La Voz de Galicia
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Hace décadas Jay Haley – un prestigioso terapeuta familiar- publicó un ensayo titulado “Las tácticas de poder de Jesucristo”, dónde describiendo al detalle cómo se fragua el éxito de los llamados populismos.

Las tácticas que desarrolló Jesucristo para incitar el movimiento social que provocó  han sido emuladas por casi todos los líderes de multitudes, veamos las más destacadas.

Luchar por el poder organizando a los desposeídos y pobres es la primera acción, retomada desde entonces por todos los grandes adalides y revoluciones.

Aprovechar la ignorancia y la mitología de la época y el lugar, para alimentar  la idea de que “ puede llegar un hombre y cambiarlo todo”, ya sea Mesías, libertador o caudillo.

Conseguir popularizarse y darse a conocer utilizando un lenguaje llano y profético. Jesucristo lo hacía en las calles, actualmente en la televisión y las redes sociales. Chavez, Fidel, Putin, Trhump, Bolsonaro… dan sermones en la tele pero además cuentan chistes, cantan boleros, regañan a los chicos y provocan a las damas. Un lenguaje impecable para las masas ignorantes que se identifican con las formas sin comprender el contenido.

Jesús apoyó la ortodoxia de la religiosidad imperante para poder cambiarla ya que ese apoyo evitaba su defenestración inmediata. Insistió en que no sugería ningún cambio y luego propuso el cambio. Los nuevos populistas hacen lo mismo ,acatan las reglas de la democracia libre y luego pretende cambiarlas  para asentar su reino.

Jesucristo insistió en que sus ideas no se desviaban de la religión establecida sino que eran una expresión más verdadera de las mismas. Los actuales  hacen lo mismo con el sistema democrático y constitucional igual que otros grandes líderes lo hicieron antes, Lenin sostenía el principio de la mayoría, pero insistía en que la minoría, era en realidad la mayoría. Algo parecido hizo Hitler.

Jesús utilizó la táctica del “ataque personal audaz” cuando expulsó a los mercaderes del templo. Cuanto más audaz es el ataque, más conocido será el atacante siempre que el hecho trascienda ampliamente. Los actuales populistas destacan por sus provocadores y corrosivos ataques/tuits al adversario político. Los populistas sólo se callan cuando sus bravatas no obtienen un eco mediático en la opinión pública.

Finaliza Haley su ensayo construyendo la hipótesis de la ejecución de Jesucristo como un error de cálculo por su parte: ¿Quién habría adivinado que el Sanedrín lo condenaría, que Pilatos se lavaría las manos y dejaría la decisión al pueblo, y que ese pueblo, al que tanto arengó pediría su muerte? Ni siquiera un maestro en estrategias podía tener en cuenta todas las posibilidades incluyendo, sobre todo, el azar.

A nada que uno mira a derecha e izquierda, es fácil identificar la actualidad  de estas viejas tácticas evangélicas.