La Voz de Galicia
Seleccionar página

Cuando comienzan las vacaciones de verano se revivenun montón de sensaciones que te  hacen recalcular el trayecto de tu historia.

La temperatura, la luz, el mar colonizado, la canaña vocinglera explorando espacios y tiempos nuevos, los machos adolescentesestrenando nuevo plumón, aprendiendo los primeros acordes del cortejo y amenazando futuras luchas territoriales; lasadolescentes hembras disimulando miradas escudriñadoras del efecto que producen las primeras galeradas de su personalidad y atractivo. En todos ellos los reconoces y te reconoces.

Si veraneaste en el mar, los graznidos y vuelos de las gaviotas tienen el efecto magdalena de Proust mojada en pasión, serenidad, lejanía y olor a brea.

Las gaviotas son unos seres polisémico y polivalentes que tan pronto evocan a Juan Sebastian Gaviota que al PP. Las gaviotas provocan sensación tanto de libertad como de desconfianza; en estas tierras son de tamaño pavo, pico de ganzúa y polluelos gris ceniza que metenla misma bulla.  Las gaviotas no caen demasiado bien por que tienen un graznido provocador, semejante al  banderillero cuando cita al toro, un “!Éh, eh! eh! , seguido de una ristotada con poderío y mofa.

No son animales sociables , no defecan, descargan donde les peta un engrudo corrosivo que cuesta limpiar y encima, no valen para comer.

Las gaviotas no vuelan como pájaros, planean como alas delta; no te miran a los ojos y te roban la tapa en un picado pirata sorpresivo.

Las gaviotas son vagas, prefieren gorronear los desperdicios de los barcos y la basura en vez de ir a lo suyo.

Viendo y escuchando el fin de semana a las gaviotas, eché cáculos de veranos vividos, resitué personajesya muertos con los que  compartísangre, sudor y arenay hasta llegué a pensar que los humanos tenemos mucho más de gaviota de lo que pensamos.