo tiempo, y como es una persona preocupada establece una horario asequible y también pone en marcha una escuela para enseñar a los niños a leer y a escribir dentro del horario laboral. Se las arregla para darles de comer, también dentro del horario laboral y alecciona a los supervisores para que los niños sean tratados con el máximo respeto. Eso sí, se han de comprometer a realizar el trabajo. Para hacerlo bien sólo permite que acudan a la fábrica niños de entre diez y 18 años. ¿Comprarías esa camisa fabricada por un niño?
Otro matiz con relación a los “posibles” y el mal. La madre que acabó decapitada por su hijo no podría hacer mucho por ser aquel mayor de edad. Para ingresarlo en un centro psiquiátrico tendría que dictaminarlo un juez. El problema era que su hijo no quería ingresar y no podría obligarlo. No es el mismo asunto que las listas de espera de la seguridad social.
Esto me hace recordar una historia que al parecer fue cierta y creo que leí a Joseph Conrrad:
Un inmigrante chino que se había hecho multimillonario, decide retirarse y volver a a su tierra. Resuelve dejar a su familia la mitad de sus bienes y marcharse con la otra parte. Su familia pide su inhabilitación psíquica, pero el se había anticipado (se ve que los conocía bien) y unos días antes había contratado los servicios de los mejores médicos y peritos del país para que certificaran que estaba bien cuerdo.
Cuando finalmente llegó a Shangai, entró en un hotel de lujo y el director no quiso alojarlo pues al parecer aquel establecimiento no admitía chinos. El insistió, le dijo que tenía suficiente dinero y que era una persona educada que estaba acostumbrado a hoteles de ese tipo. Como no consiguió hacer que el empleado cambiara de opinión, se marcho prometiendo volver. Cuando así lo hizo, el director le increpó más duramente para que se marchara. El serenamente le contestó: El que se tiene que ir es usted. He comprado el hotel, soy el nuevo propietario y mi primera decisión ha sido prescindir de sus servicios.
Bueno, hace un siglo llamaría mas la atención. Ahora ya sorprende menos con ciento cincuenta millones de millonarios chinos que acaban de adquirir Wall street, y hacer reconocer a los grandes popes de la economía que Roma ya no esta en Roma.
Fermoso conto o do señor que vai montar a súa fábrica na India e se dedica a instruir os nenos pobres, pero para que vai querer unha multinacional montar unha fábrica a miles e miles de kilómetros nun sitio onde non hai man de obra adulta se é iso o que está a procurar? Eles, que teñen mans adultas de sobra para traballar aquí, van buscalas no sudeste asiático e ao chegar alí con todos os tinglados para montar a fábrica descubren -¡oh, sorpresa!- que só hai nenos pobres que poden facer o traballo por catro patacóns e que poden soportar longas xornadas sen que ningún sindicalista nin inspección de traballo algunha veña a incordiarlles. Que mala sorte. ¡Mecachis!
La verdad es que no es un cuento, sólo era un ejemplo al que, por supuesto, se le pueden poner todos los peros posibles, como a todos los ejemplos. También lo podemos cambiar y decir que son mitad y mitad (adultos-niños).
Y ya que estamos, supongo que lo mejor es que las empresas se queden aquí, y que nunca monten fábricas en otros países, no vaya a ser que nosotros nos quedemos sin trabajo.Y en los otros países, bueno, esos que se las arreglen como puedan. Ahora resulta que no queremos que las multinacionales se vayan de aquí y al mismo tiempo criticamos que se establezcan en otros países (que fue lo que hicieron aquí). Cuando menos resulta paradójico.
En cuanto a los sindicatos y las inspecciones de trabajo, bueno, no sé…
Repito, no defiendo el trabajo infantil. De todas formas habría que matizar. ¿Puede ponerse a trabajar un chaval de 12 años, de 13, de 14, de 15, de 16, de 17? No hace mucho tiempo, y aún hoy, algunos lo hacen.
Tal y como dice la señora Verdura, el problema está en las condiciones de trabajo y entiendo que no en el hecho de que un menor de edad trabaje. Y ¿quién regula las condiciones de trabajo? ¿Los poderes públicos o las empresas?
Unha aperta,
Mikel
De todos modos, ya sé que las cosas no son como en el ejemplo y que muchas niños viven en condiciones lamentables, explotados por multinacionales y por todo tipo de desalmados. Y eso debemos evitarlo en la medida de nuestras posibilidades. Pero también hay que matizar, analizar cada caso concreto, intentar no establecer generalizaciones que de poco sirven y promover las actuaciones necesarias para que muchas cosas cambien. ¿Acaso no es la ética rentable?
Mikel